Santisteban del Puerto, cuna de El Condado, ha acogido en los primeros tiempos como primeros pobladores de esta tierra a los dinosaurios, de los que aún se conservan sus huellas. Se trata de icnitas localizadas en el paraje denominado de las Erillas Blancas, a una distancia de 1 Km. del casco urbano, junto a la carretera comarcal en dirección a Linares. Según los trabajos científicos realizados, tienen su origen en la Era Secundaria, hace 230 millones de años. Estas huellas, únicas conocidas de esta especie, pertenecieron a un animal vertebrado y bípedo, de la familia de los arcosaurios. Ya en la prehistoria, en el Paleolítico, esta zona fue habitada por los primeros humanos según los vestigios repartidos por todo su término municipal: restos de utensilios en piedra, las pinturas rupestres de las Cuevas del Apolinario y de la Morciguilla, declaradas Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, y asentamientos en otras cuevas de Sierra del Oro y la Alameda, como la cueva del Romeral, salto del Fraile, la Cespera y otras. También, utensilios del Neolítico encontrados en la finca de Escalona, al Suroeste de término, como hachas pulimentadas, restos de cerámica y molinos de mano.
Posteriormente fueron los Íberos, con sus tribus oretanas (de Oretania), los que habitaron estas tierras, uno de esos asentamientos se encontraba en la meseta del castillo de San Esteban como demuestran los exvotos en hierro y bronce encontrados con figuras humanas y cabezas de águila, que se encuentran en la Real Academia de la Historia, o el gran número de piezas de cerámica. Pero los hallazgos más importantes se encontraron en las zonas de Perotito en el centro del término municipal, y al norte en la Alameda, los tesoros allí encontrados se encuentran en el Museo Arqueológico Nacional y el Museo de Jaén respectivamente.
También los fenicios y griegos alcanzaron estas tierras de Santisteban del Puerto, al que llamaron Itangi. Sin embargo, la romana es la que más marcó, con su paso, la identidad cultural del municipio, dejando así como legado de su estancia el desarrollo y esplendor siempre atribuidos a la ciudad de Ilugo (nombre romano de Santisteban del Puerto). Uno de los hallazgos que atestiguan la presencia de la civilización romana en Santisteban es el pedestal de la estatua de Adriano en sus inmediaciones. Durante este período, la ciudad se erige como un referente de progreso debido a dos factores principales: su localización fronteriza entre las regiones Ulterior y Citerior, perteneciendo a esta última; y la disponibilidad de dos importantes vías de comunicación: la Vía Augusta y la Vía Cartaginense como ejes fundamentales del comercio y el desarrollo económico y que se unen prácticamente en estas tierras. Como herencia cultural de esta civilización, Santisteban del Puerto conserva columnas, lápidas, el mosaico de la “Peñuela” que acoge el Museo Provincial, monedas, capiteles y demás hallazgos que demuestran la grandiosidad y riqueza alcanzadas en esta época.
Tras la dominación romana, Santisteban del Puerto acogerá en el siglo V a la cultura visigoda, que rebautizará a la ciudad con el nombre de San Esteban. Algunas pruebas que demuestran su estancia en dicho municipio son la pila bautismal de “La Peñuela” que se encuentra en el Museo Arqueológico Nacional, los capiteles de la iglesia de Santa María del Collado y unas hebillas visigodas custodiadas en el Museo Británico de Londres.
En el siglo VIII otra gran civilización dejará una huella indeleble en la ciudad: la cultura musulmana. La presencia de los musulmanes en estas tierras marcó una de las épocas de mayor apogeo y magnificencia de Santisteban del Puerto, no solo por la riqueza cultural aportada por esta civilización sino también por la situación estratégica siempre vigente en sus construcciones arquitectónicas. Su nombre se mantuvo aunque un tanto arabizado, Sant Astiban.
Uno de los edificios más representativos de este período es el castillo de San Esteban al que los musulmanes otorgaron una excepcional importancia durante muchos años por su posición fronteriza entre el reino moro y el cristiano. Los primeros musulmanes que conquistaron estas tierras fueron Banu Habil-Mundir ben Hurayz y sus tres hermanos Habil, Amir y Umar hasta que, en lucha interna, fueron derrotados por Abd-al Rahman III.
El fin de la ocupación musulmana llegó con la Reconquista que penetró en las tierras de Santisteban del Puerto abanderada por el rey Fernando III hasta, finalmente, hacerse con el control del territorio en el año 1226. Posteriormente, en el año 1254, Alfonso X, decidió anexionar el pueblo de Santisteban del Puerto a Úbeda.
No obstante, Sancho IV reconoce, mediante Carta Foral, el privilegio de Villa Real a Santisteban del Puerto en la que será una de las fechas claves en la historia de esta localidad, el 15 de Marzo de 1285. Una concesión que, posteriormente, será revalidada el 3 de Agosto de 1295 por su hijo el rey Fernando IV y que, al tiempo, otorgará a la Orden de Calatrava.
Este pueblo, además de su relevancia histórica y cultural, también ha tenido una importancia decisiva en el transcurso de algunos hechos políticos de carácter nacional como lo fue su apoyo a Pedro I frente a Enrique III en la guerra de sucesión del reino. Tras la victoria de Enrique II en la batalla de Montiel el 14 de Marzo de 1369, Santisteban del Puerto perdió su privilegio de villa y pasó a convertirse en señorío de D. Men Rodríguez de Biedma, uno de los principales defensores del rey Enrique.
La importancia alcanzada por el señorío lleva a Santisteban del Puerto a conseguir el rango de Condado. Durante este período, el rey Enrique IV cede la villa junto con los territorios de Castellar y Navas a D. Sánchez de Benavides, que se convierte en el primer conde de Santisteban el 21 de Septiembre de 1473. Después de diez condes al frente de Santisteban, el condado llega a su fin para dar paso a un ducado del que D. Manuel de Benavides y Aragón será su primer duque.
Durante los 265 años que ha estado vigente el Condado histórico, Santisteban del Puerto ha estado compuesto por los actuales términos municipales que corresponden a las jurisdicciones de Santisteban, Aldeaquemada, Castellar, Montizón, Navas de San Juan, parte de Arquillos y parte de Ibros, hasta que las Cortes de Cádiz decretaron la abolición de los señoríos.
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