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Opinión

MATRIMONIO DE CONVENIENCIA

por Ana Crespo

¿Qué tienen en común Don Quijote, la Celestina, Lolita, Don Juan, la criatura de Frankenstein, Sherlock Holmes y Drácula, por citar algunos? Todos son personajes literarios en sus orígenes, pero sus semejanzas van más allá: todos han viajado desde las páginas de los libros hasta implantarse, casi siempre con un gran empujón del cine, en la cultura popular. Y a veces, los que han leído las obras originales denostan ese tránsito, que en ocasiones desvirtúa la obra o produce equívocos. Pero otras veces, la criatura cinematográfica se libera del libro y tiene un gran valor por sí misma.

Me gustaría hablar de Drácula, una de las figuras literarias que cuenta con más interpretaciones. Aunque el vampiro más conocido sea el de Bela Lugosi en el Drácula de Tod Browning, hay uno mejor, que por cuestiones de derechos se llamó Nosferatu, y vino de la mano de Murnau. Esta adaptación es la más antigua que se conserva del mito, y además una de las mejores, si no la mejor. Es una película expresionista, con pinceladas románticas y góticas. Y fiel a la novela no tanto en el argumento como en el contenido simbólico, a pesar de que en ella se tuvieron que efectuar cambios accesorios para evitar pagar derechos de autor a la viuda de Bram Stoker. Así, Drácula se convierte en Orlok, Mina Harker en Ellen Hunter, y Van Helsing en el Profesor Bulwer. Además, Orlok, el vampiro, experimentó notables cambios físicos: Murnau le añadió dos largos comillos y garras, además de una forma de andar patética. Los cambios, accesorios como he dicho, no evitaron que la historia fuera fiel. Tanto que la viuda impuso una demanda y ganó el juicio, pero la compañía se declaró insolvente para no pagar los derechos. El tribunal decretó que las cintas de la película debían destruirse.

Cine y literatura exigen tratamientos diferentes, pero eso no significa que tengan que estar reñidos, como a veces nos empeñamos en creer. El matrimonio cine-literatura ha sido siempre un matrimonio de conveniencia, a veces mal avenido, pero que en muchas ocasiones ha brindado diferentes y estupendos entretenimientos. Como Nosferatu, película de la que afortunadamente, sobrevivieron las suficientes copias como para que haya llegado hasta nuestro tiempo, y podamos contemplar un gran ejemplo de lo que puede dar el matrimonio cine-literatura cuando se lleva bien.



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