¡Hola! Soy Ana y estudio Traducción en la Universidad de Valencia. A parte de ser una fan de los idiomas y aprender sobre ellos en mi carrera, me encanta hacer deporte y bailar; no puedo estarme quieta. Un día, hace unos cinco años, descubrí esto de la danza del vientre y, vaya, me encantó. Con el tiempo he ido investigando y la verdad me he quedado bastante sorprendida con todo lo que esta modalidad de baile ofrece (iré mostrando poco a poco sus maravillas). Bien, dicho esto, ahora me toca admitir que esta página no iba a ser más que un trabajo para una de mis asignaturas pero se me ocurrió convertir la obligación en afición juntando ambos contextos.
Antes de empezar, debemos saber un poquito sobre esto ¿no creéis? De acuerdo, pues. La danza oriental es una de las más antiguas del mundo y aúna elementos de diferentes países de Oriente Próximo, Oriente Medio y Norte de África. Se basa sobretodo en movimientos de cadera que se van uniendo a los del pecho, cabeza, brazos y desplazamientos por el escenario más o menos complejos.
Por último, una cosa que no se puede negar es el exotismo que siempre ha envuelto a este baile por venir de las tierras del desierto, de medinas con zocos repletos de gentes ataviadas con ricos velos de seda, con pillos ladrones, lámparas y alfombras mágicas y suntuosos palacios en cuyas entrañas se esconden los jardines de frescas fuentes y... en sus rincones más secretos, el harén del sultán.
Antes de nada, su término inicial fue Raqs Baladi (danza nacional), con claro protagonismo de los movimientos de cadera y escaso o ningún desplazamiento. A su evolución se le puso el nombre de Raqs Sharki, traducido literalmente como Danza Oriental. Y, posteriormente, en el siglo XVIII se le puso el nombre de Belly Dancing en los cabarets de Chicago, popularizándose el término "Danza del Vientre" en español que hace una clara alusión a la parte del cuerpo cuyo movimiento predomina en todo momento.
Como bien se dice de esta disciplina, es misteriosa y, de hecho, este misterio envuelve sus orígenes e impide que los que investigamos sobre ellos averigüemos un lugar o modalidad primigenios. Así surgen las polémicas y, para no posicionarme en ninguna, haré breve alusión a la mayoría.
Al principio, la representación era llevada a cabo por una mujer más o menos joven, más o menos bella que improvisaba sobre la marcha al ritmo de la percusión y melodía que en ese momento surgiese. La imagen actual de este baile se ha creado a partir de la base que crearon los cabarets del siglo XVIII, durante el cual se popularizaron las rutas mercantes de la seda y Occidente quedó encandilado con el exotismo de Oriente. Posteriormente, Holliwood, con sus recreaciones de los harenes, se encargó del resto creando complicadas coreografías con multitud de bailarinas. Hoy en día, existen numerosos grupos de baile tanto profesionales como aficionados y los festivales de Raqs Sharki más prestigiosos son los celebrados en la ciudad de El Cairo, en concreto el Ahlan Wa Sahlan.
En la Danza Oriental hay un sinfín de modalidades y cada una tiene marcado más o menos estrictamente un tipo de traje y complementos diferentes. No voy a mostraros todos los estilos que hay, sino unos pocos. Aquellos que conozco más, o con los que más he disfrutado al bailarlos.
La danza tradicional es protagonizada por dos hombre que escenifican un combate. Pero también hay mujeres que la bailan y ellas lo hacen de manera muy diferente. Los movimientos más utilizados con el sable por las mujeres son los equilibrios con cualquier parte de su cuerpo (cabeza, pecho, caderas, brazos, piernas...). Con esto se muestra fuerza y destreza, ya que, aunque el sable no esté afilado pesa entre 3 y 4 quilos. La música que se utiliza es lenta y con la percusión como protagonista, permitiendo tener el sable durante más tiempo en equilibrio mientras se hacen giros o se trabaja en el suelo, siempre con movimientos muy marcados y sinuosos
Se trata de un baile que une movimiento y luz. Aunque se considere como una variación de la danza cn candelabro, antiguamente las bailarinas no colocaban las velas sobre la cabeza, sino que imitaban al candelabro sujetando las velas alrededor da sus ropas. Pueden utilizarse copas con las velas en su interior o unas velas con forma esférica cuya llama se sitúa dentro de la misma cera. Con la mano en totalmente extendida y recta, la bailarina debe mantener las velas en equilibrio mientras ejecuta sus movimientos y abre y cierra alternativamente los brazos haciendo juejos de luces y sombras sobre su cuerpo. Esta modalidad crea una atmósfera muy íntima ya que la iluminación es muy escasa o nula en el escenario, dando protagonismo a las velas
Es un estilo completamente moderno; su origen se encuentra en los grandes escenarios de los años cuarenta. En Oriente se usa tan solo para la presentación (1 minuto aproximadamente), pero en Occidente hay total libertad en su uso, solo en la introducción, durante toda la coreografía, dos velos, siete velos... Para la famosa Danza de los Siete Velos existen diversas versiones que intentan explicar su origen. La más extendida es el mito de Ishtart, Diosa babilónica del amor y la fertilidad. Su amor, Tamuz, había sido llevado al inframundo y para recuperarlo, Ishtart debía cruzar los siete portales del submundo dejando en cada uno de ellos uno de sus velos. En esta historia el velo representa lo oculto, revelando cada vez que se quitaba uno, una parte de su alma, liberando su espíritu. Esto la lleva con su amado. A partir de esta leyenda, el velo simboliza el alma femenina. Esta danza está llena de misterio y sensualidad y la bailarina debe usar el velo como una extensión de su propio brazo exteriorizando las emociones transmitidas por la música.
Las alas de Isis son telas gigantes, plisadas y que incorporan una varita de alambre para poder cogerlas mejor y su origen data, más o menos, de principios o mediados del siglo pasado. Por lo tanto es un elemento recientemente incorporado a la danza árabe. Igual que con velos, bailar con Alas de Isis requiere destreza y práctica, ya que los movimientos deben ser suaves y los brazos deben haber adquirido fuerza y soltura suficientes para dar la impresión de que flotan en el aire y de que el elemento no pesa nada. En cuanto al resto del cuerpo, lo más espectacular son los desplazamientos y los giros. La música incorpora muchos instumentos de viento siendo más rápida o lenta a gusto de la(s) bailarina(s), de todas formas suele ser muy fluida y casi sin presencia de percusión.