Historia de Juventudes Socialistas de España

FUNDACIÓN

Aunque la condición social y laboral de la juventud a finales del siglo XIX abría un extensísimo campo de actuación reivindicativo a los jóvenes proletarios del momento, salvo excepciones, como en el caso de la juventud obrera austríaca, no sería ésta la motivación fundamental para la organización de los jóvenes obreros. En efecto, las condiciones de trabajo de los jóvenes-jornadas laborales que sobrepasaban las doce horas; situación jurídica lamentable; ausencia casi absoluta de higiene y seguridad en trabajos peligrosos nocivos, etc.; salarios de miseria muy por debajo de los de los adultos -o su vehemente discriminación y marginación social -analfabetismo, alcoholismo, bajísimo nivel cultural- no constituyeron el punto de partida para plantear la necesidad de la organización autónoma de la juventud obrera.

La piedra angular de la organización de los jóvenes socialistas la constituiría el antimilitarismo. La necesidad de organizarse para luchar contra el poder militar surgió en los jóvenes a partir de una doble vertiente. Por un lado, tendría decisiva influencia el auge impresionante del armamentismo en la Europa de los imperialismos pugnantes por el control de los mercados. Esta situación, que se agudiza en los primeros decenios del siglo XX, llevaría a la conflagración mundial de 1914 a 1918, obligó a los jóvenes a dar la voz de alerta dado que ellos serían los primeros afectados, como "carne de cañón", en las luchas entre burguesías nacionales. Por otra parte, la cada vez mayor utilización de los ejércitos para la reducción de huelgas o conflictos laborales en general planteaba no sólo a los jóvenes, sino al proletariado en su conjunto, la obligación de minar desde dentro los ejércitos.

Pronto llegaría a España el eco de la organización de los jóvenes socialistas a través de un hombre que habría de jugar un papel clave en la creación de las Juventudes Socialistas de España: Tomás Meabe. Desde su incorporación al socialismo vasco -sin duda el más potente del país- procedente de las filas del nacionalismo "aranista", Meabe fue una de las plumas socialistas que con mayor dureza arremetió contra el militarismo español sintiendo en su carne la represión estatal por tal motivo.

Convencido de la importancia de la organización de la juventud socialista encontraría Meabe una excelente oportunidad para hacer extensivas sus ideas. El ejemplo de los jóvenes bilbaínos que se lanzaron con gran entusiasmo al trabajo, participando ya en la campaña de los socialistas bilbaínos con motivo de las elecciones municipales de octubre de 1903, sería inmediatamente seguido por los jóvenes de otras localidades vascas y del resto del Estado.

CONGRESO CONSTITUYENTE

Todo el campo de actividad de los jóvenes socialistas exigía una coordinación dado edesarrollo que las juventudes iban adquiriendo; se iniciaba un proyecto de Federación que culminaría con la celebración en abril de 1906 del I Congreso (constituyente) de la Federación Nacional de Juventudes Socialistas de España (FNJSE).

En los balbuceos de las juventudes, en sus comienzos, observamos algunas de las características que configuran la organización en toda su primera etapa hasta alcanzar lo que podríamos considerar su madurez organizativa.

La ausencia de un auténtico programa de reivindicación juvenil, que será un mal endémico de la organización hasta los años de la II República, sería el primer rasgo definidor a señalar. El "programa" se circunscribe, como el de belgas y franceses, a la lucha contra el militarismo (realmente dura y difícil en la España de principios de siglo XX), que entre otros dejaría fuera de la organización a Tomás Meabe, al tener muy pronto que emigrar al extranjero por concentrarse contra él multitud de procesos incoados a causa de su pluma antimilitarista y anticlerical, y a lo que podríamos denominar "moralización de la vida de la juventud". Sobre la ética del "ascetismo antialcohólico, anticlerical y antitaurino" habría que señalar que ésta tiene, además de una carga moral, una carga revolucionaria que consiste en intentar organizar a la juventud para la revolución socialista luchando contra los elementos que la apartan de esa meta: "...hermoso caudal de energía que se pierde... organicemos para la lucha a la mocedad socialista..." Sólo de forma marginal se analizan cuestiones tan fundamentales como la situación laboral de los jóvenes obreros, sus derechos políticos, la formación profesional, la discriminación por edad, los jóvenes campesinos, los aprendices... Falta un programa y probablemente también capacidad teórica para desarrollarlo; en este sentido, la ausencia de Meabe puede considerarse fundamental. Aunque los planteamientos del fundador son fruto de un complejo eclecticismo político (socialismo utópico, radicalismo, marxismo, humanismo...) es indudable su capacidad teórica y analítica.

INGRESO EN EL PSOE

Otra característica de la organización, que será una constante de la Federación de Juventudes Socialistas a lo largo de toda su historia es la polémica permanente sobre la relación Partido/Juventudes. Trataremos de centrar el debate -aunque por si sólo merecería un estudio más amplio- al menos en sus orígenes y lo desarrollaremos según vayamos avanzando cronológicamente ligado al resto del análisis sobre la historia de las Juventudes.

El Socialismo internacional tiene una responsabilidad histórica que asumir en cuanto al desarrollo de las Juventudes Socialistas. Podemos afirmar que, salvo raras excepciones, en ningún país se vio con buenos ojos la organización independiente de los jóvenes. España no fue la excepción. El mismo Iglesias compartía las posiciones de los veteranos internacionalistas.

A pesar de que en España esta relación no llegó a los extremos de otros países como Alemania, donde en 1908, con apoyo de los socialistas, se prohíben las asociaciones de jóvenes, lo que supondría un golpe mortal para la Internacional Juvenil Socialista recientemente creada, existirá un ambiente receloso desde la dirección del Partido y permanentemente tutelar. De cualquier modo, en el VII Congreso del PSOE, celebrado en Madrid en octubre de 1905, las Juventudes ingresaron en el PSOE en 1908, donde el ingreso se replantaría al haberse constituido éstas en Federación en 1906.
Como hemos indicado anteriormente, se reunió en Bilbao, del 14 al 17 de abril de 1906 el Congreso constituyente de la Federación de Juventudes Socialistas de España. Lo más destacable del Congreso es la aprobación de los estatutos de la Federación, instrumento que posibilitará el desarrollo orgánico de la misma. Los jóvenes socialistas aprobaron, una proposición relativa al ingreso de las Juventudes en el Partido y la adhesión de éstas a la Internacional Juvenil Socialista.

NACE RENOVACIÓN

En febrero de 1907, aparecería por primera vez Renovación, como boletín de la Federación de Juventudes Socialistas de carácter semestral. Por aquel entonces la guerra de Marruecos se convertiría en el principal caballo de batalla del Partido Socialista y, por supuesto de la Federación de Juventudes Socialistas de España sobre todo si tenemos en cuenta el bagaje de antimilitarismo con que surgieron.

LUCHA CONTRA LA GUERRA:

En su lucha contra la guerra, las Juventudes se plantearon, dadas las características de la sociedad española, como principal consigna el "o todos o ninguno" que El Socialista abanderaría. Se trataba, como primer objetivo, de evitar su participación en el conflicto gracias a la "redención a metálico". El capitalismo español mostraba bien a las claras que los conflictos bélicos sustentaban una pugna de intereses entre burguesías en la que los jóvenes obreros eran el instrumento de defensa de tales intereses.
A pesar del escaso número de militantes y de la falta de medios de apoyo, las Juventudes no sólo asumían iniciativas importantes como la campaña por el servicio militar obligatorio, sino que comenzaban a desarrollar otras actividades dentro del ámbito cultural y formativo que las habían de caracterizar en su futuro.
El año 1910 fue de ferviente actividad política de las Juventudes contra la guerra de Marruecos, lo que llevaría a multitud de jóvenes a dar con sus huesos en las cárceles. Entre 1912 y 1914, las Juventudes Socialistas batallaron contra la guerra de Marruecos y la ley de Jurisdicciones, crearon grupos de salud y cultura, programaron excursiones, hicieron mítines, participaron en la campaña de recogida de firmas contra la guerra (1.000.000), iniciada por el PSOE y crecieron triplicando su militancia y se extendieron a prácticamente todo el país.

LA HUELGA GENERAL DE 1917

Sería en 1917, cuando el Partido Socialista y la Unión General de Trabajadores llegaron a la conclusión de que era necesario ir a un movimiento revolucionario que trajera un régimen democrático con la convocatoria de elecciones a Cortes Constituyentes realizadas por el Gobierno Provisional. La huelga general llegaría en agosto precipitada por la huelga de ferroviarios. El movimiento fracasó en sus objetivos, siendo su balance de muchos obreros muertos y el Comité de Huelga detenido en Cartagena condenado a cadena perpetua. Pero algo había quedado claro: la enorme potencia que, en 1917, había alcanzado el proletariado español.

Resultaría necesario un estudio más profundo para matizar la intervención de las Juventudes Socialistas en estos acontecimientos, diferenciada del papel del PSOE y la UGT. De cualquier manera nos inclinamos a pensar que los jóvenes aceptaron la dirección del Comité de Huelga en el que estaba Andrés Saborit, con Besteiro, Anguiano y Caballero y se sumaron a las movilizaciones. A la cabeza del movimiento estaba, con otros tres militantes socialistas, el presidente de la FJSE que, unos meses después, convocadas elecciones generales para el 24 de febrero de 1918, y elegido diputado junto con sus compañeros del Comité, se convertiría en el primer afiliado a las JSE que llegaba a ser diputado.

LA ESCISIÓN:

El conflicto preliminar entre juventudes y el partido que anteriormente hemos analizado, tendría su culminación en la ruptura provocada en el socialismo español a raíz de la Revolución Rusa y la constitución de una nueva internacional obrera: la III Internacional. La clase obrera mundial entra en un debate sobre la reorganización internacional del socialismo, la discusión, que en España terminará con la escisión del Partido Socialista y la pérdida para éste de su organización juvenil, se produce a lo largo de los años 1919 a 1921.
Constituida la III Internacional en Moscú en el año 1919 el Partido Socialista convocó un congreso extraordinario con el fin de tratar sobre la organización internacional del proletariado. En el congreso se acordó continuar en la II Internacional para tratar de mantener unido al movimiento obrero socialista en el ámbito internacional y, a la vez, cambiar el carácter que la organización había tomado con los acontecimientos de los últimos años, exigiendo responsabilidades a los dirigentes que habían traicionado los principios del socialismo.
En las Juventudes Socialistas la definición política sería mucho más claramente pro bolchevique. A pesar de la ambigua resolución del Congreso Extraordinario del PSOE de 1919, las juventudes consideraron que el partido se había puesto "en espíritu" del lado de la III Internacional y en su V Congreso ordinario, celebrado en Madrid del 14 al 17 de diciembre de 1919, decidieron la incorporación de la Federación de Juventudes Socialistas a la nueva internacional dirigida por Lenin.
La disparidad entre el planteamiento del Ejecutivo de la Internacional Comunista y la Ejecutiva del PSOE llevó a ésta inevitablemente, al enfrentamiento con aquél. La Federación de Juventudes Socialistas, celebró también en 1921, del 16 al 20 de abril en Madrid, un último Congreso extraordinario. En él, los jóvenes decidieron integrarse en el recién creado Partido Comunista Obrero Español (el de los escindidos del PSOE) para construir la Federación Juventudes Comunistas de éste. Hasta pasados diez años no se volvería a encontrar en situación similar a nivel orgánico.

REORGANIZACIÓN

El Partido Socialista, a pesar del duro golpe que supuso la escisión en el ámbito juvenil y del papel jugado en ella por la juventud socialista se lanzó a la reorganización, quizá con el criterio de mantener la nueva juventud marginada de la actividad marcadamente política para incidir más en los aspectos formativos y recreativos.
Muy pronto fue designado por la C.E. del PSOE un Comité Provisional, que comenzó a editar de nuevo Renovación, llegando éste a tener una tirada de 4.500 ejemplares y jugando un papel importante como catalizador de la reorganización. El Comité Provisional convocó para el día 12 de noviembre de 1925 una Conferencia Nacional de Delegados de las Juventudes Socialistas con el fin de "legalizar" los nombramientos hechos por la Comisión Ejecutiva del PSOE.
Los acuerdos adoptados en aquella conferencia demuestran lo que decíamos en lineas anteriores, ni un solo posicionamiento político. Solamente hay acuerdos relacionados con la formación: organizar cursos de educación societaria, editar folletos de propaganda, etc., o, siguiendo la tradición, relacionadas con el antimilitarismo: "hacer una intensa campaña pacifista, con un amplio programa de reformas en este sentido".
A pesar de que, desde dos años antes, imperaba en España un régimen de dictadura, instaurado tras la sublevación del capitán general de Cataluña, Miguel Primo de Rivera, las nuevas Juventudes no osaron definirse en cuanto al régimen; quizá por la actitud no beligerante que el PSOE y la UGT habían adoptado. No obstante, la dejación de los jóvenes en cuanto a su posicionamiento político propio, el Congreso, en otros campos, avanzaba enormemente a la organización con relación a otros de la etapa 1906-1921. Si no un complejo programa reivindicativo juvenil si aparecía ya un esbozo de éste que, tras el congreso de 1929, quedaría muy bien definido en el IV Congreso (1932).

LA REPÚBLICA:

Con la caída de la dictadura se abre en España un proceso revolucionario que desemboca en la proclamación de la segunda república, el 14 de abril de 1931 Si el crecimiento de la organización de 1925 a 1929 no había ido más allá de un constante goteo, de 1929 a 1931, al amparo de los acontecimientos, las Juventudes tendrán un espectacular desarrollo.
Con el triunfo de la conjunción republicano-socialista, el 14 de abril, en las elecciones municipales que trajeron la república, las organizaciones socialistas, que salían de la dictadura manteniendo su estructura, aparecían como la primera fuerza de la clase obrera española. Las juventudes pasaron de sus 1.500 militantes en el Congreso de 1929 a 12.000 en su Congreso de febrero de 1932, según recoge la memoria de éste.
El Congreso de 1932, por otra parte, sería la palanca de impulso definitivo a la organización. Se recoge toda una serie de resoluciones, en la práctica un programa de actuación reivindicativa en todos los órdenes, junto con un análisis serio de la situación política: "las Juventudes ante la evolución del socialismo" y sobre la crisis económica: "las juventudes ante las crisis económicas".

MILICIAS SOCIALISTAS:

Pero las juventudes no sólo se dotaron de un instrumento ideológico y teórico, sino que, además, en 1932, se aprobó la constitución de las "milicias socialistas", que jugarían en los años posteriores un papel importante, sobre todo en los sucesos de octubre de 1934 y como embrión de los batallones de jóvenes socialistas en la guerra.

Evidentemente, la situación política española e internacional obligaba a los jóvenes a actuar de forma decidida. La crisis económica mundial que siguió a la depresión de 1929 había tenido consecuencias extraordinarias, como el ascenso del fascismo en Italia o Alemania, además de un proceso de empobrecimiento de los obreros y un peligro latente de nuevo conflicto armado mundial ante la necesidad de la burguesía mundial de un nuevo aparato de mercados que diera salida a la crítica situación económica.

Las juventudes volvían a hacer suya la bandera del antimilitarismo y, además, con el sentido revolucionario que originariamente tuvieron. Con la entrada en el Gobierno de Largo Caballero, Prieto y De los Ríos, el Partido Socialista había comenzado una nueva etapa. La colaboración con los elementos burgueses republicanos supondría una experiencia fundamental y a la vez, llevaría al socialismo a posicionamientos dispares y a perfilar, cada vez más claramente, las tres tendencias en que habría de dividirse, apuntadas ya durante la Dictadura.
Los jóvenes en este sentido se inclinan por la posición eminentemente pragmática pero, a la vez, marcadamente revolucionaria, representada por Largo Caballero en el XIII Congreso del PSOE, que se celebraría meses después del juvenil. Se trataba de asumir el nuevo régimen republicano en lo que de progresista tenía, pero estando dispuestos a renunciar a él en el momento en que fuera un obstáculo a los avances del proletariado. Tras los violentos sucesos de Casas Viejas o Castiblanco, se impondría la radicalización juvenil y la inclinación de la FJSE a posturas revolucionarias e insurreccionales.

1933, TRIUNFO DE LA DERECHA:

En las elecciones de 1933, la derecha se convirtió en la más numerosa minoría parlamentaria. Los enemigos de la República y del proletariado comenzaban una labor de retroceso en todo lo que de positivo tenía la obra del bienio anterior. A pesar de las presiones para evitar que Gil Robles, el "jefe" de la derecha más reaccionaria del país, llegase a la presidencia del gobierno parecía inevitable tal acontecimiento. La llegada de Hitler al poder en Alemania y la sangrienta represión de los obreros vieneses en febrero de 1934 a manos de Dollfus, el homónimo austriaco de Gil Robles, acabaron de dar la voz de alerta.

En tales coordenadas se celebró el V Congreso de las Juventudes Socialistas, en el mes de abril de 1934. En dos años la militancia se había duplicado (21.000 afiliados según la memoria del Congreso y 50.000 según el Socialista (cifra presumiblemente muy abultada). El Congreso estaría marcado por la radicalización.

LA REVOLUCIÓN DE OCTUBRE:

El "momento insurreccional" llegaría con los sucesos de octubre de 1934. La "inteligencia con las organizaciones obreras de clase" se tradujo en las Alianzas el mes de marzo. El detonante para la insurrección fue la inclusión en el Gobierno, el 4 de octubre de ministros de la CEDA en el gabinete de Lerroux.

La revolución se consolidó únicamente en Asturias -quizás por la potencia del Sindicato Obrero Minero de la UGT y por las condiciones geográficas-, en donde los trabajadores se hicieron con el poder y, durante varios días, sostuvieron una comuna socialista. En el resto del Estado la revolución fracasó; muchas serían las razones, pero, entre ellas, una que pesaría sobre manera y a la que los jóvenes socialistas dieron gran importancia, fue la falta de decisión de la dirección del movimiento y la disociación entre el lenguaje revolucionario y la práctica.

LA UNIFICACIÓN:

El fracaso real de la intentona revolucionaria abrió un período de reflexión que llevaría a la organización a variar sustancialmente sus planteamientos. En ello, el intento de llevar a la práctica la consigna de unificación tendría una fundamental trascendencia por cuanto la influencia del estalinismo en la dirección de la FJSE, en última instancia, sería decisiva.
La enorme represión que siguió a octubre, los miles de militantes obreros presos y la labor destructora del bienio negro, eran un argumento tan poderoso para volver a plantear la alianza con los burgueses de izquierdas que los jóvenes socialistas, a pesar de su supuesta claridad teórica, no pudieron contestar.
La Comisión Ejecutiva de las Juventudes abrazó la táctica del Frente Popular. También a finales de 1935 la Internacional Juvenil Comunista celebraba su VI Congreso, en el que, planteaba la debilidad orgánica de las organizaciones juveniles comunistas, y en la linea del VII Congreso de la IC de ruptura con el tercer periodo (etapa de ultrasectarismo hacia los PS) proponía un viraje en la línea política. El viraje consistía en ir hacia la unidad con las organizaciones juveniles socialistas (consigna escogida también por las Juventudes Socialistas en el caso español) y convertir la nueva organización en un organismo de masas en el que intentar hacer prepotentes ideas del comunismo. Desde comienzos de 1935 venían existiendo contactos entre los jóvenes socialistas y comunistas de cara a la creación de una organización unificada.

TRIUNFO DE LA IZQUIERDA:

En febrero de 1936, en las elecciones generales, el Frente Popular conseguiría un rotundo éxito. Millares de presos abandonarían las cárceles tras la promulgación de la amnistía. La guerra sería otro argumento importante para la unidad. El papel de los jóvenes, alejados de los grandes debates políticos y obligados a luchar en los frentes contra el fascismo, facilitaría el proceso unificador llevado por las direcciones de la FJS y la UJC. En mayo se había firmado el pacto de unificación, preparándose los congresos provinciales de unificación, que se irían celebrando a lo largo del año. A finales de 1936, Santiago Carrillo, Federico Melchor, Serrano Poncela, José Laín... ingresaron en el PCE. Las JSU constituidas a partes iguales (socialistas comunistas) el 20 de septiembre de 1936, al no ser posible la celebración de un Congreso de Unificación por la guerra, quedaban completamente desequilibradas en favor del bloque comunista.

La CE del PSOE ante el deterioro de la situación política juvenil, intentó imponer criterios de homogeneidad en los jóvenes socialistas a través de la creación, en agosto de 1938, de un secretario juvenil del que se hizo cargo el propio secretario general del PSOE, Ramón Lamoneda. El último episodio de la guerra civil -el "golpe de Casado"- constituiría un triste colofón final a las pugnas juveniles. Las JSU defenderían con las armas el gobierno de Negrín.

LA CLANDESTINIDAD:

La situación organizativa de los jóvenes socialistas al finalizar la Guerra Civil es bastante compleja. Por un lado, las Juventudes Socialistas Unificadas que fueron cayendo a lo largo de la guerra en la órbita política y organizativa del Partido Comunista y en las que la influencia socialista fue cada vez menor. Por otro lado, grupos de jóvenes socialistas descontentos durante bastante tiempo con la dirección de las JSU, pero aplacados por las condiciones esencialmente delicadas de la guerra, se reúnen en Madrid, coincidiendo con el mitin de las JSU, en julio de 1938 y designan una "Comisión de Jóvenes Socialistas" dentro de las JSU. Finalmente el día 10 de marzo de 1939 se reúnen en Madrid jóvenes procedentes de varias Federaciones Provinciales de Juventudes Socialistas "que se habían organizado de forma espontánea como tales y como rechazo a la JSU". En esta reunión consideraron anulado el pacto de unidad que les unía a los jóvenes comunistas y quedaron sujetos a la disciplina del Partido Socialista.

El comienzo de la II guerra Mundial dio al traste con los primeros intentos de agrupamiento y reorganización. Las condiciones de vida de los exiliados fueron dificilísimas y tuvieron que pasar algunos años para que se iniciaran nuevos intentos de reorganización. Después de la liberación de Francia, al término de la Segunda Guerra Mundial, se constituyó la Federación de Juventudes Socialistas en Francia que celebró su Primer Congreso, en Toulouse, el 22 de abril de 1945.

La reorganización en el interior fue más dura debido a las condiciones de persecución y exterminio de todos los militantes de izquierda que no pudieron salir de España. Los primeros contactos organizativos tuvieron lugar en las distintas cárceles y campos de concentración y en realidad fueron jóvenes socialistas los que asumieron la gran tarea de agrupar, reconstruir y mantener viva la llama de la organización socialista (PSOE, UGT, JSE) en nuestro país.

Entre estos compañeros pueden citarse: Sócrates Gómez, Mario Fernández, Federico Fernández, Francisco del Toro, Ramón Hernández Delgado, Francisco Domingo, etc. Ellos y muchos miles más, desde la cárcel o en las precarias condiciones de "libertad" lucharon por reagrupar a los socialistas y por manifestar la voz de éstos frente a la represión del régimen franquista. Así, clandestinamente, se editaron manifiestos y el periódico Renovación, que salía irregularmente, pero que mantenía constante la presencia de los jóvenes socialistas en la oposición al fascismo.

En las mismas cárceles llegaron a confeccionarse periódicos manuscritos que circulaban de mano en mano y que agrupaban y organizaban a los miles de socialistas encarcelados.

LA ALIANZA DEMOCRÁTICA:

Las Juventudes Socialistas en el período del exilio mantendrán una ligazón férrea en torno a la política del Partido Socialista Obrero Español y la Unión General de Trabajadores. Esta supeditación a la línea política marcada por el PSOE llevará a trasplantar sus resoluciones al campo de la juventud. Por ejemplo ante la "política de alianzas" del PSOE, las juventudes apoyaron la creación de organismos paralelos para los jóvenes. Y así, el II Congreso de las Juventudes (1946) propuso la creación de una "Alianza Democrática de la Juventud Española". Ante el problema, más complicado, del "convenio" con la Confederación de Fuerzas Monárquicas, firmado por el PSOE en 1948 (política que fue aprobada en la Asamblea de Delegados del PSOE celebrada en julio de 1947), las Juventudes Socialistas no plantearon discrepancias. Las Juventudes se limitaron a realizar actividades de tipo formativo y cultural principalmente, así como mítines y campañas de propaganda y ayuda a los militantes del interior de España.

RELEVOS:

En cuanto a la Dirección de las Juventudes Socialistas, a fines de los años 50 y comienzos de los 60 se produce un paulatino relevo incorporándose los hijos de los exiliados a la vez que permanecen otros "viejos" socialistas de tal forma que no se produce una ruptura con la Dirección. A las nuevas generaciones socialistas del exilio, es decir, los hijos de los exiliados en 1939, se unen los jóvenes de la emigración económica produciendo el resurgir organizativo y político de las juventudes socialistas en el exterior.

En el III Congreso de las Juventudes Socialistas celebrado en Toulouse durante los días 13 14 y 15 de mayo de 1967 la Comisión Ejecutiva presentó un estudio según el cual: el 30 por 100 de nuestros afiliados son emigrados políticos, el 70 por 100 de nuestros afiliados son emigrados económicos; el 25 por 100 son mujeres; el 69 por 100 son afiliados a la UGT; el 29 por 100 son afiliados al PSOE; y el 30 por 100 pertenecen al sindicato del país.

IV CONGRESO:

El IV Congreso celebrado en Toulouse durante los días 28 y 29 de marzo de 1970 constatará la implantación y el desarrollo de la organización en el interior de España. A pesar de las detenciones, por ejemplo la caída del Comité Provincial de Asturias en marzo de 1967, las Juventudes Socialistas se extienden por nuevas zonas: Andalucía, Castilla, etc.; y se afianzan en las provincias vascas, Cataluña, Madrid...
Las reuniones de la Comisión Ejecutiva se realizan en el interior o en la frontera en las ocasiones en que hay dudas sobre la seguridad de reunirse en España. Se decidió celebrar el V Congreso para julio o agosto en 1972 en el interior. Este proyecto se vio frustrado por las detenciones, a principios de 1972, de los compañeros de la CE de Vizcaya. En vista de esta situación la CE tras un enconado debate, decide celebrar en Francia el V Congreso de Juventudes Socialistas durante los días 5, 6 y 7 de enero de 1973. El lugar se fijó en una reunión posterior de la CE, eligiendo como sede el mismo París. En el periodo comprendido entre la celebración del V Congreso (enero de 1973) y el VI (julio de 1975), se produce la radicalización política de las Juventudes Socialistas de España.
Por otra parte, hay que tener en cuenta que en el XII Congreso del PSOE en el exilio se había producido la ruptura del interior con la anquilosada Dirección del exterior. El paso de la Dirección mayoritariamente al interior posibilitaría el desarrollo de la organización bajo directrices nuevas más cercanas a las necesidades reales del país y de la lucha contra el franquismo. La radicalización política de las Juventudes fue acompañada de una mayor implantación organizativa en las distintas provincias y en los frentes de lucha: (Universidades, fábricas, barrios...).

LA TRANSICIÓN:

1975 es también el año de la muerte del General Franco. A partir de ahí las J.S. presentes en el combate anti-franquista fueron partícipes de las luchas que, por la instauración de un régimen democrático en España, se desplegaron por parte de las fuerzas democráticas.
Las tensiones afrontadas desde el inicio de la transición democrática, el fortalecimiento del PSOE, convertido en fuerza hegemónica en el seno de la izquierda, las elecciones del 15 de junio de 1977, son marco que expresan el desenvolvimiento de las J.S. a lo largo de todo aquel periodo, que para la organización tiene un hito importante en la celebración de su XIII Congreso en septiembre de 1977.
El XIII Congreso fue testigo de la liquidación del "entrismo" que desde otras organizaciones se había venido practicando en el interior de las J.S., que había alcanzado su punto álgido en el VI Congreso.
Asimismo, supone el esfuerzo por adecuar a las J.S., principal organización política juvenil de nuestro país, a una estrategia marcada por la realización de una política específicamente juvenil, desde la reivindicación democrática que le correspondía en tanto que organización juvenil socialista, configurada como organización autónoma, en la proyección de la política propugnada por los socialistas.
La Carta Constitucional de la Juventud, en la que se recogían las reivindicaciones juveniles que se pretendían incorporar en la Constitución que en aquel entonces se comenzó a elaborar, supuso el referente político de las J.S.

CONSTITUCIÓN DE 1978.

En diciembre de 1979 se celebra en Barcelona el XIV Congreso Federal de las J.S. que culmina con la reelección de Juan Antonio Barragán para la Secretaria General. En la resolución política las J.S. aparecen definidas como organización de carácter político social.
La falta de capacidad para vertebrar un movimiento juvenil a lo largo de todo aquel tiempo, las insuficiencias a la hora de afrontar los problemas propiamente juveniles, la propia interiorización y reducción de los marcos de acción política a que se ve sometida la Organización, conducen a las J.S. a un progresivo debilitamiento.
Concebido como un cambio radical frente al anquilosamiento experimentado en aquel período, el Congreso Extraordinario celebrado en Madrid, los días 21 y 22 de febrero del 81 suponen un extraordinario catalizador de las voluntades que recorren el conjunto de la organización.
En la resolución política aprobada en su curso, que tiene como específicos destinatarios "A los que no se resignan" reivindica un nuevo espacio político para la actividad de las J.S. y establece los ejes que habían de constituir el marco de actuación de los jóvenes socialistas fijados a través de la lucha por la paz, por la tolerancia y contra la violencia, la lucha por la solidaridad, también la lucha por cambiar la vida, todo ello acompañado de un programa de movilización social en aquellos ámbitos en los que se expresan las reivindicaciones, necesidades y anhelos de los jóvenes.
Una nueva CEF tras un Congreso que constituye un revulsivo para los modos y las formas que hasta entonces habían prevalecido en la Organización, convergiendo así todo el caudal de ilusiones e inquietudes y sensibilidades profundamente renovadoras que se entrecruzaron en aquellos momentos en el seno de la JS. Posteriormente, su propia andadura es el registro de su crecimiento y robustecimiento, de la capacidad de ofrecer alternativas puntuales a las reivindicaciones juveniles, de sintonizar con la voluntad de cambio que progresivamente va emergiendo, de hacer política desde las propias actitudes de los jóvenes.

EL TRIUNFO SOCIALISTA:

La campaña Electoral que culminó con las Elecciones Generales del 28 de octubre de 1982 supuso la eclosión de la voluntad de cambio que se daba en amplísimos sectores de la sociedad española de entre los cuales los jóvenes desempeñaban un elemento constitutivo especial. A lo largo de la misma, las J.S. concurrieron mediante una Campaña electoral autónoma solicitando el voto para el PSOE.
En enero de 1983 se realizó el XV Congreso Federal de la Organización, en lo que fue de reválida de aquello que un día comenzara en el Congreso Extraordinario, al tiempo que se buscaba la proyección de la política de las J.S. en la estrategia por el cambio diseñada por los socialistas; luego, la historia se confunde con el presente.