ROSENCRANTZ AND
GUILDENSTERN ARE DEAD
Texto en tres actos, donde el autor, siguiendo una estructura
tradicional, presentación, nudo y desenlace, nos presenta una propuesta muy
interesante, convirtiendo a los personajes secundarios de Hamlet; Rosencrantz y
Guildenstern en protagonistas y, a los principales; Hamlet, Polonio, etc... en
secundarios.
El argumento está en que estos personajes se olvidan de su
emplazamiento y pasan el rato jugando con monedas a cara o cruz. Vuelven al
castillo donde el rey Claudio y la reina Gertrudis les muestran su preocupación
por los cambios emocionales de Hamlet y
les piden que averigüen las razones.
Unos cómicos llegan a palacio y Hamlet les pide que
interpreten 'the morder of Gonzago',
con el objetivo de que el rey confiese su crimen, el asesinato de su hermano,
padre de Hamlet. Ros y Guil presencian los ensayos. El rey les comunica que
Hamlet ha matado a Polonio. El rey les pide que acompañen a Hamlet a Inglaterra
y que entreguen una carta al rey, con el objetivo de que éste mate a Hamlet. Ya
en el barco, Hamlet cambia la carta por otra en la que se ordena al rey de
Inglaterra que mate a los mensajeros y no a él.
La acción pasa a Dinamarca, donde el embajador comunica que
Rosencrantz y Guildenstern están muertos.
OPINIÓN
Interesante vuelta de tuerca la que el autor le da a la obra de
Shakespeare. Debo decir que hay momentos en que los diálogos consiguen aburrir,
debido a su vacuidad, seguramente intencionada por parte del autor, pero que
hacen difícil su seguimiento a través de la lectura. Desde mi punto de vista un
tipo de Absurdo con demasiado 'traqueteo', aunque hay que reconocer que tiene
puntos curiosos, como al principio, donde el autor nos plantea un problema
matemático, la Paradoja de Petersburgo, o un recurso muy utilizado por el autor
a través de toda su obra teatral, el meta-teatro. Con todo, pasado el primer
acto, la lectura se vuelve más ágil y aunque los personajes continúen
divagando, la línea argumental deja de ser tan abstracta, para pasar a ser más
concreta y comprensible, dentro, eso sí, del código del Absurdo que caracteriza
a la obra y al autor.
Un reto ponerla en pie. Todos los textos son susceptibles de
convertirse en un tostón, si no son puestos en escena con la propiedad
requerida, pero en el caso de este texto, los riesgos son múltiples y
requerirán de una osadía y un saber hacer seguramente al alcance de pocos.
Albert Iborra , Rafelbunyol, 11 de novembre del 2007