Primer final
...En unos minutos, viajando a la velocidad de la luz, los fantasmas llegaron a la Tierra, a la parte que estaba entonces en sombra, en la que apenas acababa de empezar la noche.
—Ahora romperemos filas —dijo el viejo fantasma—, cada uno se marcha por su lado, y hace lo que le parezca. Antes del alba nos reuniremos en este mismo sitio y discutiremos sobre la situación. ¿De acuerdo? ¡Disolverse! ¡Disolverse!
Los fantasmas se dispersaron por las tinieblas en todas direcciones.
Cuando volvieron a encontrarse no cabían en la sábana de alegría.
—¡Quién se iba a imaginar encontrar todavía a tanta gente que cree en los fantasmas!
—¡Y no sólo los niños. También muchos mayores!
—¡Y yo he hecho que a un comendador se le volviera blanco el pelo!
—Por fin hemos encontrado, el planeta que nos conviene. Voto que nos quedemos.
Y esta vez, en la votación, no hubo ni siquiera una sábana en contra.