Hace unos días, guiados por Will, subimos con Apple y otros amigos a una alta colina junto a Yangshuo, unos 700 metros sobre el valle: ¡qué vista magnífica, éste es un territorio bendito! Así empecé a despedirme. Y como parte de las celebraciones, fuimos varios a nadar al río Yulong, mi favorito. Y a practicar el salto terrorista: se trata de brincar desde un puente de dos metros al lado de los turistas chinos que hacen el aburrido bamboo rafting en las lanchas de bambú. ¡Uno, tres, cinco extranjeros que caen como bombas alrededor de ellos y los empapan! Ellos no lo esperan, pero es lo único divertido que les pasa durante su travesía y se lo toman con muchas risas. Otros visitantes chinos que pasan por el puente se quedan a vernos como espectadores/animadores/videograbadores. Han corrido las cervezas con cierta generosidad.