Mª del Mar Amorós Portero

Grupo A

Teatro Inglés de los S. XIX y XX

 

 

El Absurdismo, el trastorno de toda lógica

 

 

¿Qué es el absurdismo? En este pequeño ensayo es lo que trataremos de responder, pero, en primer lugar, hablaremos de sus orígenes.

La palabra “absurdo” significa: contrario a toda lógica o razón. Etimológicamente el término proviene del latín absurdus (de ´sordo´), "de mal sonido" o "fuera de tono", "lo que produce algo ininteligible".

 

Esta palabra viene derivada de un ensayo escrito por el filósofo francés Albert Camus. Según éste, la humanidad tiene que resignarse a reconocer que una explicación completamente racional del universo está más allá de nuestro alcance; en ese sentido, el mundo debe ser visto como absurdo. En su “mito de Sisyphus”, escrito en 1942, en definió la situación humana como una situación sin sentido y absurda. Los juegos “absurdos” de Samuel Beckett, Arturo Adamov, Eugene Ionesco, Jean Genet, Harold Pinter y otros comparten la visión de que: el hombre está habitando en un universo incontrolable, cuyo futuro/destino se aleja de nuestras manos, nada está en nuestro poder, su significado es indescifrable y creen firmemente que estamos aquí sin propósito. Los personajes de sus obras están desconcertados, se preocupan y se sienten amenazados.

 

El absurdismo es el trastorno de toda lógica, puede que sea incluso inconcebible e inaceptable para nuestra capacidad mental humana. El absurdismo, por lo que he ido aprendiendo con el teatro de Beckett y de Pinter, va muy ligado a la incertidumbre, a la duda, en definitiva, a lo incierto de este mundo, además cabe mencionar que este caos y este “sin sentido” de la vida en estas obras se traducen en diálogos repetitivos y carentes de la necesaria cohesión lógica. Lo comprobamos así en obras como “Waiting for Godot”, donde nos encontramos con dos personajes que no saben a donde van, a penas saben de dónde vienen, esperan a algo/alguien que quizá ni exista, y como he mencionado alguna vez, se refugian en conversaciones descabelladas, disparatadas. El absurdismo conlleva a diálogos superfluos, irreales, superficiales… todos ellos producto de los temores, inquietudes y dudas de los personajes. Estas conversaciones son como “refugios” para ellos, las utilizan para evadirse, para escapar de la “realidad”.

 

Muchos autores son los que han jugado con este estilo y con esta escritura, desde el mismísimo Samuel Beckett, pasando por Harold Pinter, Eugene Ionesco… los autores del absurdo han recurrido a técnicas, como ambientes sofocantes, lenguajes sin sentido, situaciones ilógicas para enfatizar la extrañeza del mundo en el que habitamos, el incomprensible aislamiento humano… Por ejemplo, Beckett, el autor inglés más significativo del teatro del absurdo, es identificado por su tono existencialista, por esa exploración tan radical que realiza acerca de la soledad, ese desamparo que reflejan sus personajes, esa soledad que transmite y esos diálogos tan drásticos que quedan reducidos a una mínima expresión, incoherentes y faltos de comunicación. El teatro de este hombre es ajeno a toda sobre recarga escénica, un teatro de muy difícil comprensión, pero con un mensaje que contiene un trasfondo psicológico muy relevante, quizá tanto que caiga en el “absurdismo”.

 

El teatro de lo absurdo, es una corriente que conocí gracias a esta asignatura, y, he de mencionar que me ha impactado muchísimo, de hecho, deseo conocer más autores y acceder a más obras. Lo que más me agrada de esta corriente es la originalidad, la tenacidad, el misterio y mensaje oculto que lleva este tipo de teatro. Además, una de las frases con las que me quedaré toda la vida es con una mencionada por Eugène Ionescu (http://www.ionesco.de/fzitate.htm) : « ...en réalité je suis devant le monde comme devant un bloc opaque et j'ai l'impression que je ne comprends rien à rien, et qu'il n'y a rien à comprendre » , cuya traducción más o menos sería: “en realidad estoy delante del mundo como delante de un bloc opaco y tengo la impresión de que no comprendo nada de nada, y de que no hay nada comprender”. Esta fascinante frase, me ha hecho reflexionar mucho, y me ha hecho poder afirmar que, por lo que he aprendido de estos autores, el mensaje fundamental que desean enviarnos es que la existencia humana no tiene ningún significado si carece de comunicación. Esta es la gran pena de la vida, la alienación del ser humano, la “cuadriculación” de éste, la caída en la rutina y en la falta de comunicación. Quizá estos autores quisieran denunciar eso… ¿O no? Al menos, nos queda este teatro para poder comprobarlo… lo ilógico de las personas, la ausencia de la nuestra expresión, de nuestra comunicación. Así es el ser humano, y para comprobar este trastorno psicológicoel teatro del absurdo.