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Nacido en Bombay el 30 de diciembre de 1865, Joseph Rudyard Kipling, el escritor de sueños, no sólo quedó marcado por una acomodada familia, sino también por el país que le acogió. Sus primeros años fueron adornados por exquisitas historias populares transmitidas por ayas locales, que supieron infundir al pequeño un amor inusitado por esa India ancestral y desconocida...por ayas locales, que supieron infundir al pequeño un amor inusitado por esa India ancestral y desconocida... Si puedes mantener la cabeza cuando todos a tu alrededor pierden la suya y por ello te culpan, si puedes confiar en ti cuando de ti todos dudan, pero admites también sus dudas; si puedes esperar sin cansarte en la espera, o siendo engañado, no pagas con mentiras, o siendo odiado, no das lugar al odio, y aún no pareces, demasiado bueno, ni demasiado sabio. Este fragmento perteneciente a una carta dedicada por Rudyard Kipling a su querido hijo nos da una idea aproximada sobre la visión que del mundo tenía el célebre y popular Premio Nobel de Literatura. A los seis años fue enviado a Inglaterra para recibir la mejor educación posible. Sin embargo, la estancia junto a una pesada familia y los rígidos protocolos establecidos en los rancios colegios ingleses, afectaron el ánimo del joven Kipling; más tarde, se podría comprobar en alguna de sus obras. En 1882 nuestro autor regresó a su país de origen convertido en periodista, oficio que ejercería toda su vida. Era momento de entrar nuevamente en contacto con aquel mundo fascinante, y así lo hizo desde la redacción del Civil and Military Gazette, donde compuso sus primeras novelas cortas, sembradas todas ellas de rico anecdotario e innumerables guiños a una sociedad estructurada en torno al poder del Imperio Británico. Kipling fue un pionero del análisis sociológico. Sus dotes periodísticas le hicieron observar la miscelánea cultural que le rodeaba, y gracias a eso encontró valiosos detalles argumentales que iría reflejando en sus apasionadas relaciones. En este periodo publicó Cantinelas departamentales, Cuentos de las colinas, y seis volúmenes donde exponía pequeñas historias siempre relacionadas con la convivencia entre la población nativa y los ingleses coloniales. Rudyard Kipling popularizó al soldado británico. El conocimiento que tenía del argot militar se plasmó en buena parte de su obra. Viajero impenitente saltó a Norteamérica para fundar en compañía de su esposa Caroline Balestier una familia, que dio como fruto dos hijos que, por desgracia, no sobrevivieron al autor.
||LOS LIBROS DE LAS TIERRAS VÍRGENES||
Rudyard Kipling hizo incursión, además de en el periodismo, en varios géneros literarios: novela, cuento y poesía... pero, sin duda, su acercamiento a los jóvenes fue lo que le impulsó como gran escritor popular. En 1894 aparecía la primera entrega de El libro de las tierras vírgenes; otra más lo haría un año más tarde. En el mundialmente conocido como Libro de la selva, Kipling desarrolló todo su ingenio. Fue el apogeo narrativo de aquel británico cubierto por el espíritu de una India que no le negaba ningún secreto. La publicación fue aclamada por la crítica y el público, y desde entonces, la notoriedad de Rudyard Kipling sería solo equiparable a su rotunda popularidad. Siempre se dijo que era el poeta oficial del Imperio Británico. Y es que Kipling era un imperialista convencido; soñaba con una "pax británica" emanada desde la metrópoli londinense para bienestar de todos los pueblos bajo el influjo de la civilizada Inglaterra. Sus prolongadas visitas a Sudáfrica ratificaron este pensamiento kipliano tan criticado años más tarde. En 1907 le fue concedido el Premio Nobel de Literatura. Ya, por entonces, vivía en Londres colmado de honores y reconocimientos. No obstante tras la Primera Guerra Mundial su figura literaria y posicionamiento ideológico sufrió algunos reveses, pese a lo cual nada consiguió menoscabar lo ya conseguido por Rudyard Kipling; obras como El libro de la selva, Capitanes intrépidos o Kim de la India, fueron traducidas a varios idiomas y se convirtieron en puntales de la literatura universal. Tras cumplir setenta años fallecía el 18 de enero de 1936, cuando estaba ultimando un libro de memorias circunscrito a sus primeros años de triste existencia. El trabajo se publicó en 1937 bajo el título Algo de mí mismo. Kipling murió con el pesar de no ver reconocida su obra poética; el intento postrero de T.S. Eliot por rehabilitarle en ese sentido, resultó infructuoso. Sin embargo, nadie cuestiona la valía de Rudyard Kipling como gran contador de historias, un Tusitala moderno, que a caballo entre dos siglos, supo transmitir emoción, entusiasmo... y lo más importante, cordura para entender que la hermosa convivencia intercultural sería fundamental para un armonioso desarrollo del mundo. Si puedes hablar con multitudes y mantener tu virtud, o pasear con reyes y no perder el sentido común; si los enemigos y los amigos no pueden herirte, si todos cuentan contigo, pero ninguno demasiado; si puedes llenar el minuto inolvidable con los sesenta segundos que lo recorren; tuya es la Tierra y todo lo que en ella habita, y -lo que es más-, serás Hombre, hijo. |
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