Iglesia del Salvador Las distintas culturas que se asentaron en Requena dieron paso al magnífico conjunto histórico-artístico del barrio de la Villa, considerado como de los más importantes de la Comunidad Valenciana y uno de los más completos conjuntos urbanos medievales de España.
De él cabe destacar la iglesia de Santa María, la que se cree sucesora de la mezquita islámica, que data del siglo XIV, con portada de estilo gótico isabelino, en la que aparecen tres arquivoltas de doble arco, grabados con gran cantidad de figuras de ángeles. Construida hacia el año 1380 sobre las ruinas de una ermita dedicada a Santa Bárbara, encontramos también la iglesia del Salvador, con pórtico de doble arquivolta dedicada a la transfiguración perteneciente igualmente al gótico isabelino. Ambas iglesias están declaradas monumentos nacionales. Iglesia de Santa Maria Iglesia de San Nicolás
Por su parte, la iglesia de San Nicolás presenta un conjunto de estilos procedentes de sus distintas fases de construcción, en la que se une el estilo gótico renacentista con el neoclásico.
El Palacio del Cid, situado en la calle Somera de Arriba, es un edificio gótico que data del siglo XV.
La calle de Santa María, la de mayor longitud del conjunto histórico-artístico, conjuga la sobriedad de las portadas blasonadas de sus casonas, Que levantaron los Caballeros de la Nómina del Rey, con el encanto de sus numerosas rejas de hierro y la sencillez de sus blancas fachadas.

Torre del Homenaje



Del castillo o fortaleza de Requena, calificado por Pérez Galdós como "insolente guerreo de piedra', se conserva la Torre del Homenaje, situada junto a una de las siete cuestas de acceso a la Villa. Tras servir de residencia para señores feudales y capitanes de armas, fue habilitado como cárcel. En la actualidad, alberga el museo de la Fiesta de la Vendimia.












Bajo sus monumentos y recorriendo todo el barrio, existe un laberíntico e interesante conjunto de cuevas, en las que aparecen tinajas fechadas en la Edad Media, que dejan patente la ancestral vocación del municipio por el arte de cultivar las vides y elaborar el vino, si bien, la actividad vitivinícola, como fuente principal de economía y sustento de la zona, no comenzaría hasta mediados del siglo XIX, forzada por la ruina de la importante industria sedera, iniciada a finales del siglo XVII, que llegaron a trabajar hasta 800 telares.