EVOLUCIÓN DE HAROLD PINTER COMO AUTOR Dramaturgo británico nacido en Londres.Es judío de orígen. En 1948 estudió durante poco tiempo en la Royal Academic of Dramatic Art de Londres. De joven ya comenzó su pasión por el teatro, y su enérgica rebeldía hacia aquello con lo que no estaba de acuerdo (fue detenido varias veces por negarse a realizar el servicio militar). Fue actor en varias compañías de repertorio en gira por las islas Británicas. Su primera obra de teatro corta, La habitación, se estrenó en 1957. Destacan sus obras teatrales La fiesta de cumpleaños (1958), El portero (1960), El amante (1963), El retorno al hogar (1965), Viejos tiempos (1971), Tierra de nadie (1975) y Betrayal (1979). También escribió muchas obras cortas para televisión, radio y teatro. Entre sus guiones cinematográficos se encuentran El sirviente (1963), Accidente (1967), El mensajero (1971), de Joseph Losey, El último magnate (1976), de Elia Kazan, y La mujer del teniente francés (1981), de Karel Reisz. Además ha aparecido en otras películas para las que escribió el guión. Sus obras, enigmáticas y originales, han sido descritas como comedias de amenaza. En una obra típica suya, los personajes intentan, y casi siempre fracasan, comunicarse para reaccionar frente a una invasión o un intento de invasión en sus estrechas vidas. Su diálogo refleja las dificultades de la comunicación y explora los diferentes niveles de significación que producen las pausas y el silencio. Pinter también dirigió en Londres (1967) y Nueva York (1968) las obras de teatro El hombre de la cabina de cristal y Butley (1971). Sus Poemas y prosa: 1949-1977 se publicaron en 1978. Está casado con la escritora Antonia Fraser.Lo más característico de las primeras obras de Pinter eran su fuerza y “la amenaza de algo que acecha”. De hecho se dice que Pinter es el inventor del género teatral de “the comedy of menace”, un estilo al que popularmente se le denomina “Pinteresque”.Esto podría haberle influido en cuanto a que a la situación en el Londres de la posguerra, en la que predominaba la violencia antisemita. Recordemos cómo en una de sus primeras obras, “The Dumb Waiter” (1957), los dos asesinos protagonistas están esperando a su víctima, esperando las órdenes de su jefe, Wilson. Esta figura, que no aparece en la obra físicamente, podría ser interpretada como la representación de la sociedad inglesa antisemita, que se creía con derecho a decirles a los judíos lo que tenían que hacer porque los tenían como seres inferiores. Así, tenemos a Gus y a Ben como la representación de la comunidad judía, que obedecían las órdenes de los no-judíos, y que se veían también en el derecho de decidir quién vivía y quién moría. Una muestra de esto es el final de la obra, en la que, inesperadamente, descubrimos que la víctima era el propio Gus, que había empezado a pensar por sí mismo, lo cual era un peligro para los que no eran partidarios de la comunidad judía oprimida, y sobre la que querían ejercer un control absoluto.Mucho tiempo después, en 1978 aparece “Betrayal”, una obra mucho más banal que sus otros trabajos, desde el punto de vista superficial (trata, después de todo, sobre los engaños que se llevan entre manos los tres personajes principales, y que parecen “directamente sacados de un tabloide”). Incluso escénicamente es distinta, ya que la típica “habitación que representa al mundo” habitual en los trabajos de Pinter es sustituida por una serie de escenarios muy diferentes y distantes en el tiempo entre sí.Esta también es una obra autobiográfica inspirada en una relación extramatrimonial que el mismo Pinter mantuvo durante un tiempo, pero prufundizando más en el texto vemos que en realidad trata sobre la búsqueda del significado de la vida de uno mismo, y más que de traición a una serie de personas trata sobre la infidelidad a uno mismo. Así, ¿qué es lo que buscan Jerry y Emma?. Lo tienen todo: éxito profesional, una familia, … Son ellos mismos los que se buscan desestabilizar esta situación, porque en el fondo no están a gusto con sus vidas, lo que les lleva a engañar a sus respectivas parejas. Al principio de la obra, que en realidad es el desenlace de la historia, Emma y Robert se hacen conscientes de la estupidez de seguir viviendo un sueño hipócrita, y se separan. Tanto lo vivían como un sueño que Robert ni siquiera se enfada con Jerry al enterarse de la aventura que su esposa mantiene con él, porque en realidad a Robert le daba igual. Esto, en mi opinión, es debido a que Robert es en todo momento consciente de que su vida es una mentira de la que quiere escapar engañando a Emma, y por eso no siente ningún rencor hacia su amigo del alma. Por todas estas razones, esta obra es una reflexión sobre lo que significa la vida de uno para sí mismo. No creo que haya más conclusión o finalidad que la reflexión sobre uno mismo. Estos finales sin conclusión son muy típicos de Pinter (lo mismo ocurre en “The Dumb Waiter”, en la que nunca llegamos a saber si Ben acaba disparando a Gus o no). Esto puede ser dicho de una forma mucho más directa con las palabras del propio Pinter: "Meaning begins in the words, in the action, continues in your head and ends nowhere. There is no end to meaning. Meaning which is resolved, parcelled, labelled and ready for export is dead, impertinent, and meaningless." Lo anterior no puede ser mejor aplicable en la obra “Ashes to ashes” (1996). En este texto realmente desconcertante, una mujer (Rebecca) y un hombre (Devlin) mantienen una conversación en el salón de su casa. La relación entre ambos personajes no está clara, ya que aunque en general da la impresión de que Devlin es el marido de Rebecca, gran parte del tiempo se comporta más como un psiquiatra, tratando lidiar con los secretos más oscuros del pasado de Rebecca, que ella misma niega (“Rebecca: I have never suffered”). Al llegar al final de la obra podemos imaginar fácilmente que Rebecca tuvo un bebé, que le fue arrebatado al bajar de un tren, a causa de algún colaborador del antisemitismo. Rebecca, después de este trauma, decide bloquear todos los recuerdos negativos, deformándolos en su mente, razón por la cual su conversación es errática y extravagante. Es más, ella misma apoya esta teoría en un párrafo del texto: “…when you spill an ounce of gravy, for example, it immediately expands and becomes a vast sea of gravy. It becomes a sea of gravy which surrounds you on all sides and you suffocate in a voluminous sea of gravy. It’s terrible. But it’s all your own fault. […] You are not the victim of it, you are the cause of it. Because it was you who spilt the gravy in the first place […]”. Es decir, ella se traumatiza con aquella situación en la que vivía, y se siente culpable de sentirse tan mal. Este es la única parte en la que ella se hace consciente mínimamente del dolor que sufrido, el resto de lo que va contando a medida que avanza la obra está distorsionado. Como los “guías” que llevan a la gente dentro del mar, o el amante que la agarra del cuello (que casualmente también trabaja como “guía turístico”). Todas estas situaciones pueden ser entendidas como masacres de judíos en algún campo de concentración en el que ella también ha debido estar. En cuanto a las características mas comunes en sus obras, y como hemos comentado anteriormente, Pinter introduce nuevos términos, los cuales son necesarios debido a la limitación temporal y a la necesidad de un choque emocional entre el público. Estos términos son “Pinteresque”( que indica una situación amenazante, así, se habla de la “Comedy of menace”. Harold Pinter, utilizando espacios y personajes que aparentan ser simples e incluso inocentes, hace que la obra tenga un ambiente absurdo, de misterio, terror. Esta tensión que se crea está conseguida por la ) “Pinter Pause” (que consiste en largos silencios; y también por el tipo de conversación: vulgar, brusca y muchas veces ambigua). Otra de las características de Pinter es que, aún siendo social, no es moralista, deja a los espectadores o lectores que reflexionen y descifren por sí solos el mensaje, que interpreten la obra, cosa que lo hace único como dramaturgo. Por lo que a temática se refiere, Pinter representa a los hombres como seres débiles, marionetas cuya vida está decidida, que necesitan que alguien les guíe (en “The Dumb Waiter”, por ejemplo, esperan a que les digan a quién tienen que matar). Por esa misma debilidad, se explican las ansias de poder y dominio, y la necesidad del ser humano de soñar, de crearse ilusiones. Así pues, la obras de Harold Pinter, siguen estando vigentes hoy día, ya que el hombre no ha evolucionado en ese sentido. Al igual que sus contemporáneos británicos como Beckett, Osborne y Wesker, se centra en el tema de la limitación de la comunicación, cosa que da un impulso al teatro de la época. Sin embargo, en las obras de Pinter, el aislamiento no es total, como en Beckett, y siempre hay algo que conecta a los personajes con el exterior. Además, existen muchos hechos que forman a Harold Pinter como el autor que es, y sobretodo que le influencian: Cronológicamente, la temática de esta obra no coincide con la actualidad de cuando fue escrita. Además Pinter, según confesó en alguna entrevista, su inspiración “vino de leer la biografía del arquitecto de Hitler, Albert Speers. Que era un hombre muy civilizado (como Devlin) al que se le asociaban actos de extrema crueldad”. Trabajar como actor le sirvió para estar al corriente de los detalles de la puesta en escena, el lenguaje lo heredó de la poesía que ya escribía en la escuela, y la temática viene dada por lo que le ocurrió a lo largo de la vida. En la Segunda Guerra Mundial, Pinter se tuvo que marchar de Londres, y volvió a los 14 años: “The condition of being bombed has never left me.” (Pinter). Con la caída del presidente chileno Allende en 1973, Pinter se interesó por el tema de los derechos humanos; y cuando viajó a Turquía, fue consciente de las víctimas de la opresión política y la supresión de la lengua propia, de modo que acentuó más el carácter político de sus obras e incluso le inspiró una de ellas: “Mountain Language”. Algunos de los autores que influyen en Pinter, son por ejemplo Kafka (en la “irracionalidad” de la escritura) y Hemingway, los trabajos de los cuales leía ya desde que iba a la escuela; Beckett y también Shakespeare ya que trabajó en la “Wolfit’s Shakespearean repertory Comp.” Ha sido comparado con muchos autores, sin dejar nunca de ser él mismo, uno de los dramaturgos británicos más importantes posterior a la Segunda Guerra Mundial: “Sometimes he is as much fun as Coward, sometimes he is as suspenseful as Hitchcock, sometimes he gives as fierce and intimate an expose of the power-struggle between two people as Strindberg, and sometimes he drops opaque utterances into the air with the peculiar eloquence of T. S. Eliot” (Alastair Macaulay, The Financial Times.) Analizando sus obras, finalmente podemos llegar a la conclusión de que Harold Pinter escribe obras autobiográficas, y aunque básicamente el esquema escénico se mantiene intacto durante el tiempo (una habitación supuestamente “segura”), y los diálogos son muy parecidos (inteligentes y llenos de pausas que dicen casi tanto como cuando se habla), las primeras obras de Pinter se dirigen más a la protesta social, mientras que en los últimos tiempos se va volviendo gradualmente más reflexivo. Tenemos “The Dumb Waiter”, que se refiere al dominio antisemita; después “Betrayal”, en la que se centra más en sí mismo y se plantea lo que uno quiere en su vida; y por último en “Ashes to ashes”, que representa el horror reprimido e interiorizado de una mujer ante el holocausto nazi. Actualmente Harold Pinter, a los 74 años, sigue en activo, y le gusta seguir estando al corriente de lo que pasa en el mundo, y expresar lo que piensa en numerosos medios, tanto a través de entrevistas como en artículos propios.
BIBLIOGRAFÍA: http://timewitnesses.org/english/~pamela2.html http://www.litencyc.com/php/speople.php?rec=true&UID=4985 http://www.gbrevoort.com/Betrayal.htm http://encore.dailyheraldtribune.com/Z01_subtext2409.html http://www.curtainup.com/ashes.html http://www.counterpunch.org/pinter1204.html
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