El Tíber, el río que cruza Roma, se ha convertido en uno de los símbolos de la ciudad, ha marcado en gran parte la vida y la personalidad de la ciudad, y los puentes que lo cruzan son uno de sus signos de identificación.
El barrio queda justo enfrente del Centro Storico, aunque con el río de por medio, y es una de las zonas con mayor carácter de la ciudad, un barrio peculiar como pocos y romano por encima de todo. Sectores adinerados se han encaprichado del barrio por ser una zona de moda y muchos antiguos "palacios" se están reacondicionando para acoger nuevos estilos de vida.
Lo más recomendable para hacerse una idea de la vida de este barrio es visitarlos dos veces, una por el día y otra por la noche.
De todos los puentes de la ciudad que atraviesan el río, hay algunos especialmente indicados para acercarse al barrio; El Ponte Fabricio y el Ponte Palatino. Cualquiera de ellos, conducen al inicio del Trastevere.
Se puede disfrutar de la vista de la Isola Tiberina, una auténtica isla situada en medio del río.
En la isla también hay una iglesia y los restos de otro puente romano, el Ponte Rotto, el primero de la ciudad que se construyó en piedra en el año 142 antes de Cristo.
El Mercado de Porta Portese, es uno de los mercados más grandes de Europa en objetos de segunda mano y el mayor de toda Roma.
Es imprescindible la visita a la Basílica de Santa María del Trastevere, la primera que se dedicó a la virgen en toda la ciudad.