Harold Pinter. Betrayal
Faber and Faber. 1978
Dramatis personae
Jerry: Un hombre de cuarenta años en la primera escena, cazatalentos literario, casado con una mujer llamada Judith y con dos hijos: Sam y Sarah, de 10 años. No se nos dan datos sobre su descripción física. Es el mejor amigo de Robert y amante de Emma. Es un hombre sensible y romántico, al menos en comparación con Robert. Su relación con éste casi siempre está marcada por la traición.
Emma: La esposa de Robert y amante de Jerry, de 38 años. Tiene dos hijos con su marido: Charlotte y Ned, de 13 y 5 años. Su romance con Jerry nos revela un carácter más áspero en los primeros episodios, y más con Robert, que se vuelve más cariñosos a medida que se vulva atrás en el tiempo, ante todo con Jerry, su amante. Durante años juega engañando primero a su marido, y luego a Jerry, ocultándole que Robert lo sabe todo. Al final sabemos que probablemente tenga un nuevo amante, después de Jerry.
Robert: Un editor de cuarenta años, como Jerry, su mejor amigo. Está casado con Emma, y su trabajo consiste en poner el dinero para lanzar las novelas de prometedores escritores descubiertos por Jerry. Cuando descubre el engaño de su mujer, su relación con su mejor amigo no cambia aparentemente, y finalmente engañará a su mujer con otra. En cierto modo también engaña a Jerry al no contárselo, cuando se supone que son amigos. Es un tipo que parece tomárselo todo con calma, como si no fuera con él.
Trama
Todo se desarrolla a través de nueve pequeños fragmentos que nos muestran breves pero importantes momentos de la vida de este trío, de las relaciones que tienen entre ellos. Empieza en 1977, cuando Emma cita su antiguo amante, Jerry, para decirle que ha averiguado que su marido la engaña y que van a separarse. También le cuenta que tuvo que sacar a la luz lo que tuvieron años atrás. Entresacamos también que Emma tiene un nuevo amante, Casey, uno de los autores que Jerry descubrió, y que Robert publicó.
En la segunda escena, Jerry y Robert se encuentran poco después ese mismo año para hablar de la separación, y del asunto que tuvieron Emma y Jerry durante siete años, desde 1968 hasta 1975. Hablan con mucha normalidad, como si no pasara nada, y también sacan el tema de Casey.
En la escena tres, en 1975, se ve como Jerry y Emma deciden romper porque ya no se ven apenas.
La escena cuatro, situada en 1974, nos abre la casa del matrimonio para enseñarnos una velada informal entre los tres amigos. Pero sabemos que algo raro pasa, parece que hay cierta frialdad entre los dos amigos, cierto distanciamiento, y al final cuando Jerry se va, Emma se pone a llorar sobre su marido.
En el capítulo cinco, vemos a Robert y a Emma en Venecia, sin los niños, hablando tranquilamente hasta que Robert le desvela que sabe lo suyo con Jerry. Emma lo admite y le responde a algunas preguntas de rigor sobre embarazos y otros aspectos importantes. Pero nada parece sacar de quicio a Robert.
En el seis, poco después ese mismo año, Jerry y Emma aparecen en su piso de amantes muy enamorados, hablan sobre la estancia en Venecia que acabamos de leer, y a través de muchos detalles vemos como Emma no cuenta a Jerry que Robert sabe lo suyo, y como se preocupa por un almuerzo que han organizado los dos hombres.
En la escena siete, poco después ese mismo verano vemos el almuerzo entre Robert y Jerry. Todo parece normal, hablan sobre la estancia en Venecia del matrimonio, pero aunque Robert parece ciertamente alterado, tampoco desvela ningún detalle importante. Finalmente acuerdan publicar al nuevo descubrimiento literario: Casey.
En el penúltimo episodio, situado en el verano de 1971, Emma y Jerry protagonizan una escena que les delata como jóvenes amantes, en su piso. Se prodigan en besos y palabras cariñosas, y entre caricia y caricia Jerry se siente irritado ante el simple pensamiento de que su mujer Judith pudiera tener una aventura. Pero lo más importante es que Emma le cuenta a Jerry que va a tener otro hijo de su marido.
En la novena y última escena, presenciamos el nacimiento del amor entre Emma y Jerry, y de la traición de este a su amigo Robert, todo en una fiesta en casa del matrimonio, donde Jerry le contará a la esposa todo lo que siente por ella, y obtendrá por respuesta una juguetona resistencia y una interrupción de Robert. Ahí comienza la traición que da título a la obra.
La obra se desarrolla en muchos espacios diferentes: la primera escena en un pub; la segunda en casa de Jerry; la tercera en el piso de los amantes, la cuarta en casa de Emma y Robert; la quinta en un hotel de Venecia; la sexta de nuevo en el piso de Wessex Groove, en Kilburn; la séptima en un restaurante; la octava otra vez en el piso de Jerry y Emma, y la última tiene lugar en casa del matrimonio. Se nos dan muy pocos detalles de cada escenario, pues no son los elementos más importantes de la obra.
Los aspectos temporales sí son de gran relevancia, con saltos temporales que marcan cada una de las nueve escenas, y con una disposición de las mismas que recrea esa traición de forma original, remontándose atrás y adelante en el tiempo para mostrar momentos clave de esta relación a tres bandas. Sucede que muchos de estos momentos son recordados por los personajes en escenas anteriores, hay muchas referencias temporales, tanto en la edad de los hijos, como en fechas de viajes, de encuentros, etc, que hacen que el lector reconozca estos elementos, y ante la inusual disposición de capítulos nunca sepa si la historia irá hacia delante o hacia atrás hasta las raíces de todo cuanto se enuncia en la primera escena. En total, 9 años (de 1968 a 1977) en los que discurren las variadas escenas, las cuales representan siempre una continuidad temporal dentro de ellas.
El lenguaje como viene siendo habitual en Pinter es muy simple, muy dinámico y muchas veces coloquial, aunque siempre correcto. Es su manera de situarse entre el naturalismo y la vanguardia, acercándose a los personajes al máximo.
Opinión personal
Aunque el tema a tratar no nos parezca desde nuestros días nada del otro mundo en cuanto a originalidad, deberíamos remontarnos al contexto social de Pinter para darnos cuenta de que el adulterio, tan asumido y repetido en esta obra, no era ni mucho menos algo del día a día de puertas para fuera. Aquí radica la importancia de un escritor como Pinter en la evolución de la literatura inglesa. Vista desde hoy día, Betrayal nos ofrece una fuerza dramática muy importante en la disposición temporal de las escenas, la que creo que es la mayor virtud de la obra y la que la convierte en otro gran exponente de la maestría de Harold Pinter. Es una obra que he apreciado por su capacidad para retener el interés de principio a fin, y porque aunque no parezca ofrecernos nada sobre lo que reflexionar (por lo caduco en cuanto a la novedad del tema de fondo), Pinter logra que pensemos que nunca antes una traición había sido tan bien comprendida y expuesta por un escritor, que no es poco.