En general, la película arroja un ataque a la obsesión por el éxito que ha impuesto la cultura norteamericana en la sociedad al mostrarnos a una familia que fracasa. La película muestra el fracaso como una rareza, pero no se trata de mostrar particularidades de las que reírnos como hacen muchísimos largometrajes, sino de que veamos en esa singularidad y originalidad nuestro propio reflejo humano gracias a la cotidianeidad de las escenas. ¿Quién no tiene y oculta comportamientos que provocarían una reacción de extrañeza en las otras personas para sentirse más aceptado y adaptado a la sociedad?
Esta ofuscación en conseguir éxito afecta sobre todo al padre, Richard, un conferenciante que está tratando de vender su programa de 9 pasos hacia el éxito. Se engaña a sí mismo pensando que está del bando de los triunfadores y trata de contagiar su entusiasmo al resto de su familia, pero poco a poco va aceptando a su verdadera realidad. En este personaje vemos claramente la crítica a la obsesión por el triunfo cuando, por ejemplo, es capaz de hacer muchos kilómetros en motocicleta con tal de ir hablar con el socio que debe encargarse de la venta del programa (no importa hacer el ridículo si es para cumplir el sueño americano).