por Adrián Casabó Martín
Nació el 11 de marzo de 1890 en Everett, Massachusetts y estudió en el Tufts College de la Universidad de Harvard y en el Instituto de Massachussetts de Tecnología (MIT), donde más tarde desempeñó diversos cargos docentes y administrativos.En la escuela demostró una gran aptitud para la matemáticas. Desde pequeño ya era un alumno aventajado y en 1913 construyó una máquina que servía para calcular distancias entre terrenos desiguales a la que llamó Profile Tracer. Actualmente, ha publicado un artículo llamado «Cómo podríamos pensar" ["As we may think"], en la revista Atlantic Monthly. En él describe, principalmente,la llegada de dos dispositivos. En primer lugar, una máquina pensante que es capaz de realizar ciertos cálculos. En segundo lugar, una máquina que funciona mediante el dictado y que es capaz de almacenar la información de voz para representarla de forma escrita. El último de los dispositivos que comenta en su último trabajo es el que más influirá en etapas posteriores, el Memex, un dispositivo mecánico de almacenamiento de libros, grabaciones y comunicaciones, de búsqueda muy sencilla, rápida y no lineal.Los avances científicos durante la Guerra han sido muy grandes, pero ¿cuáles han sido los beneficios que el ser humano ha extraído del uso de la ciencia?
V.B.:En primer lugar, han aumentado su control sobre el entorno material. Han mejorado su comida, su vestido y su vivienda, además de aumentar su seguridad y liberarlo, al menos en parte, de las ataduras de la existencia primitiva. Asimismo, le han proporcionado un creciente conocimiento de sus propios procesos biológicos, de modo que lo han ido liberando progresivamente de la enfermedad y han aumentado su esperanza de vida. Al mismo tiempo, han arrojado luz sobre las interacciones de sus funciones psíquicas y fisiológicas, otorgándole la promesa de una mayor salud mental. La ciencia ha proporcionado al ser humano formas veloces de comunicación entre personas individuales, le ha permitido el almacenamiento de las ideas y le ha otorgado la posibilidad de manipular este archivo y extraer de él ideas, de modo que el conocimiento evolucione y perdure a lo largo de toda la existencia del género humano, y no sólo de la vida de sus componentes individuales. Hay una enorme montaña de investigaciones científicas que no para de crecer pero, paradójicamente, cada vez está más claro que hoy en día nos estamos quedando atrás debido a nuestra creciente especialización.
AC:¿Qué le motivo a crear el MEMEX?
V.B.:Las publicaciones han sobrepasado los límites de nuestra capacidad actual de hacer uso de la información que contienen. La suma de las experiencias del género humano está creciendo de una manera prodigiosa, y los medios que utilizamos para desenvolvernos a través de la maraña de informaciones hasta llegar a lo que nos interesa en cada momento son exactamente los mismos que se utilizaban en la época de aquellos barcos cuya vela de proa era cuadrada. Para que un archivo resulte útil a la ciencia, ha de estar en continua ampliación, almacenado en algún lugar y, lo que es aún más importante, ha de poder ser consultado. En la actualidad, confeccionamos todo tipo de archivos por medio de la escritura y la fotografía y, en menor grado, por medio de la impresión. Pero también nos ayudamos de las películas cinematográficas, de los discos fonográficos y de los cables magnéticos. Incluso, en el caso de no aparecer nuevos medios para confeccionar archivos, los existentes se encuentran sumidos en un proceso de modificación y expansión.
AC:¿Puede explicarnos las consecuencias de la evolución de las máquinas?
V.B.:En la actualidad, se pueden construir máquinas con piezas intercambiables con gran economía de esfuerzo. Por compleja que sea su concepción, las máquinas actuales funcionan con enorme grado de fiabilidad. No hay más que pensar en la humilde máquina de escribir, en la cámara de cine o en el automóvil. Los contactos eléctricos han dejado de cortocircuitarse cuando hemos llegado a comprenderlos por completo. Pensemos, si no, en el sistema telefónico de conmutación automática que, a pesar de sus cientos de miles de contactos, resulta altamente fiable. Una espira de metal que, encerrada al vacío en un delgado contenedor de cristal, produce una luz brillante –el tubo o válvula de cátodo caliente que se utiliza en los aparatos de radio– se fabrica en la actualidad por cientos de millones de unidades, se distribuye por todo el mundo en paquetes y, si se conecta al soporte adecuado ¡funciona!. Su enorme cantidad de piezas, así como la precisa situación y alineación necesarias durante el proceso de su construcción habrían mantenido ocupado a un maestro artesano de los antiguos gremios durante meses; sin embargo, hoy en día se fabrica por unos treinta centavos la unidad. El mundo ha entrado en una era de dispositivos complejos pero altamente fiables y económicos al mismo tiempo.
AC:¿Cuál es la característica esencial de MEMEX?
V.B.:El proceso de enlazar dos elementos distintos entre sí es lo que le otorga su verdadera importancia.Por ejemplo, cuando el usuario está construyendo una pista o sendero de información, inserta los nombres correspondientes en su libro de códigos y los llama mediante el teclado, tras lo cual aparecen delante de su vista, proyectados en dos visores adyacentes, los dos elementos que desea enlazar. Debajo de cada uno de ellos existe un cierto número de espacios vacíos, y un puntero indica uno de ellos en cada uno de los elementos. El usuario, con pulsar tan solo una tecla hace que los dos elementos queden enlazados de manera permanente.