Nicosia:
Situada en el centro de la isla, Nicosia es la única capital del mundo que, desde la caída del muro de Berlín, permanece dividida en dos por la línea verde. Una visita a la ciudad puede ayudar a comprender los problemas a los que se enfrenta la isla y ofrece una visión más próxima a la realidad del país de la que se obtendría en el litoral. La vieja Nicosia, limitada por sus murallas venecianas del siglo XVI, es quizá el enclave más destacado de la urbe, con el centro urbano y los jardines municipales justo en el exterior de las murallas, al Suroeste.
En el sur de Nicosia, el Museo Municipal Leventis traza el desarrollo de la ciudad desde la Prehistoria y ofrece una buena visión de conjunto; es una atractiva e instructiva opción para empezar la visita a la población. En el Este se encuentra el museo de la cultura Dragoman Hadjigeorgakis. Si bien no destaca por sus exposiciones, el edificio
que lo alberga, una mansión del siglo XV, es espléndido.
En cambio, el Museo Bizantino, situado en el palacio del Arzobispo, cuenta con una excelente colección de iconos y mosaicos religiosos.
En los sótanos del museo de la catedral de San Juan pueden contemplarse algunos frescos del siglo XVIII, recientemente restaurados. En la muralla occidental se halla la puerta de Famagusta ; la que en su momento había sido la entrada de la ciudad está bellamente conservada y actualmente se utiliza como centro cultural.
En la zona turco-chipriota destaca la plaza Atatürk, de donde sale la calle principal que se dirige al Norte hasta la bien conservada puerta de Girne. En sus inmediaciones se encuentra el Museo Turco, ubicado en un monasterio del siglo XVII y que ofrece una
muestra de elementos pertenecientes a los bailarines derviches.
La mezquita Selimiye, construida en el siglo XIII, es uno de los mejores ejemplos de arquitectura gótica del país. En el área greco-chipriota se sitúa el Büyük Hamam, los mayores baños turcos de la urbe, famosos en el mundo entero.
La mayor parte de los alojamientos de la República, desde los más económicos a los más lujosos, bordean la muralla sur; además existe un albergue de juventud un poco más al Sur. En la misma área se conglomeran restaurantes y cerca del albergue se ha habilitado un comercio especializado en alimentos naturales.
Paphos:
En un país repleto de enormes centros veraniegos, excesivamente turísticos y caóticos, Pafos, en la costa occidental, ha conservado su identidad al tiempo que ha sabido atraer a la industria turística. Si bien la parte baja de la urbe ha perdido interés por su transformación urbanística, su interior posee numerosos encantos. Entre las tiendas de recuerdos se encuentra el Saranta Kolones, una fortaleza que fue destruida por un terremoto en el siglo XIII. Se conservan numerosos
edificios públicos y privados de la época
helenística. Las Tumbas de los Reyes, 2 km al norte de la parte baja de la ciudad, se caracterizan por sus grandes dimensiones y fueron excavadas en la roca blanda del acantilado. La atracción más conocida de Pafos son sus mosaicos, diseñados en el siglo III como suelos de los nobles romanos. El primero de
ellos fue descubierto en 1962, y posteriores excavaciones han revelado un complejo de edificaciones que cubre una superficie
de unos 300 m². La mayoría de mosaicos, considerados los más bellos de esta área del mundo, están dedicados a Dionisio. Muchos turistas se acercan a Pafos en viajes organizados, por lo que la urbe resulta bastante incómoda para el viajero independiente, ya que cuenta con escasos alojamientos. En el norte de la ciudad se puede encontrar un hospedaje más digno.
Macizo de Troodos:
Las montañas de la región de Troodos, en el sur del país, son inolvidables. Y, a diferencia del resto de Chipre, es un lugar en el que el viajero no se siente asediado por las hordas de turistas que llegan en viajes organizados. Popular entre los esquiadores, los senderistas y los que no soportan el calor, Troodos está repleto de monasterios del siglo XV ornamentados con frescos, aldeas vitivinícolas y agradables caminos para pasear. El monasterio de Kikko, en la parte occidental del macizo, es el más conocido
pero también el más visitado. Construido en el siglo XII, ha sido totalmente restaurado y alberga un museo de imágenes sagradas. Asinou es probablemente el monasterio más bello de la zona, pero su acceso precisa una buena excursión (hay que caminar hacia el Sur desde Nikitari). Platres, popular estación de esquí situada en el Sur, es el principal centro turístico de la región. Una de las ventajas de este enclave son los muchos lugares que posee para alojarse. Pedoulas, en la parte occidental de Troodos, es también muy conocida y alberga la iglesia del Arcángel Mihail. Es también una de las bases más indicadas para visitar Kykkos. El distrito de Solea, en el Norte, está salpicado de pintorescas aldeas y monasterios y es idóneo para practicar ciclismo.
Larnaka:
Larnaka a contribuido a la herencia cultural de Chipre, que antiguamente era la ciudad reino de Kition, una da las más relevantes. Lugar de nacimiento de uno de los más importantes filósofos, Zenon, padre de la escuela Estoica. Fue además la segunda casa de Lázaro, el cual tras haber sido resucitado por Cristo vino a
Kition como arzobispo. Los antiguos templos micénicos y los muros ciclópeos de la antigua ciudad estuvieron enterrados durante siglos hasta ser descubiertos en los últimos
años. Los fenicios fundaron en Kition un poderoso reino y durante el s. XVIII la ciudad se convirtió en un importante centro comercial donde los Consulados Europeos tenían sus asientos.
Larnaka tiene un carácter único, con su bella avenida de palmeras frente al mar, su Fuerte, visitada continuamente por cientos de tipos de aves migratorias, incluyendo cisnes salvajes y flamencos que visitan el increíble lago salado de Tekke. Cuenta también con una gran mezquita musulmana y con el ingenioso acueducto en el área de Kamares. El distrito de Larnaka ofrece además con otras joyas, como el recinto de Jirokitia, una de las más ancestrales poblaciones Neolíticas, el monasterio de Stavrovuni y la famosa iglesia de Ageloktisti en Kiti.
Agia Napa:
Esta zona destaca por sus playas doradas, entre los que tiene especial relevancia el centro turístico de Agia Napa, lugar mágico para los amantes del sol y el mar. Agia Napa se encuentra en una pequeña bahía de pescadores y en su corazón se encuentra el famosísimo monasterio medieval, los molinos de viento, las iglesias y ermitas que la rodean, extendiéndose hasta Paralimni y Protaras.
Destaca la iglesia de Nuestra Señora de los Bosques. El terreno tiene un ligero color rojizo que da un fabuloso toque al lugar y además ha dado los mejores poetas de la isla.
Kyrenia:
Situada en la costa norte, Kyrenia, a pesar de los recientes proyectos urbanísticos que se han efectuado en sus tierras, puede considerarse uno de los centros turísticos del litoral más agradables. El barrio viejo supone uno de los lugares más bellos para visitar, pero la mayoría de hoteles se hallan en la área moderna. Si se desea algo más aparte de una atmósfera mediterránea y cafeterías al aire libre,
puede visitarse el castillo de
Kyrenia. Construido en tiempos de los romanos, en la actualidad puede descubrirse su definitivo estilo veneciano. La fortaleza incluye una capilla bizantina y un museo de restos navales en los que se puede contemplar el naufragio más antiguo del mundo, así como su mercancía.
Famagusta:
La que antaño fuera la urbe más rica del mundo y escenario del Otelo shakesperiano, ha perdido todo su romanticismo. La decrépita ciudad vieja está rodeada por una muralla veneciana, mientras que la zona moderna se expande fuera de ella. Famagusta, la metrópoli más importante del territorio turco-chipriota, se asienta en la falda de la
desolada y tenebrosa península de Karpas. Muy rica durante el siglo XIII, arrasada por el imperio otomano en el XVI, su casco antiguo es actualmente conocido por las pocas iglesias que quedaron en pie. La catedral de San Nicolás, actualmente Lala Mustafá Pasa, es un bello ejemplo gótico y un magnífico recordatorio del esplendor de la urbe. A pesar de que los sucesivos regímenes se han dedicado a alterarla o destruirla, es todavía hoy un elegante edificio. Adviértase el minarete que, incongruentemente, se levanta en una de sus derruidas torres.
Otra joya de Famagusta es la torre de Otelo. Según cuenta la leyenda, aquí es donde Cristoforo Moro, gobernador de Chipre entre 1506 y 1508, mató a su esposa Desdémona. Otra narración
alternativa contextualizada en el mismo monumento narra que Francesco de Sessa, un soldado de tez oscura, cometió una ofensa innombrable que acabó con su destierro. Una leyenda sostiene que todas las riquezas de los mercaderes venecianos de Famagusta, abandonadas durante el bombardeo otomano, están enterradas al pie de la torre. Aunque ninguna de esas historias sea cierta, el castillo merece una visita aunque sólo sea por sus magníficas vistas del puerto.
Famagusta apenas ofrece posibilidades gastronómicas y hoteleras.
Salamis:
A 9 km al norte de Famagusta se sitúa uno de los yacimientos arqueológicos más relevantes del país, Salamis, la urbe chipriota precristiana más importante. El anfiteatro romano, totalmente restaurado, tenía una capacidad de más de quince mil espectadores; entre sus restos, también destaca el gimnasio con sus
baños de mármol y los mosaicos. La mayoría de ruinas son bizantinas o romanas, y están esparcidas a lo largo de 8 km. Vecina al lugar se encuentra una atractiva playa, así que es recomendable llevarse el traje de baño. Al sur del yacimiento se sitúan diversos cámpings, y al Norte, algunos hoteles de cierto lujo.
En las costas de Chipre ponen huevos cerca de 30 por ciento de las tortugas verdes del Mediterráneo, y 10 por ciento de las bobas del mismo mar,
según la Sociedad Protectora de Tortugas de Kyrenia, una ciudad chipriota litoraleña, cercana a Alagadi.