La otra cara del tabaco                                   INICIO

 

 

 

 

 

COMPOSICIÓN DEL HUMO

Cuando se enciende un cigarrillo, su extremo se convierte en una zona incandescente; al aspirar en el lado opuesto se inicia un proceso de destilación que transforma las sustancias secas en humo.

Dicho humo proviene de una combustión incompleta del tabaco ocasionado por la diferencia de temperatura existente entre la brasa de extremo libre y el borde del papel quemado; sin embargo el humo que penetra por la boca sólo alcanza a 30°C de temperatura.

A medida que la brasa avanza a lo largo del cigarrillo en cada pitada, surge el humo que, desde el punto de vista físico-químico, contiene 3 fases. Una es Gaseosa y está formada por varios gases, entre ellos dióxido de carbono, cianuro de hidrógeno, amoníaco y el peligroso monóxido de carbono, cuya cantidad es de 80 a 100 cm3 por cigarrillo. Otra es Líquida y está constituída por agua y sustancias irritantes como ácidos y alcoholes. También existe una fase Sólida de compuestos volatilizados que incluyen partículas de Nicotina ( 0.8 a 3 mg por cigarrillos ) y Alquitrán ( 7 a 20 mg por cigarrillo).

 

 

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¿Cómo llega el humo a los pulmones?

Si bien todos los sistemas que integran el organismo humano son necesarios, el sistema respiratorio adquiere una vital importancia, pues permite la entrada del oxígeno y la salida del dióxido de carbono para que todos los demás puedan seguir funcionando.

El aire que penetra por las fosas nasales atraviesa las vías respiratorias y llega a los alvéolos pulmonares, microscópicos sacos de paredes delgadas, donde tienen lugar los intercambios gaseosos.

Para evitar que las partículas que ingresan con el aire lleguen a los alvéolos e impidan su normal funcionamiento, existen varios mecanismos de protección. Uno de ellos lo constituyen los folículos pilosos de la entrada de la nariz, que retienen las partículas de cierto tamaño que contiene el aire; otro es el epitelio que tapiza las fosas nasales, que humedece y entibia el aire, aunque en el caso del humo del cigarrillo no es necesario, pues su temperatura es elevada. Una tercera forma de protección es el constante movimiento de las cilias de la tráquea y de los bronquios, que barren el mucus y las partículas que se adhieren a él hacia la faringe, donde son deglutidas y eliminadas luego por los órganos digestivos.

Estas formas de protección resultan alteradas en el fumador: la nicotina paraliza la función ciliar, impidiendo así la normal eliminación del mucus, que se acumula y obstruye los bronquios; el alquitrán se deposita en las cilias bronquiales y bloquea su función, por eso las partículas de esta sustancia pueden llegar hasta los sacos alveolares y acumularse en ellos, como consecuencia el pulmón adquiere una consistencia rígida que impide su normal funcionamiento.

También actúa sobre las cilias el monóxido de carbono, que las paraliza, y el cianuro de hidrógeno que las destruye.

Como consecuencia de la constante irritación causada por el humo del tabaco y ya sin la protección de las cilias, las células mucosas del epitelio se agrandan y secretan más cantidad de mucus, en tanto que las células basales se multiplican y ocupan un espacio mayor que el habitual. Con el transcurso del tiempo el mucus queda atrapado en los bronquios, lo que origina una tos característica y persistente conocida como " Tos del Fumador ".

Como el aire no puede circular libremente, queda detenido en los alvéolos , cuyas paredes se distienden en forma excesiva, pierden elasticidad y llegan a romperse, originando así el enfisema pulmonar. El fumador tiene gran dificultad para respirar y se ve obligado a jadear para no asfixiarse.

A la desaparición de la ciliar y a la multiplicación de las células basales se suma la aparición de células anormales, lo que constituye una situación de riesgo precanceroso, que aun es reversible si desaparece la causa de la irritación, es decir la acción de fumar.

De lo contrario las células se introducen en tejidos más profundos, las células normales desaparecen y se desarrolla en cambio gran cantidad de células atípicas que son el comienzo de la invasión cancerosa. Si el proceso continúa, las células cancerosas se infiltran a tejidos vecinos y se diseminan en otros órganos alejados por metástasis.

 

 

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EFECTOS DEL TABACO EN FUMADORES ACTIVOS Y PASIVOS

 

Los efectos perjudiciales del uso del tabaco no sólo afectan a los fumadores; también inciden sobre los no fumadores o fumadores pasivos, grupo que comprende a todas las personas que rodean al fumador y se ven obligadas a inhalar parte del humo que proviene de las corrientes secundarias y terciarias.

El humo del cigarrillo irrita los ojos, las mucosas nasal y faringe del fumador pasivo y puede ser el origen de una rinitis o de una faringitis. Tanto la proporción de monóxido de carbono en la sangre como la presión y el pulso arterial registran un aumento cuando el no fumador permanece más de media hora en un ambiente donde se fuma. Se ha comprobado, además, que la orina de un fumador pasivo que permanezca una hora en un ambiente contaminado con humo de tabaco, contiene productos de degradación de tabaco similares a los que se presentaría si hubiera fumado tres cigarrillos.

Si bien los daños que suelen padecer los no fumadores son grandes, el peligro es aún mayor en personas más vulnerables entre las que se encuentran las mujeres embarazadas, los niños, los ancianos y los individuos que padecen insuficiencia cardíaca y respiratoria.

 

 

 

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Los niños y la adicción al tabaco

 

EXPOSICIÓN DE LOS NIÑOS AL HUMO DEL TABACO.

Si las presentes tendencias continúan invariables, unos 250 millones de niños actualmente vivos, morirán como resultado del consumo de tabaco. La captación de nuevos fumadores para el mercado tabacalero empieza en la adolescencia -o antes- y es fundamental para el éxito comercial.

Según la mayor multinacional tabacalera del mundo (Phillip Morris), el reclutamiento funciona del siguiente modo: "para el que empieza, el cigarrillo es un acto simbólico, yo no soy el hijo de mi madre, soy un aventurero, no estoy chapado a la antigua... A medida que el simbolismo psicológico se atenúa, el efecto farmacológico se impone y es el que mantiene el hábito".

"Para el fumador joven, un cigarrillo pertenece a la misma categoría que el vino, la cerveza, afeitarse, llevar sostén o no; o sea, es una declaración de independencia y búsqueda de la propia identidad..."

Así pues, todo intento de enganchar a jóvenes fumadores debería apoyarse, entre otros en los siguientes parámetros:

· Presentar los cigarrillos como una de las pocas iniciaciones al mundo adulto.

· Presentar los cigarrillos como parte de la categoría de productos y actividades que provean placeres ilícitos.

De esta manera, el tabaco es cuidadosamente concebido como un rito de iniciación a la vida adulta. Un tema que aún preocupa a las tabacaleras es que las tasas de mujeres fumadoras son bajas en todo el mundo, especialmente en los países en vía de desarrollo; el nuevo gran mercado potencial para la industria tabacalera son las niñas. Para algunas mujeres, fumar puede simbolizar una nueva liberación en sociedades que se occidentalizan, que están en vías de modernización.

Los niños que están afectados por el fumar de sus padres están expuestos a toda una serie de problemas de salud, algunos serios.

El impacto es grave y comienza antes del nacimiento. El hábito de fumar incrementa el riesgo reproductivo.

El alto consumo de cigarrillos en el embarazo ha sido asociado con mayor proporción de:

~ abortos espontáneos;

~ muertes fetales;

~ partos prematuros;

~ recién nacidos de menor peso;

~ muertes neonatales;

 

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