Historia

Los parisios, pueblo galo del que se deriva el nombre de París, dominaban el sector cuando las tropas de Julio César sitiaron el lugar. Se cree que los parisios fundaron la ciudad entre 250 a. C. y 200 a. C., aunque se desconoce el lugar exacto del emplazamiento de la ciudad gala.

En el 52 a. C. cuando los romanos toman la ciudad, la rebautizan llamándola Lutecia (Lutetia) y la reconstruyen durante el siglo I en la orilla izquierda del río Sécuana (Sena).

París toma su nombre actual en el siglo IV y Clodoveo, rey de los francos, la hace su capital en 508, tras su victoria sobre los romanos.

Cuando los Capetos consiguen el trono de Francia en 987, París es una de las dos grandes ciudades de su dominio personal. Con Felipe Augusto (1190-1220) París se convierte definitivamente en la capital del reino.

 

 

A finales del siglo XVIII, en la fortaleza de la Bastilla, que se encontraba en el oriente de la ciudad, se inició oficialmente el movimiento que se conoce como Revolución Francesa.

Tras proclamarse Emperador, Napoleón Bonaparte se decide por París como capital de su Imperio, luego de haber contemplado a Lyon para tal privilegio.

Bajo el reinado de Luis Felipe, la ciudad acelera su ritmo de crecimiento.

La transformación de París durante el Segundo Imperio de Napoleón III (1852-1870) le dio a la ciudad su fisonomía actual. El emperador comisionó al Barón Haussmann para que ejecutara los cambios necesarios para convertir a París en la ciudad más moderna del mundo en su época. Se demolió gran parte de la ciudad antigua y medieval y se dio paso a los grandes bulevares y a los edificios modernos, el más destacado de los cuales fue la Ópera Garnier. Se construyeron canalizaciones de aguas y otros importantes adelantos en obras públicas. Este periodo llegó a su fin después de la caída del emperador como consecuencia de la derrota sufrida por su ejército en la guerra franco-prusiana.

París albergó durante la segunda mitad del siglo XIX varias exposiciones universales. La más destacada tuvo lugar en 1889 con motivo de la conmemoración del primer centenario de la revolución. Para este evento fue construida la Torre Eiffel que, aunque debía ser desmontada una vez terminada la exposición, continúa actualmente en su emplazamiento original.

En 1940 la ciudad fue conquistada por el Wehrmacht (ejército de la Alemania Nazi) en el marco de la Segunda Guerra Mundial. París estuvo administrada por las fuerzas de ocupación, que la abandonaron después de cuatro años sin causarle destrozos de consideración, en comparación con los daños sufridos en otras ciudades europeas en esa guerra. Para los aliados, París no era una plaza de importancia estratégica y por ello preferían eludir la liberación de París ya que su objetivo era traspasar pronto el Rin. Sin embargo, el general de Gaulle consiguió convencerlos de la necesidad de liberar París ante el temor de que un régimen comunista se instaurara en la república si la resistencia vencía a los alemanes.

Bajo la administración del presidente François Mitterrand, en la década de los 80 y comienzos de los 90, la ciudad recibió un renovado impulso en su urbanismo e infraestructura. Se renovaron sectores deprimidos de la ciudad, particularmente en barrios de la ribera izquierda y la Villette; se levantaron nuevos edificios emblemáticos como la biblioteca, el Arche de la Défense y el Musée d'Orsay; y se renovó radicalmente el Museo del Louvre.