Los típicos errores de los programas realizados en
América Latina, son los siguientes:
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Carecen de continuidad porque dependen de los
tiempos electorales.
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No se retoman las experiencias que han demostrado
eficacia, sean públicas o privadas.
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Son programas que exaltan la figura del
funcionario, buscando dejar una “huella personal” en la intervención, es decir,
“hacer algo distinto” y/o “salir en la foto”.
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Son acciones de asistencia social que mantienen
sin cambio la situación de los niños, dejándolos en la dependencia
institucional o en la caridad pública.
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El personal destinado para la atención de la
población no está preparado, ni cuenta con el perfil o disposición para
enfrentar un problemática educativa tan compleja.
Para el verdadero éxito de un programa de
intervención se han de cumplir los siguientes criterios:
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calidad, propuestas basadas en un mínimo de
conocimientos y experiencias.
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Pertinencia, propuestas que sean adecuadas a las
necesidades de la población de niños y niñas en general.
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Relevancia, implica buscar las propuestas más
significativas para los niños y niñas, que destaquen por su nivel de
importancia sobre otras.
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Presupuesto, no existe política social sólida sin
los recursos económicos que la coloquen en el tiempo.
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Marco jurídico, fundamentar las políticas sociales
en el espíritu de la constitución.
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Transparencia,
tener claramente establecidos los mecanismos de rendición de cuentas en el
ejercicio presupuestal, la evaluación y la solidez en los resultados
presentados.
- Visión de futuro, no establecer los programas tan solo durante el período electoral, sino que allá un impacto en varios años de intervención, es decir, más allá de la administración.