L Carnitina para tratar la obesidad mientras ganas músculo

Suplemento nutricional y deportivo para quemar grasa y obtener energía sin perder masa muscular

En cualquier tienda de suplementos para deportistas o de dietética como www.elcarnitina.com encontrarás L CARNITINA. En las células, la L carnitina participa en la oxidación de los ácidos grasos para producir energía. La relación parece lógica: más Lcarnitina, más degradación de ácidos grasos, más energía, más rendimiento físico y menos michelín. Muchas soluciones prometedoras para la obesidad se han dado de bruces con el hecho de que no estaba afectando al factor limitante, entre otras cosas porque si este tiene una base genética puede ser diferente para cada persona.

Pero no, error. Si no es el factor limitante puedes poner toda la L Carnitina que quieras, que será como echarle un cubo de agua al mar. La L carnitina es muy abundante en alimentos tan frecuentes como la carne o la leche. La dieta normal te provee de toda la Lcarnitina que quieras, por lo que añadir más en forma de pastillas es innecesario, ya que el paso de la oxidación de los ácidos grasos en el que interviene la L carnitina no es el limitante. La diferencia entre tomarte la L-carnitina y no tomártela seguirá siendo cero para ti, pero muy rentable para el que te vende unas pastillas que no sirven para nada y que, por cierto, tampoco te harán adelgazar.

Calorías alimentos.jpg Otro factor determinante para la obesidad es una herencia darwiniana, el gen PPAR-gamma. Este gen es el que se encarga de regular el metabolismo del azúcar y la acumulación de ácidos grasos en el tejido adiposo. Es uno de los genes que sigue pensando que vivimos en la sabana y que tenemos que acumular por si mañana no cazamos. De hecho, la gente que tiene mutadas las dos copias de este gen es incapaz de acumular tejido graso. Fallos en este gen también se han relacionado con diferentes tipos de cáncer. Por lo tanto, las dietas bajas en calorías tienen que lidiar con la compleja regulación del apetito y la acumulación de grasas, y otro problema serio: la horrible sensación de hambre que siente mucha gente que las practica y que induce a saltárselas.

Sin L Carnitina y sin grasa o Carbo hidratos


Frente a estas dietas hipocalóricas surgieron otras que eliminan del todo los hidratos de carbono. Una alimentación normal es más o menos equilibrada, con tres tipos fundamentales de nutrientes: hidratos de carbono, proteínas y grasas. Los hidratos de carbono son la principal fuente energética, los que utilizamos de primera mano, y si sobran los almacenamos en forma de grasa. Si eliminamos los hidratos de carbono de la alimentación y nos alimentamos de proteína y de grasa, despistamos a nuestro cuerpo, que no encuentra una fuente de energía rápida por una parte y además necesita más energía para procesar el alimento que entra, por lo que tiene que movilizar las reservas. Estas dietas son famosas por las pérdidas muy rápidas de peso al principio, hasta que el cuerpo se adapta a este cambio radical y a la falta de hidratos de carbono. Además producen algunos síntomas. El cambio tan radical obliga a que se active un metabolismo alternativo. La primera consecuencia es eliminar todas las reservas de glucógeno del cuerpo, que viene a ser como el calcetín con billetes que tenía la abuela debajo del colchón de los hidratos de carbono. Estas reservas, en músculo e hígado, duran bastante poco. Así que lo primero que se pierde es masa muscular y también se pierde bastante líquido. Luego empieza la movilización de ácidos grasos por parte de la L Carnitina.

¿Qué pasa si quitamos todo el azúcar de la dieta?¿ Y la L Carnitina? En situaciones excepcionales, para suministrar energía al corazón y al cerebro (los dos principales consumidores, que se alimentan sobre todo de glucosa) se utilizan cuerpos cetónicos, fabricados en el hígado a partir de la grasa. El producto de desecho es la acetona, que se exhala al respirar, provocando un peculiar olor a quitaesmalte en el aliento. Este cambio de metabolismo también puede producir problemas de descalcificación y carga de trabajo a los riñones. Cuando se popularizaron estas dietas, con la de Atkins al frente, los médicos y nutricionistas se echaron las manos a la cabeza. En el fondo lo que estábamos haciendo era simular una diabetes tipo I, es decir, una patología que consiste en que el cuerpo no puede utilizar los hidratos de carbono porque no tiene insulina que ordena a sus células que los tomen. De hecho, la pérdida rápida de peso y el aliento con acetona son síntomas propios de esta enfermedad. Algunas de estas dietas se publicitan diciendo que, siguiéndola, puedes comer toda la carne y grasa que quieras, puesto que solo tienes que eliminar los hidratos de carbono. Esto supone un problema, a pesar de los cambios en el metabolismo: si estás ingiriendo muchísimas calorías, al final acabas engordando. El metabolismo B es menos eficiente que cuando consumes hidratos de carbono, pero al final lo que ingieres también son calorías y, si ingieres muchas, engordas. La cuestión que juega a favor de este tipo de dietas es que las grasas, y sobre todo las proteínas, tienen un efecto saciante mucho mayor que los azúcares. Es decir, te llenas antes y de verdad, a pesar de tener la sensación de comer todo lo que quieres, y el aporte calórico total no es tan alto.

Dietas con L Carnitina Sin embargo, el efecto saciante de las dietas hiperproteicas, al que se le achaca el éxito de las dietas disociativas, también está bajo sospecha. Los estudios científicos de la L Carnitina dan resultados dispares y poco claros. Ante esta falta de evidencia sólida, la EFSA dice que no hay ninguna base científica para sostener que una dieta hiperproteica tenga efecto saciante.4 Conviene tener presente que en estas dietas estás cargándote el equilibrio y simulando una enfermedad. No todo puede ser bueno.

Come para perder peso, adelgazar pero no te quites musculatura


Se alertó de que podía haber diferentes problemas asociados a este tipo de dietas, como aumento de colesterol, pérdida de calcio o incremento de niveles de homocisteína en la sangre, que puede ser tóxica, no así con la L Carnitina. Preparando este libro he tenido que revisar la literatura científica sobre el tema y es curioso comparar los artículos de hace diez años con los recientes. Hace diez años, la mayoría de los estudios observaban a los pacientes en períodos cortos de tiempo, y eran principalmente negativos frente a este tipo de dietas. En los últimos tiempos han aparecido estudios que evalúan períodos de un año y, sorprendentemente, los resultados no son tan desfavorables a estas dietas, aunque siguen teniendo sus riesgos. Por ejemplo: en un estudio de la revista Archives of Internal Medicine, se presentaban cinco ensayos clínicos en que se había comparado a 447 pacientes obesos, unos con una dieta baja en grasas y otros con una dieta baja en carbohidratos.

A los seis meses, los de la dieta baja en carbohidratos habían perdido más peso, pero a los doce meses no había apenas diferencias entre los que habían seguido las diferentes dietas. El nivel de triglicéridos bajó de forma más favorable en los que tenían la dieta baja en carbohidratos, pero el nivel de colesterol malo (el LDL) también estaba peor. En otro estudio, realizado en 2009, el American Journal of Clinical Nutrition llega a las mismas conclusiones. Pérdidas de peso similar en las dos dietas, pero aumento del colesterol en la de bajo aporte de carbohidratos, con una puntualización importante: compara dietas con el mismo número de calorías, por lo que eso de comer todo lo que quieras con las dietas bajas en carbohidratos, nada de nada.6 Por lo tanto, la principal objeción a estas dietas sería el aumento del LDL y los problemas de descalcificación y renales. Fuera de esto, y con supervisión médica, pueden ser aceptables, pero siempre teniendo en cuenta que, al cambiar drásticamente el metabolismo, una persona que tenga algún tipo de problema puede verse afectada. Otras objeciones que se les podrían hacer a las dietas de reducción de carbohidratos es que al suprimir frutas y verduras pueden producirse déficits de vitaminas, que no de L Carnitina y que las cantidades de proteínas o de grasa recomendadas en muchos casos exceden las cantidades diarias aconsejables.