No hay que dejarse llevar por su aspecto físico. Tiene una complexión fuerte y derrocha espíritu sobre el césped, pero Thomas Gravesen es mucho más que un gladiador del centro del campo. El Madrid ha echado el ojo a este danés de 28 años que nada tiene que demostrar en Inglaterra, donde se ha convertido en el corazón del equipo revelación de la 'Premier'. Un futbolista completo, de clase media y con un cuentakilómetros sin límite.
No usará gomina ni se perfumará con Chanel. Thomas Gravesen (Vejle, 1976) se aleja del patrón de futbolista glamouroso y mediático, en buena parte por su presencia física. Su fortaleza y su aspecto duro es tan imponente que un día 'sedujo' al mismísimo Mike Tyson cuando preparaba un combate en Dinamarca.
El internacional danés es robusto, férreo y pegajoso, un hueso duro de roer en el centro del campo y una pesadilla para el rival porque además de ser un especialista en recuperar balones tiene criterio para crear. El Madrid busca resolver con él los problemas en la medular y mantener el equilibrio con un futbolista de carácter, con la suficiente capacidad como para fortificar los cimientos del equipo no sólo con su físico sino también a base de calidad.
Gravesen es un mediocentro de contención que no rehuye el balón a la hora de organizar el juego, aunque se siente más cómodo con un compañero a su lado con el que compartir la tarea de creación. El danés no es un especialista en pases imposibles ni en abrir huecos inimaginables, pero tiene mucho recorrido y un buen desplazamiento en largo. Esta temporada en Inglaterra ha dado más asistencias que Xabi Alonso (seis, hasta el momento) y es uno de los jugadores que más balones mete en el área. En el aspecto goleador tampoco se maneja mal. Este curso ha marcado cuatro.
Su fuerza y exceso de energía le generó fama de agresivo, aunque de un tiempo a esta parte ha contrarrestado esas críticas a golpe de balón con importantes actuaciones con la selección danesa en el Mundial de Corea y Japón y la Eurocopa de 2004 y, más recientemente, en el Everton. Su titularidad en Dinamarca es indiscutible y es, junto a Tomasson, una de las piedras angulares del equipo.
No sólo se limita a equilibrar al conjunto, también es un centrocampista sin miedo a llegar al área, especialmente si es para engatillar al balón desde la frontal. Su estilo sereno y su capacidad para recuperar balones podría recordar a Claude Makelele, pero Gravesen tiene una mayor presencia y mejor salida de balón.
Dio sus primeros pasos en el equipo de su natalidad local, Vejle, pero tras dos años allí llamó la atención del Hamburgo. Durante sus tres campañas en la Bundesliga, Gravesen maduró hasta convertirse en uno de los mejores extranjeros del campeonato, como así lo calificó la revista 'Kicker'. De ahí su salto a Inglaterra, uno de sus deseos. El Everton lo fichó en el verano de 2000, pero no ha sido hasta estas dos últimas temporadas cuando el futbolista ha ofrecido su mejor nivel. En la reciente Eurocopa de Portugal fue junto al rojiblanco Gronkjaer uno de los futbolistas más destacados de la selección e, incluso, del torneo.