CURIOSITIES
STAMPS:
El Reino Unido emitirá una
serie postal con imágenes de las portadas de varias novelas de la serie de
James Bond, el célebre agente OO7, anunciaron hoy el Correos británico.
Los sellos, que
se pondrán a la venta el próximo 8 de enero, mostrarán diferentes ediciones de
algunos de los libros más famosos del personaje creado por Ian
Fleming.
Con esa emisión
especial se trata de homenajear al novelista en el centenario de su nacimiento.
Más de cien
millones de libros de la serie Bond se han vendido en
todo el mundo aunque en los sellos aparecerán sólo seis de las catorce novelas
que escribió Fleming.
Se trata de “Casino Royale”, “Dr No”, “Goldfinger”, “Diamonds are
for Ever”, “For Your Eyes Only” y “From Russia with Love”.
“Pocos héroes
de ficción hay tan famosos como James Bond, así que
es del todo apropiado que comencemos nuestro programa de sellos especiales
homenajeando a su creador, Ian Fleming”,
dijo Julietta Edgar, del Royal Mail (Correos
británicos).
http://www.ianflemingcentenary.com/pages/content/index.asp?PageID=72
ARTICLES ABOUT IAN FLEMING
THE IAN FLEMING CENTENARY BUST
The
Ian Fleming Centenary Bust has been created by Anthony Smith, a young British
sculptor with a growing reputation for high profile commissions.
Born
in
Anthony's
passions have always included both art and science, and after school he went to
He has
received a variety of commissions - including design commissions for the Royal
Mint, a commemorative bust on the tercentenary of Carl Linnaeus for the Linnean Society of London - which elected Anthony as its
youngest Fellow - and a twice life-sized bust for
ABOUT THE BUST
Anthony
has long been a fan of Fleming's James Bond novels and the films that have been
based on them.
"I
really enjoyed researching the real Ian Fleming when developing ideas for this
bust. He lived during fascinating times, and he carved out a remarkable life
for himself by sheer strength of character. It was a real honour to do a
sculpture of him."
After
studying all the available photos and video footage of Ian Fleming, Anthony
created a pose for the bust. The pose was inspired by a photo which Anthony
found captured the intensity, the humanity and the casual sophistication of
Fleming. It is these same characteristics which he has sought to capture in
this portrait bust.
The
bust is currently being exhibited as part of the Fleming Collection's 'Bond
Bound' exhibition. It has already been displayed in
The bust has been cast as a limited edition of 8. Please contact the
artist for availability.
http://www.ianflemingcentre.com/ShowArticle.aspx?ID=51
JAMES BOND
LLEGA A CHINA POR PRIMERA VEZ EN 45 AÑOS.
Después de 45 años de existencia y 21
cintas, el “superagente” secreto de la Guerra Fría, James Bond,
se verá en la gran pantalla china tras haber sido aprobada por la censura por
primera vez, en uno de los estrenos más promisorios del año en el país
asiático.
Agencias - Los actores protagonistas de
“Casino Royale”, el británico Daniel Craig (38 años), calificado por la crítica británica como
“el mejor Bond desde Sean Connery”,
y la francesa Eva Green (26), estarán presentes en
una gala de presentación que impregnará de “glamour” la capital china ayer
lunes y Shangai este martes.
Además de Green
y Craig, que viaja acompañado de su actual novia, la
productora americano-japonesa Satsuki Mitchell (29), estarán presentes el director, Martin Campbell, y los
productores Michael G. Wilson y Barbara Broccoli.
“Casino Royale”
pasó el escrutinio de la censura china, que limita el número de películas
extranjeras en los cines a 20 por año.
“Presentamos la película, las
autoridades la vieron durante una semana y no pidieron ningún corte”, declaró a
Efe Li Chow, directora
general de Columbia Pictures
(filial de Sony)
en China.
El nuevo agente 007 protagonizado por Craig (”Munich”, 2005) ha superado los 565 millones de
dólares de taquilla en todo el mundo desde su estreno el 14 de noviembre,
superando el récord en la serie Bond de 432 millones
de “Die another day” (2002), protagonizada por Pierce Brosnan, y en la
que “los malos” eran los norcoreanos.
“Dijimos a los censores que se trataba
de un nuevo Bond, que estábamos lanzando nuevamente
la serie y que esta vez estábamos peleando contra un enemigo común, que es el
terrorismo, por eso (pasar la censura) fue más fácil”, añadió Chow.
La película podrá verse en mil pantallas
chinas y cuenta con el mayor número de copias de distribución de una película
extranjera en China, con 470.
Las previsiones de la distribuidora
china, China Film, para la taquilla en el país asiático son alcanzar los 100
millones de yuanes (11,5 millones de dólares), lo que la convertiría en una de
las cuatro cintas foráneas de mayor éxito en China, donde aún no se han
superado los 300 millones de yuanes de “Titanic”.
Columbia se ha esmerado en la traducción de la
película al chino, “porque había algunas partes que hemos tenido que adaptar,
como términos financieros de difícil traducción que impedían la comprensión del
guión”, señala Chow.
A pesar de que las copias pirata de “Casino Royale” en ruso
se pueden conseguir en China desde diciembre, el estreno ha causado gran
expectación en el país, porque “la gente la quiere ver en pantalla grande”.
El rubio Craig, que causó dudas al ser escogido como
el sucesor de Brosnan, ha conseguido el aplauso de la
crítica con su interpretación de un “pre-Bond” nada sofisticado que llora y es torturado en esta
versión de la primera novela homónima de la
serie de Ian Fleming (publicada
en 1953).
http://www.noticiasdot.com/cine/2007/01/30/james-bond-llega-a-china-por-primera-vez-en-45-anos/
JAMES BOND EXHIBITION CELEBRATING THE CENTENARY OF IAN
FLEMING’S BIRTH ON SHOW AT
BONHAMS INTERNATIONALLY
Over
the next year Bonhams, the international fine art
auction house, will be partnering Ian Fleming Publications in a prestigious international
exhibition that celebrates the birth of James Bond’s creator, Ian Fleming.
The exhibition, entitled ‘Bond Bound’ will showcase an
array of the legendary book covers for different editions of the Bond books
from different eras. Bonhams will host the exhibition
in a number of key locations, provide marketing and press support, and host a
series of private view receptions in various locations. The exhibition will be
staged in 11 different cities around the world during the coming year at venues
provided by Bonhams or Flemings:
http://www.scamp.ie/2008/05/13/ian-fleming-the-art-of-cover-design/
Shanghai
- January 09 (TBC)
Paris
- May 09 - Bonhams
The
Exhibition in
Based
on the artwork of James Bond book covers, the exhibition is a
collaboration between The Fleming Collection and Ian Fleming
Publications working closely with Ian Fleming’s worldwide publishing partners.
Previously unseen archive material will be featured including fascinating
personal letters and manuscript material from Ian Fleming. The Exhibition’s
decorative value is enhanced by a selection of iconic film posters.
Selina Skipworth, Keeper of the
Art at The Fleming Collection who is curating the
exhibition, says: “The covers of Bond novels stretching back more than half a
century provide a fascinating snapshot of society’s shifting attitude to sex,
feminism and the changing international political climate.”
Ian
Fleming’s life was a fascinating backdrop for his stories about 007. Born in
1908, the grandson of the founder of Flemings, Ian was educated at
The
charity, ‘Room to Read’ which builds schools and libraries for girls in
The
http://commanderbond.net/article/5485
Los
herederos de Ian Fleming,
el padre de James Bond, fuerzan la modificación de un
polémico libro sobre oo7
Los herederos de Ian
Fleming, el padre de James Bond,
han forzado la modificación de un libro sobre el famoso agente 007 que aborda
un polémico caso legal de plagio que afectó al escritor británico, según
publicó ayer The Sunday
Times. La obra en cuestión es The battle
for Bond (La batalla por Bond), del autor Robert Sellers, y cuenta cómo el célebre espía pasó de ser el
personaje despiadado y misógino creado por Fleming en
su primera novela, Casino Royal (1953), a convertirse en un amable mujeriego
que resultó comercialmente más rentable. Ese cambio de personalidad empezó a
fraguarse en la novena novela de Fleming sobre el
agente secreto, Thunderball (traducida al español
como Operación Trueno, 1961), que nació envuelta en la polémica.
La controversia se remonta a 1958,
cuando el productor cinematográfico Kevin McClory
planeó producir, junto a Fleming y el guionista Jack Whittingham, la primera
película sobre el espía «con licencia para matar». El literato británico fue
acusado después de plagio por utilizar ese guión como base para la novela
Operación Trueno, de la que no se haría un filme hasta 1965, sin mencionar ni a
McGlory ni a Whittingham.
Un alto coste
La disputa desembocó en 1963 en un
juicio que le costó a Fleming 50.000 libras de la
época y un grave empeoramiento de su salud que, a la postre, le costó la vida
el 12 de agosto de 1964. Asimismo, el pleito acarreó la obligación de que las
futuras publicaciones de la novela aclarasen que «está basada en un tratamiento
para la pantalla por Kevin McGlory, Jack Whittingham e Ian Fleming».
Ahora, el libro de Robert
Sellers, que analiza la llamada «polémica McGlory» y se publicó en junio del pasado año, se ha topado
con las quejas del Fleming Will
Trust, la fundación de los herederos del escritor. Olswang, el bufete de abogados que representa a los
herederos, ha acusado a la editorial independiente Tomahawk Press
de violar derechos de autor porque la obra de Sellers
incluye documentos judiciales del caso de plagio. Según Peter
Stephens, jefe de propiedad intelectual de Olswang, esos documentos forman parte del archivo literario
de la fundación, por lo que ha exigido a la editorial que deje de publicar el
libro. «Somos una pequeña editorial sin dinero para afrontar una gran acción
judicial», reconoció con impotencia el director gerente de Tomahawk Press, Bruce Sachs.
Aunque la librerías
no han sido obligadas a retirar las copias de la obra original, el portal de
Internet Amazon ha decidido dejar de vender el libro.
La editorial publicará una segunda edición en mayo, pero no incluirá los
documentos que son objeto de conflicto.
http://www.lavozdigital.es/jerez/20080310/contraportada/eterno-escandalo-20080310.html
REIVINDICACION
DE IAN FLEMING
por Juan Carlos Planells
Pocos autores pueden ser recordados como
creadores de un personaje de fama universal: Burroughs
y su Tarzán, Conan Doyle y Sherlock Holmes, Dumas y sus mosqueteros... Ian
Fleming y James Bond. De
estos cuatro, Fleming es el peor conocido y el peor
interpretado. Cierto que a Burroughs no se le puede
pedir mucho, pues literariamente es de una gran pobreza, pero lo suple con su
imaginación. Lo que sí es divertido es que sus admiradores, tanto los de la
saga de Tarzán como de otras sagas, están convencidos
de que es un escritor excelente. Misterios de la vida.
Por el contrario, Ian
Fleming ha visto durante casi medio siglo cómo se
vertían toda clase de descalificativos, cuando no improperios, sobre sus
modestas novelas de acción protagonizadas por el agente secreto James Bond, alias 007. ¿Razones? Pues debido a las versiones
cinematográficas que de las novelas se efectuaron a partir de 1962.
Ian Fleming
(1908-1964) empleó parte de su experiencia en el mundo del servicio secreto
durante su paso por inteligencia militar naval para crear unas modestas novelas
de acción, la primera de las cuales se publicó en 1954 (Casino Royale) y la última apareció tras la muerte del autor, en
1965 (El hombre de la pistola de oro). Aún en 1966 apareció un pequeño volumen
con tres relatos cortos publicados previamente en revista, Octopussy.
En total, pues, Fleming produjo doce novelas y dos
recopilaciones de relatos, un total de catorce libros protagonizados por James Bond. Su muerte prematura, precisamente en el año en que Bond había alcanzado fama universal, cortó de raíz la serie
cuando (literariamente) estaba en su momento más interesante (ya veremos el
motivo luego). Aunque Julian Symons
considera que Fleming había perdido un tanto el
interés por la serie hacia la mitad de la misma (lo que explicaría que
aprovechase un proyecto de guión cinematográfico para Operación Trueno, que
luego le trajo complicaciones a él y a otras personas por su presunta
apropiación indebida), las novelas mantienen un interés y una coherencia muy
notables a lo largo de toda la serie, sin desfallecer en momento alguno, más
bien al contrario.
Pero, para desgracia suya, Fleming cargó con el sambenito del James Bond cinematográfico, y recibió críticas despiadadas e
insultantes por su personaje y por sus novelas. Lo más curioso de todo esto es
que las críticas procedían siempre de quienes no habían leído ninguna de sus
novelas. Esto, que parece un sinsentido (y lo es), resulta mucho más frecuente
de lo que se cree y es ampliamente practicado por firmas de solvencia: viste
mucho hacer el cretino en público y hablar de lo que se desconoce o se conoce
por referencias indirectas. Los "sabios" suelen criticar lo que
desconocen por la sencilla razón de que no necesitan conocerlo para criticarlo
(o sea, hablar mal de ello), convertidos en jueces cuyo veredicto es inapelable
y que se hallan en posesión de la verdad; para eso son sabios, claro. Bond era un fascista, su autor un hombre repugnante, un
odioso reaccionario, un defensor del imperialismo yanqui, etc., etc.: tales eran
los descalificativos que se le dedicaban al autor y al personaje como si fueran
lo mismo, sin el menor rubor. Hablamos, claro, de la época álgida del Bond cinematográfico, la década de 1960 y parte de la de
1970, cuando todo se estudiaba y analizaba a través del color del cristal de la
ideología política: o se era reaccionario o se era progresista, la cultura (?)
no admitía otra disyuntiva, ninguna otra alternativa. A eso hemos de añadir que
en España las novelas de Bond no se editaban
directamente (excepto en catalán) sino que llegaban de importación editadas por
Albón, una editorial de Colombia, si no me equivoco.
Lo que recuerdo muy bien es lo infecto de las traducciones, lo pésimo de las
ediciones, y lo mutilado (eso lo he sabido luego) de los textos que ofrecían (a
pesar de anunciarlas como "íntegras": es algo muy frecuente y que han
practicado gente tan seria como Sopena y la colección
Austral...). Hasta 1998 no ha habido una edición en España, a través de RBA, y
ahora en Ediciones B, de las novelas de Fleming, en
correctas traducciones y en textos íntegros. Mal se podía juzgar pues lo que no
se ofrecía o se ofrecía en pésimas condiciones, pero esto no es algo que
preocupase en lo más mínimo por entonces a la "intelligentsia",
que con ver al Bond cinematográfico ya se creían
autorizados para juzgar sobre el Bond literario sin
temor a equivocarse.
Error. El Bond
cinematográfico y el Bond de Fleming
comparten muy poco, apenas el nombre, el 007, la secretaria Monneypenny,
M, Q, y nada más. Sólo las dos primeras películas, Agente 007 contra el Dr. No
y Desde Rusia con amor resultan las más fieles al libro del que parten... pero
únicamente en lo esencial del argumento y desarrollo del mismo. El Bond de Fleming y el Bond del cine son casi dos personajes distintos. El Bond creado por Fleming recuerda
vagamente a los personajes aventureros de los años treinta, los "sportman investigators", por
decirlo así. Hasta podríamos decir, exagerando un poco, que no hay mucha
diferencia entre el cretino Lord Peter Wemsey de Dorothy L. Sayers y el aburrido James Bond
de Ian Fleming. ¿He dicho
aburrido? Sí, el Bond made in Fleming
es un personaje gris, un vulgar funcionario del servicio secreto que una vez al
año (novela) debe desempeñar una misión peligrosa y pasarse el resto del año
rellenando impresos, leyendo documentos o escuchando grabaciones de
conversaciones acaso sospechosas: trabajo rutinario de oficina. Cierto: es un
soltero sexualmente activo (como rezan hoy los cánones sociales, ya ves, y se
aplaude y jalea en todas partes), le gusta vestir con corrección y la buena
comida (como también marcan hoy los cánones sociales, fíjate, como también se
aplaude y jalea en todas partes). Pero, al ser un personaje de ficción, eso le
convertía automáticamente en un reaccionario y un fascista repugnante hace
algunas décadas. ¡Cómo cambian los tiempos, señorito!,
diría Gracita Morales.
Pero además, el Bond
de Fleming es un personaje con dudas, temores, incertezas e inseguridades, algo que el Bond
cinematográfico ni soñaría con tener. Su primera aparición en novela, Casino Royale, es una declaración de principios: hacia el final de
la novela, Bond es tracionado
(por la mujer que ama, pero él no lo sabe hasta más tarde) y torturado
sádicamente por Le Chiffre. Todo esto le producirá
una crisis existencial y pondrá en duda los valores que defiende. ¿Algún
parecido con el Bond cinematográfico? Rarezas
semejantes aparecen de cuando en cuando en otras novelas. En Al servicio
secreto de su Majestad Bond se casa y en el último
capítulo su esposa es asesinada por un enemigo que ha huido anteriormente.
Cuando se llevó al cine y se conservo este final, todo el mundo quedó
sorprendido por algo tan "inesperado", pero que procedía directamente
de la novela. Y aún una vuelta de tuerca: en El hombre de la pistola de oro (la
última que Fleming pudo completar) un Bond traumatizado por lo ocurrido en la novela anterior,
Sólo se vive dos veces, pero que en el fondo no ha superado nunca el asesinato
de su mujer, se presenta ante M con la intención de asesinarlo. Tenemos también
el relato corto de 1963 "Alta tensión" (el título original es "Propiety of a Lady"), donde Bond en vez de cumplir la orden recibida de sus superiores
y eliminar a su objetivo, un asesino a sueldo del enemigo que resulta ser una
muchacha, se limita a infligirle una herida en el brazo que, al ser zurda, la
dejará incapacitada para su trabajo; su decisión le cuesta un buen sermón de
sus jefes.
Además de este retrato de un Bond mucho más humano que el de las versiones cinematográficas
(que finalmente se limitaban a conservar sólo el título de la novela de turno y
el nombre del malo y la chica), podríamos hablar de la calidad de las novelas.
Las obras de Fleming son pulcras, cuidadas,
detallistas, un tanto morosas, escritas con corrección y proporcionan lo que el
autor deseaba proporcionar a sus lectores: entretenimiento y emoción. Se las
acusó de sádicas (Casino Royale lo es un poco,
ciertamente, y en alguna otra novela hay detalles de sadismo), pero, como
señala Symons muy acertadamente, quienes así las
calificaron pasaron por alto a gente como Mickey Spillane, uno de los grandes sádicos (y éste sí
declaradamente reaccionario) de la literatura policial y de intriga, sádico
vocacional, además. Por mi cuenta añado que los imitadores del Bond cinematográfico fueron siempre mucho más lejos, como Gerard de Villiers, autor de una
saga de espionaje repleta de erotismo y de sadismo hasta límites realmente
enfermizos (cuando no claramente repugnantes); en ellas el argumento es lo de
menos. Los imitadores, pues, no imitaban al Bond de Fleming, sino al Bond
cinematográfico, llevando al máximo todas sus peculiaridades y ofreciendo lo
que creían que el público demandaba. Todos ellos gozaron de breve vida y de
ínfima reputación, y yacen en un olvido muy merecido.
Cuando Fleming
falleció, sus herederos buscaron continuadores de la saga. El primero fue,
inesperadamente, Kingsley Amis,
autor y crítico de ciencia ficción, que había criticado sus novelas sin empacho
alguno y que sin empacho alguno escribió una con el seudónimo de Robert Markham: El coronel Sun, donde demostró que puede que se hubiera leído a Fleming, pero tenía muy presente el Bond
cinematográfico. En todo caso, cumplió su tarea con algo de dignidad. No puede
decirse lo mismo de quienes vinieron más tarde: John Gardner, también autorizado por los herederos, ha escrito
un buen número de novelas de James Bond, pero del
James Bond cinematográfico también, nada que ver con el personaje de Fleming, totalmente
insoportables y repletas de pura acción y persecuciones y con un estilo
ridículo y molesto.
Sin duda a quienes han crecido con las
películas de la serie Bond, sus novelas les pueden
producir una decepción. Yo creo que se puede disfrutar por igual de unas y
otras, siempre que no confundamos las cosas. El Bond
cinematográfico es puro entretenimiento visual, y el literario es evasión e
intriga coherentes. Fleming fue un hombre cuidadoso
en sus novelas (Simenon le respetaba mucho y acudió a
saludarle en los últimos años de vida del autor, cosa que hizo fruncir el ceño
a más de uno: ¿cómo se atrevía el padre de Maigret a
dirigir la palabra al padre de un fascista?), que procuraba dotarlas de
curiosos detalles poco estudiados: los peculiares nombres que tienen los
malvados de turno (que además poseían todos ellos un defecto físico más o menos
acentuado, como indicativo previo de su "anormalidad") y la chica de
turno (generalmente, una huérfana, un ser desvalido, alguien en apuros, una
persona solitaria). Ello daba casi siempre un toque exótico algo inesperado a
las aventuras del agente británico: Drax, Dr. No, Auric Goldfinger, Le Chiffre, son algunos de los enemigos a los que se enfrenta Bond. Honeychile, Vesper, Gala, Tiffany, algunas de
las chicas que encuentra en sus aventuras. Todos ellos se cruzaban en su camino
con alguien que llevaba el anodino nombre de Bond,
James Bond.
Finalmente, sus detractores nunca han
sabido cómo tomarse una novela como El espía que me amó, narrada en primera
persona por una muchacha y en la que Bond es sólo un
personaje secundario que aparece transcurrida ya la mitad de la novela.
El cine, irónicamente, nos brindó hace
años una biografía de la vida de Fleming como espía,
donde fue interpretado por... el hijo de Sean Connery,
el mejor Bond en ficción.
© 2007 Juan Carlos Planells.
Publicada originalmente en Planells, Fact and Fiction
(http://pfjcplanells3.spaces.live.com/).
http://www.bemonline.com/modules/wfsection/article.php?articleid=637
Ian Fleming, el espía que escribió
Crónica
Por Rodrigo Fresán
«James Bond no
sobreviviría ni cuatro minutos ahí afuera», dijo un oficial retirado de la CIA,
hoy uno de los responsables del Spy Museum en Washington D. C.
Es verdad que el agente 007 al servicio
de Su Majestad y con licencia para matar pone a prueba nuestra capacidad de
credulidad y que mucho más verosímiles resultan las grises criaturas de Graham Greene y John Le Carré.
Pero también es cierto que las vitrinas
del Spy Museum donde se
desprecia el delirio patentado por Ian Fleming no pueden privarse de exhibir -negocios son
negocios- el auténtico Aston Martin
acelerado por Sean Connery en Goldfinger.
Y es en esta imposibilidad de negar esa
fabulosa fábula que es Bond, donde reside su
verdadera seducción: sabemos que todo es mentira, que es imposible que un
hombre aguante tantos golpes y que conquiste a tantas mujeres, y aún así? Ian Fleming
lo tuvo claro desde el principio: no importa que algo sea increíble; lo
importante es creer en ese algo primero y, después, hacer que lo crea el resto
del mundo.
La última aceituna. Ahora Bond está más vivo que nunca. Abundan las enciclopedias que
analizan hasta la última aceituna de su último Martini
(la más delirante, The Bond
Code, relaciona y danbrowniza
al héroe con una conjura iniciada en el reinado de Elizabeth I, mientras que la
más exhaustiva descubre que el primer filme de la serie casi resulta ser Thunderball, con Richard Burton
como 007 y dirección de Alfred Hitchcock).
Lucas y Spielberg han admitido las raíces «bondianas» de Indiana Jones (y en
su inminente próxima aventura lo enfrentan a una mortal espía soviética circa
1957). El respetado novelista inglés Sebastian Faulks ya ha entregado Devil May Care, nueva novela de Bond, que
será publicada el 28 de mayo, centenario de Fleming.
El Correo Real Británico acaba de emitir sellos conmemorando el mito. Y sus
películas -Quantum of Solace se estrenará hacia fin
de año- continúan siendo la franchise más exitosa en
toda la historia del cine.
Son pocos, sin embargo, los que se
interesan por Ian Fleming
desde los días en que el presidente John Fitz-gerald Kennedy declarara que
este londinense de Mayfair era su autor favorito. Se
sabe, sí, que Somerset Maugham
y Kingsley Amis (quien
«pulió» el manuscrito póstumo de El hombre de la pistola de oro) eran fans del glamouroso ejecutor,
pero cuesta pensar que lo que les atraía era su prosa hormonal y adolescente.
Las doce novelas y dos libros de relatos de Bond
están escritos rápidamente y para ser leídos más rápido aún. El Bond literario es alguien que no tiene nada que perder,
sabiendo que en cualquier momento podemos perder todos. De ahí su adicción
patológica al peligro y su compulsión de sátiro para seducir a la próxima
belleza, que quizás sea la última.
Imagen ideal y sublimada. Este
sentimiento de kamikaze irrompible fue, también, el que caracterizó a Fleming; quien creó a Bond no a
su imagen y semejanza, pero sí a imagen ideal y sublimada de sí mismo, llegando
a, con el tiempo, confundir los límites entre el presente de su personaje y el
pasado de su persona y glorificando su difuso paso por los servicios de
Inteligencia de la Royal Navy durante la Segunda
Guerra Mundial. Allí, Fleming elaboró extraños planes
-con ya «bondescos» nombres como «Operación Goldeneye» u «Operación Overlord»-
que incluían al ocultista Aleister Crowley y a la formación de un comando con licencia para lo
que les placiera. De ahí a su retiro a una finca de Jamaica y la formulación
desaforada de un agente muy caliente para la «guerra fría» que no demoraría en
subir la temperatura política, un paso. Tiempos donde un bon
vivant asesino con credenciales (Daniel Craig, el último de los Bond
cinematográficos, recupera un poco la peligrosidad del personaje de las
novelas) era el gadget perfecto para un nuevo orden
-o desorden- mundial que a Fleming le causaba
bastante gracia. Ha quedado bien documentada una cena junto a JFK en la que el
escritor ofreció delirantes métodos para eliminar a Fidel Castro -como arrojar
panfletos denunciando su impotencia sexual- mientras oficiales de la CIA
confiaban, para pasmo del británico, que estaban trabajando en un tónico que
haría que el revolucionario perdiera su icónica barba.
Ahora, los hijos de James Bond se llaman Jason Bourne y Jack 24 Bauer -no en vano comparten sus iniciales- y corren y matan
en un paisaje donde ya no importan tanto las curvas de la carne sino el
anguloso metal de techno-juguetes adictivos. Fleming buscaba y logró otra cosa: «La estimulación total
de los sentidos del lector» con modales muy diferentes a los de Proust. Bebidas bien mezcladas, camisas de manga corta,
platos exquisitos, villanos perfectos y mujeres servidas a la temperatura
justa.
Máquina de hacer dinero. Fleming murió joven, en 1964, y según uno de sus biógrafos,
«fue la única víctima real de Bond». Parece ser que
el padre de la criatura presentía -gracias a las películas por venir y ya con
30.000.000 de libros vendidos- que «Bond, James Bond» se convertiría en una máquina de hacer dinero, quería
estar en todos los detalles, y su corazón no pudo soportar negociaciones más
tensas que cualquier partida de bacará.
Antes de eso, Fleming
fue desobediente, temperamental, infantil, insatisfecho, coleccionista de
material erótico (su especialidad era la flagelación), y supo definirse mejor
que nadie: «Siempre he tenido un pie que se niega a dejar la cuna y otro
apresurado por llegar a la tumba». Así vivió Fleming,
y cabe pensar que tuvo la suerte de habitar la época justa para sus
aspiraciones y no llegara a ver este presente convulsionado donde muchos, «ahí
afuera», creen ser James Bond pero en realidad
parecen Austin Powers.
http://www.letrasdechile.cl/mambo/index.php?option=com_content&task=view&id=450&Itemid=34
ARTICLES FROM IAN FLEMING
EL ARTE DE
ESCRIBIR NOVELAS DE SUSPENSE
El arte de escribir sofisticadas novelas
de suspenso está prácticamente muerto. Los escritores parecen sentir vergüenza
en inventar héroes de raza blanca, villanos de color negro y heroínas en
delicados tonos rosados.
Ya no soy un jovenzuelo, tampoco un
hombre mayor. Mi libros no son lo que podría
considerarse "políticamente correctos". No tengo ningún mensaje para
una humanidad que sufre, y aunque fui amedrentado en el colegio y perdí mi
virginidad como muchos lo hicieron en los viejos tiempos, nunca he estado
tentado en endosar estas y otras terribles experiencias al testo de las personas.
Mi obra no tiene intención de cambiar a la gente o hacerla comportarse de una
determinada manera. Ella está escrita para heterosexuales de sangre caliente,
durante largas travesías en tren, en aeroplanos o en camas de hotel.
Tengo un encantador amigo que es un
joven e impetuosos literato de renombre, y que está muy molesto por el hecho de
que hay mucha más gente leyendo mis libros que los suyos. Hace poco
intercambiamos algunas palabras acerca de esto y traté de calmar su afectado
ego diciéndole que sus propósitos artísticos eran mucho más elevados que los
míos. Que sus libros apuntaban a la cabeza y, de alguna forma, al corazón de
los lectores. En cambio, los míos estaban dirigidos a un lugar ubicado entre el
plexo-solar y la parte superior de los muslos.
Lo que quiero decir es que si usted
desea convertirse en un escritor profesional debe decidir si va a escribir por
fama, por placer o por dinero. Debo confesar, sin pena ninguna, que escribo por
placer y por dinero.
Igualmente, siento
que, mientras las novelas de suspenso pueden no ser consideradas literatura con
"L" mayúscula, es posible escribirlas de tal forma que puedan ser
"Leídas como tal". Esto ya ha sido logrado por personajes como: Edgar
Allan Poe, Dashiell Hammett, Raymond Chandler, Eric Ambler y Graham Greene. Y no veo nada de malo en tratar de apuntar tan alto
como ellos.
Por lo tanto, he decidido escribir por
dinero tratando siempre de mantener ciertos estándares en mi escritura. Los
cuales incluyen: una prosa directa, una gramática nada excepcional y una cierta
integridad en la narrativa.
Pero estas cualidades no garantizan un bestseller. Hay sólo una receta para hacer bestsellers y es bastante simple: si usted analiza con
cuidado los últimos que haya leído, encontrará que tienen la siguiente
cualidad: no puede usted con ellos dejar de pasar las páginas.
No puede permitirse que nada interfiera
con la dinámica esencial de una novela de suspenso. No pueden haber nombres ni
relaciones complicadas, ni tampoco viajes o geografías que confundan o irriten
al lector, el cual no debe preguntarse nunca: "¿dónde estoy?, ¿quién es
esta persona?, ¿qué demonios están haciendo?". Y sobre todo deben evitarse
las escenas en las cuales el héroe rumia acerca de su mala suerte, revisa su lista
de sospechosos o reflexiona acerca de lo que debió haber hecho o de lo que se
propone hacer a continuación. Por todos los medios, escoja la escena o enumere
las medidas de la heroína tan amorosamente como quiera, pero, al hacerlo,
asegúrese de que cada palabra que escoja interese o haga titilar al lector
antes de lanzarlo a la acción.
Bien, habiendo alcanzado un estilo de
trabajo y teniendo todos los recursos esenciales para hacer narrativa, ¿qué
debe ponerse en el libro?, pues, todo aquello que excite a los sentidos,
absolutamente cualquier cosa.
A este respecto, mi contribución al arte
de escribir novelas de suspenso ha sido el intentar la total estimulación del
lector por todos los medios posibles, hasta en sus más mínimos gustos. Por
ejemplo, nunca he entendido porque en algunos libros un personaje debe comer
alimentos tan simples e insignificantes. Los héroes ingleses parecen poder
vivir a costa de tazas de té y botellas de cerveza y cuando realmente se
sientan a comer nunca sabemos en que consiste la comida. En lo personal no soy
ningún gourmet. Mi plato favorito son los huevos revueltos. En el manuscrito
original de "Vive y deja morir", todo lo que consume James Bond son huevos revueltos, y lo hace de tal forma que un
lector perceptivo se hubiera dado cuenta de inmediato que este patrón tan
rígido de comportamiento podría significar un serio riesgo a la salud y
seguridad del agente secreto. Ya que, si alguien lo estuviera siguiendo, sólo
tendría que entrar a los restaurantes y preguntar: "¿Estuvo
alguien aquí comiendo huevos revueltos" y de esta forma saber si estaba
tras la pista correcta o no. Por ello tuve que volver sobre el escrito y hacer
algunos cambios en el menú.
Por todo lo anterior, haciendo un
análisis de mis libros y para los efectos de este ensayo, debo concluir lo
siguiente: escribo sólo acerca de lo que me es placentero y me estimula.
Mis tramas, aunque fantásticas, están
basadas regularmente en hechos reales. Pienso que van mucho más allá de lo
probable pero siempre dentro de lo posible.
Mucha gente me pregunta: "¿Cómo se
le ocurren esas cosas?, que mente tan extraordinaria (y a veces sucia) debe
tener usted".
Ciertamente tengo una gran imaginación,
pero no creo que haya nada especial en esto. Todos hemos sido alimentados con
historias de hadas y de aventuras durante nuestros primeros veinte años de
vida, y quizá lo único que me diferencia de los demás es que yo hago dinero con
mi imaginación. Los tres incidentes más fuertes en mi primera novela Casino Royale que arrastran la acción a todo lo largo del texto
están basadas en hechos reales. Provienen de mi experiencia en la División
Naval de Inteligencia. Sólo las manipulé un poco, añadí un héroe, un villano,
una heroína, y de allí salió el libro.
El primero de ellos es el atentado a la
vida de Bond fuera del Hotel Splendide:
La sociedad criminal SPECTRA ha dado a un par de asesinos búlgaros dos bolsos
que deben cargar en sus hombros, uno de color rojo y otro de color azul. Les
han dicho que el rojo contiene un fuerte explosivo, y el azul una cortina de
humo para ayudarlos a escapar. Uno de ellos debe lanzar el que contiene la
bomba mientras el otro presiona el botón del bolso azul. Pero los búlgaros
deciden presionar primero este último y envolverse en la nube de humo antes de
lanzar la bomba, sin saber que el bolso azul contiene también un explosivo
capaz de hacerlos volar en fragmentos y con la idea de no dejar ninguna
evidencia que perjudique a la organización.
Increíble, podrán decir ustedes. Pero,
de hecho, este fue el método utilizado por los rusos en el atentado contra la
vida de von Papen en Ankara.
La escena del juego se formó en mi mente
después del siguiente incidente: Mi jefe, el director de la Inteligencia Naval,
y yo, nos encontrábamos en un vuelo a Washington en 1941 con el objeto de
mantener unas conversaciones secretas con los americanos antes de que éstos
entraran a la guerra. El avión debía hacer una escala en Lisboa y tendríamos
que pasar la noche allí. Nuestra gente de inteligencia nos informó que el lugar
estaba repleto de agentes secretos alemanes y que el cabecilla de éstos y sus
dos asistentes jugaban durante todas las noches en un casino de las cercanías.
Se me ocurrió de que podríamos ir y darle un vistazo a
esta gentuza. Fuimos hasta allá y efectivamente vimos a los tres hombres en la
mesa de apuestas. Fue allí que me surgió la idea de apostar contra estos
hombres y vencerlos, reduciendo de esta manera los fondos del Servicio Secreto
Alemán.
Lo intenté y en tres rondas estaba
quebrado. Esta humillante experiencia aumentó mi odio hacia los alemanes y
redujo la estima que mi jefe me tenía. Ese fue el incidente que dio origen a la
escena en que Bond protagoniza un gran juego contra
Le Chiffre, el villano de mi primer libro. Claro que
aquí Bond tuvo mucha más suerte que yo.
Finalmente, la escena de tortura que
describo en Casino Royale es una versión suavizada
del método Franco-Marrueco conocido como Passer á la Mandoline,
que fue practicado sobre muchos de nuestros agentes durante la guerra.
Habiendo asimilado todos estos consejos,
usted podrá darse cuenta de todo el esfuerzo físico involucrado en la escritura
de novelas de suspenso. Y yo estoy completamente de acuerdo. Aunque soy muy
holgazán. Quizá mucho más que usted. Y mi corazón se encoge al contemplar las
doscientas o trescientas hojas de papel en blanco que debo llenar para producir
un libro de 60 mil palabras más o menos bien seleccionadas.
Para esto de escribir me atrevo a
recomendar ampliamente cuartos de hotel, como una forma de alejamiento de la
vida cotidiana tanto como sea posible. El anonimato en este tipo de ambientes
apagados y la ausencia de amigos y distracciones en estos extraños locales
pueden crear ese vacío que podría forzarlo a ese estado de ánimo que puede
llevarlo a escribir con diligencia y aplicación.
Lo próximo en importancia es mantenerse
en una estricta rutina, y cuando digo estricta me refiero exactamente a eso. Yo
escribo cerca de tres horas en la mañana, aproximadamente de nueve a doce, y
luego otra hora entre seis y siete de la tarde. Luego de esto me recompenso
numerando las páginas y guardándolas en un archivador.
Pero, luego de todo este esfuerzo, ¿cuál
es la recompensa?
Antes que nada es financiera. Aunque no
se obtiene mucho de los derechos, traducciones y esas cosas. Y a menos que sea
usted un individuo incansablemente laborioso, apenas podrá vivir con las
ganancias, pero si logra vender los derechos para una película, eso sí es un
golpe de suerte.
Pero, por sobre todas las cosas, ser un
escritor de éxito le proporcionará una vida agradable y placentera. No tendrá
que trabajar todo el tiempo y podrá cargar la oficina a todas partes dentro de
su cabeza. Y disfrutará mucho más del mundo a su alrededor.
Escribir lo hará más vivo y, siendo el
ingrediente más importante de la vida, aunque no lo perciba en la mayoría de
sus semejantes, el estar vivo, esto es algo que merece la pena, aunque sólo se
escriban novelas de suspenso.
Ian
Fleming (1962)
http://textosentido.org/textosentido/resenas/fleming.html
VIDEOS
How Ian Fleming created James Bond
http://es.youtube.com/watch?v=n_IzoKbNktY
About Ian Fleming
http://video.google.com/videosearch?q=Ian+Fleming&hl=en&sitesearch=%23#
http://www.ianflemingcentenary.com/
http://www.youtube.com/results?search_query=Ian+Fleming&search_type=