Parajes naturales y lugares para visitar
Debido a la presencia de los ríos, a lo escarpado del terreno y a la presencia del hombre primitivo, en Jalance se pueden encontrar increíbles parajes naturales, desde cuevas a barrancos, pasando por frescas y caudalosas fuentes, extensos bosques de pinos y abrigos de montaña que albergan prehistóricas pinturas rupestres.
Los principales lugares de Jalance, donde podrá disfrutar de maravillosos
paisajes y respirar aire puro, son los siguientes:
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Cueva de Don Juan:
El principal lugar que hay que visitar en Jalance es La Cueva de Don Juan, la cual, situada en un paraje natural de singular belleza, constituye una de las más importantes de la Comunidad Valenciana con más de 400 m. de longitud y amplias salas de estactitas y estalagmitas. En ella se encontraron restos arqueológicos de los cuales se dedujo su ocupación durante el periodo Mesolítico (8.000 a 6.000 años A.C.) y Edad de Bronce Valenciano (1.500 a 500 años A.C.).
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Pinturas rupestres:
Los más antiguos vestigios de presencia humana por las tierras de Jalance, los constituyen, junto con los utillajes Mesolíticos hallados en la cueva de Don Juan, las pinturas rupestres del Barranco de la Peña y del Abrigo de Poveda.
Las pinturas del Barranco de la Peña, se encuentran en un abrigo natural denominado el Abrigo de las Monteses, con unas dimensiones de diez metros y medio de longitud por poco más de tres de profundidad máxima y aproximadamente dos de altura.
Este conjunto pictográfico está formado por cuatro figuras humanas de color rojizo. Tres de ellas miden unos quince centímetros de longitud, siendo la cuarta de mayor tamaño. La figura de la izquierda reproduce un arquero en movimiento; representación típica en multitud de abrigos del Levante español. La pintura de la derecha aparece incompleta y, por lo tanto, no es posible saber qué representa. En medio, las otras dos figuras tienen mayor interés por cuanto son atípicas: dos mujeres sentadas frente a frente, una de las cuales da la impresión de que se lleva a la boca algún alimento, mientras parecen conversar despreocupadamente.
Otra muestra de arte parietal encontrada en Jalance más recientemente es la del Abrigo de Poveda, situado en el paraje de El Carche. Esta escena está formada por dos imágenes de gran nitidez, donde se representa a un hombre cazando un ciervo, mientras que alrededor aparecen otros pequeños motivos más confusos e incompletos. En la escena, el pintor destaca sobremanera la figura del ciervo respecto al cazador. La explicación de los expertos a este hecho se basa en que el artista de esa época destaca aquello más importante, y en este caso el animal, que representa la comida, lo que para ellos era fundamental.
Si comparamos los tres escenarios en los que han aparecido retos prehistóricos en el término municipal de Jalance, lo primero que se observa es que denotan ciertas similitudes, pues en los tres casos, se trata de emplazamientos situados en laderas de barrancos labrados por la acción torrencial del agua sobre terreno calizo, rico en fuentes, abrigos y cuevas de difícil acceso. En el caso de las pinturas, ambas fueron realizadas en zonas semejantes a verdaderos anfiteatros naturales, a cuyo pie corren brazos de agua que debieron proporcionar condiciones ideales para el desarrollo de la vida en tiempos prehistóricos. Las pinturas, al igual que los restos de utillaje lítico hallado en la entrada de las cueva don Juan, corresponden al período Mesolítico, concretamente a la etapa que transcurre entre los años siete mil y cinco mil a.c.
En cuanto a la composición química de la pintura, la técnica parece ser la empleada habitualmente en aquellos tiempos, observándose la presencia de ocre rojizo que debió ser mezclado, bien con sangre, con grasa animal o con resinas, que actuarían como disolventes y aglutinantes a la vez. De ahí que la perdurabilidad de las pinturas podría deberse a que en una primera fase impregnaban la roca y después con el paso del tiempo se fosilizaban. Por eso, siete mil años después podemos apreciar estas magníficas escena estilizadas y llenas de dinamismo, representantes de la vida cotidiana de los Jalancinos prehistóricos.
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Cañones del Júcar:
El recorrido del río Júcar a lo largo del término de Jalance, ha ido configurando a través de los siglos, gran cantidad de barrancos de una belleza extraordinaria, marcada por la vegetación mediterránea, conocidos como los Cañones del Júcar.
La celoquia está formada por el reducto central, que ocupa la parte más alta del recinto y tiene una extensión de doscientos ochenta y un metros cuadrados de superficie habitable.
El perímetro de la albacara está delimitado por una potente muralla pétrea de más de ciento setenta metros de longitud y de una altura variable que oscila entre diez y catorce metros. Defendían esa muralla ocho torres semicirculares, algunas de las cuales tenían un piso superior del que sólo quedan las escaleras de acceso adosadas al parámetro.
En las distintas excavaciones arqueológicas realizadas en el castillo, se han encontrado restos crámicos pertenecientes a un espectro cronológico muy amplio: siglos XI al XIX, tiempo durante el cual estuvo habitado.
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El Castillo:
El siglo XI, la centuria de las extremas crisis en el mundo musulmán y cristiano, se resuelve en Jalance, con la construcción del castillo, máximo testigo y representante desde entonces, del transcurrir de la historia jalancina.
Su planta es casi redonda, con ocho torres semicirculares integradas en el lienzo de muralla exterior.Al igual que en la mayoría de los castillos valencianos, se pueden apreciar dos partes bien diferenciadas: celoquia y albacara.
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