El lago Bogoria, en el valle del Rift, es un gran laboratorio de biodiversidady uno de los mejores escenarios de África donde poder avistar a los flamencos. Sus manantiales de agua caliente y los géiseres que manan de la tierra dibujan un paisaje singular.

La historia de Bogoria se remonta al año 1885, cuando el obispo anglicano James Hannington atravesaba estas tierras con la inención de establecer una diócesis en Uganda.

 

James fue el primero en avistar estos páramos, y por ese motivose le llamó Hannington durante toda la época colonial. El personaje en cuestión no tuvo un final feliz y fue asesinado cerca del lago Victoria a manos del cruel rey de Buganda, Mwanga.

 

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Actualmente, el lago Bogoria cubre una extensión de unos 30 kilómetros cuadrados en la región septentrional del valle del Rift, 20 kilómetros al sur de Baringo, y su profundidad máxima es de 9 metros. Es un lago sódico y no posee ninguna vía de desagüe, por lo que provoca una intensa evaporación que hace proliferar gran cantidad de algas de tonos verdosos y azulados, alimento predilecto de los flamencos.

Según los trabajadores del parque nacional, la población de los flamencos enanos supera el millón y medio de ejemplares. Cuentan que, tras la sequía que afectó al cercano lago Nakuru en 1995, la mayor parte de aves que allí vivían emigraron al Bogoria, aunque en los últimos años algunas han decidido volver a instalarse en el Nakuru de nuevo.

Los flamencos por sí solos ya justifican una visista a Bogoria, pero sus aguas sulfurosas le dan un valor añadido. El calor que desprenden estos manantiales de agua caliente y los géiseres es tal que los visitantes lo aprovechan para hacer saunas al aire libre.

Los samburus también aprovechan el escenario para que sus animales puedan pastar tranquilamente en las inmediaciones del lago, y de paso hacerse una foto con los turistas, eso sí, previo pago de 50 chelines.

El lado oriental del lago Bogoria ofrece un paisaje no menos evocaador, dominado por colinas de un verde intenso pobladas por arbustos secos, praderas y bosque ribereños que albergan gran cantidad de fauna, entre la que destaca el cudú salvaje. Algunos búfalos también merodean por la zona.

Si pretendemos efectuar excursiones a pie y adentrarnos en zona boscosa, es necesario obtener un permiso especial y contratar un guía experimentado para evitar sustos.

Saliendo del lago, en la zona norte, se encuentra el pantano de Kesubo, que actualmente se está desarrollando como área turística gracias a la gran cantidad de aves diferentes que anidan en este lugar. Se cree que hay nada más y nada menos que 96 tipos distintos.

Aprovechando el empuje del turismo, han sido formados un grupo de jóvenes que por un módico precio enseñan al visitante las cualidades de cada ave y cómo discernir cuál es cuál.

Paraíso enriquecedor...

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