Entrevista con Vannevar Bush

por Elena Prieto Ferrero


Nacido el 11 de marzo de 1890 en Everett, Massachussets, Vannevar Bush siempre ha tenido un gran espíritu de superación. Licenciado en Ingeniería por el Tufts College, obtuvo su doctorado en el Instituto tecnológico de Massachussets (MIT). Ha trabajado en General electrics así como en el mismo Tufts College, ejerciendo de profesor auxiliar. Desarrolló unos dispositivos para la detección de submarinos durante la Primera Guerra Mundial y una vez finalizada desarrolló el Analizador Diferencial, un dispositivo mecánico para la resolución de ecuaciones diferenciales. Ahora acaba de publicar “As we may think”, con la tarea de hacer más accesible el inmenso y siempre desconcertante almacén de conocimiento de la raza humana. Hemos estado con él, intentando llegar al trasfondo de su novedoso artículo.

“De este modo, la ciencia puede poner en práctica las formas en las que el ser humano produce, almacena y consulta el archivo de todo nuestro género”.

E.P:

Una vez finalizada la guerra, ¿Cuál será la función ahora de los científicos? Según tengo entendido,afirma que los biólogos tendrán un grado de indecisión menor que el de los físicos, ¿En qué se basa para hacer tal afirmación?

V.B.:

Los biólogos y, en concreto, los investigadores médicos, se enfrentarán ahora a un grado de indecisión más bien pequeño, pues la guerra apenas les ha obligado a abandonar sus caminos habituales. De hecho, muchos de ellos han podido continuar sus investigaciones en los mismos laboratorios en los que trabajaban en tiempos de paz, y sus objetivos continúan siendo los mismos que antes de la guerra.

Han sido, por el contrario, los físicos los que han debido abandonar sus investigaciones académicas para dedicarse a la construcción de artilugios de destrucción, los que han debido concebir nuevos métodos para llevar a cabo las inesperadas tareas que les han sido encomendadas. Ellos han desempeñado el papel que les correspondía en la fabricación de dispositivos destinados a derrotar al enemigo, han trabajado en estrecha colaboración con físicos procedentes de países aliados nuestros en el conflicto y han sentido la satisfacción de alcanzar sus metas.

E.P:

Entonces, ¿Qué beneficios cree usted que ha extraído el ser humano de la ciencia?

V.B.:

Se ha aumentado su control sobre el entorno material. Ha mejorado su comida, su vestido y su vivienda, además de aumentar su seguridad y liberarlo, al menos en parte, de las ataduras de la existencia primitiva. Asimismo, le han proporcionado un creciente conocimiento de sus propios procesos biológicos, de modo que lo han ido liberando progresivamente de la enfermedad y han aumentado su esperanza de vida. Al mismo tiempo, han arrojado luz sobre las interacciones de sus funciones psíquicas y fisiológicas, otorgándole la promesa de una mayor salud mental.

La ciencia ha proporcionado al ser humano formas veloces de comunicació nentre personas individuales, le ha permitido el almacenamiento de las ideas y le ha otorgado la posibilidad de manipular este archivo y extraer de él ideas, de modo que el conocimiento evolucione y perdure a lo largo de toda la existencia del género humano, y no sólo de la vida de sus componentes individuales.

E.P:

¿Y cuál es el motivo para que usted afirme que nuestros métodospara transmitir y revisar resultados se han quedado obsoletos?

V.B.:

En la actualidad, han dejado de resultar adecuados a la finalidad que persiguen. Si el tiempo adicional dedicado a escribir obras científicas y el dedicado a leer las que han escrito los demás pudiese ser cuantificado, la proporción entre ambos resultaría sorprendente. Todos aquellos que intenten mantenerse al día del pensamiento actual por medio de la lectura continua y detallada, incluso restringiendo su elección a campos muy concretos del conocimiento podrían llegar a sentirse profundamente desanimados si se les demostrase, mediante cálculos, qué parte del esfuerzo realizado durante los meses anteriores ya habrían tenido a su disposición.

La dificultad parece residir no tanto en que cuanto publicamos resulte irrelevante con respecto a la amplitud y variedad de las inquietudes de hoy en día, sino en que las publicaciones han sobrepasado los límites de nuestra capacidad actual de hacer uso de la información que contienen.

E.P:

Respecto a esto, ¿Cree que existe actualmente algún intento de mejora respecto a que no podamos utilizar de una manera eficiente las publicaciones?

V.B.:

Existen signos de un cambio en esta situación, un cambio posibilitado por los potentes instrumentos que estamos comenzando a utilizar. Células fotoeléctricas capaces de ver los objetos en un sentido físico, fotografía avanzada que puede registrar lo que se ve e incluso lo que no se ve... Disponemos de infinidad de ayudas de tipo mecánico por medio de las cuales podemos llevar a cabo una transformación en los medios de científicos de archivo.

E.P:

Tanto las máquinas que concebían Leibnitz como Charles Babbage no pudieron materializarse debido a la coyuntura económica de sus épocas no lo permitían y los costes hubiesen sido muy elevados. ¿En la actualidad cree que se podrían hacer realidad las máquinas que ambos pensaban?

V.B.:

En la actualidad, se pueden construir máquinas con piezas intercambiables con gran economía de esfuerzo. Por compleja que sea su concepción, las máquinas actuales funcionan con enorme grado de fiabilidad. No hay más que pensar en la humilde máquina de escribir, en la cámara de cine o en el automóvil.

E.P:

¿Opina que el progreso de la ciencia hará que se estanquen descubrimientos como la fotografía o piensa que la fotografía se desarrollará y su progreso será espectacular?

V.B.:

Ciertamente, el progreso en el campo de la fotografía no va a detenerse. Es ya inminente la aparición de nuevas lentes y de materiales más rápidos, de cámaras más automáticas y de películas de grano más fino, que contribuirán a la expansión de la idea de la minicámara. Proyectemos a continuación esta tendencia en el futuro, hacia un resultado si no inevitable al menos lógico.

E.P:

Afirma que en el futuro, el escritor será capaz de hablarle directamente al archivo y dejará la máquina de escribir a un lado,quizás eso ocurra, pero, en la actualidad usted afirma que ya lo puede hacer indirectamente, ¿De qué manera?

V.B.:

Hablando a una estenógrafa o a un cilindro de cera o cerámica, pero se encuentran presentes todos los elementos para, si así lo desea, conseguir que sus palabras habladas den como resultado directo un archivo mecanografiado. Todo lo que necesita es utilizar los mecanismos ya existentes y alterar su lenguaje.

E.P:

En “As we may think” habla de la existencia de una máquina que escribirá a la vez que habla, ¿Cómo se hará dicha máquina?

V.B.:

En los Laboratorios Bell existe una máquina, se denomina Vocoder, en la que el altavoz se sustituye por un micrófono que captura el sonido. Si se habla a través del micrófono, se puede observar cómo se mueven las correspondientes teclas. El otro elemento sería el taquígrafo, Si combinamos los dos anteriores elementos, haciendo que sea el Vocoder el que opere el taquígrafo en lugar de una persona,obtendremos como resultado una máquina capaz de escribir a medida que se habla.

E.P:

¿Cree que a raíz de esto, se darála posibilidad de crear alguna máquina con capacidad para pensar como un ser humano?

V.B.:

Ciertamente, no existe ningún substituto mecánico para el pensamiento maduro; el pensamiento creativo y el pensamiento repetitivo son muy diferentes, y para éste último sí existen, y podrán existir en el futuro, potentes ayudas mecánicas.

E.P:

¿Las máquinas del futuro, conducirán a los expertos a sus metas?

V.B.:

Ni siquiera estas nuevas máquinas conducirán al científico al punto al que necesita llegar. Ciertamente, se deberá asegurar la descarga sobre las máquinas del laborioso trabajo que la compleja manipulación matemática detallada de los datos requiere, si deseamos que el cerebro sea libre para abordar tareas mucho más importantes que la mera transformación repetitiva y detallada de los datos según reglas preestablecidas. Aún están por llegar máquinas que permitan a los científicos manejar cuestiones matemáticas avanzadas.

E.P:

En una máquina el almacenamiento de archivos se realiza por orden alfabético, es decir las selecciones se realizan por indexación, los humanos, según afirma, almacenamos información por asociación, ¿A qué se refiere?

V.B.:

Cuando un elemento se encuentra a su alcance, salta instantáneamente al siguiente que viene sugerido por la asociación de pensamientos según una intrincada red de senderos de información que portan las células del cerebro; además los senderos de información que no se transitan habitualmente tienden a disolverse. La memoria, en definitiva, es transitoria.

E.P:

¿Cree entonces que las máquinas podrían llegar a operar por asociación?

V.B.:

La selección por asociación, y no por indexación, puede ser mecanizada. Ciertamente, no podemos esperar que ésta iguale a la velocidad y la flexibilidad con la que la mente sigue un sendero asociativo, pero sí podría batir ésta, de manera decisiva, en cuanto a la permanencia y claridad de los elementos resucitados de su almacenamiento.

E.P:

Una de los hallazgos que introduce en su obra es el llamado “mémex”, podría aclararnos ¿Qué es esta máquina y que propiedades tendría?

V.B.:

Un memex es un aparato en el que una persona almacena todos sus libros, archivos y comunicaciones, y que está mecanizado de modo que puede consultarse con una gran velocidad y flexibilidad. En realidad, constituye un suplemento ampliado e íntimo de su memoria.

El memex consiste en un escritorio que, si bien puede ser manejado a distancia, constituye primariamente el lugar de trabajo de la persona que accede a él. En su plano superior hay varias pantallas translúcidas inclinadas, dispone de un teclado y de un conjunto de botones y palancas y en uno de sus extremos se encuentra almacenado el material de consulta. La cuestión del volumen de éste queda solucionada por el uso de un tipo de microfilm similar al actual pero sobre el que se han introducido ciertas mejoras.

E.P:

¿De cuánto espacio dispondría entonces el usuario para introducir información?

V.B.:

Incluso si el usuario fuese capaz de introducir en él 5.000 hojas de material al día, necesitaría cientos de años para rellenar por completo la zona destinada al almacenaje. Así que el usuario dispone de total libertad para derrochar espacio e introducir en el memex todo el material que desee.

E.P:

¿Y qué clase de documentos se podría incluir en el “mémex”?

V.B.:

Libros de todo tipo, imágenes, publicaciones periódicas y diarios se pueden ir introduciendo cuando se desee. Del mismo modo, se puede introducir en él correspondencia comercial u otra información de manera directa. Se pueden colocar notas confeccionadas a mano, fotografías, memorándums y todo tipo de material informativo.

E.P:

¿Se podría utilizar el indizado para consultar los archivos?

V.B.:

Se puede, por supuesto. Así, si el usuario desea consultar un libro en concreto, compone su código con el teclado y la cubierta del libro aparece inmediatamente ante su vista, proyectada en uno de sus visores.

E.P:

¿Qué otras peculiaridades y novedades presentaría?

V.B.:

Un botón especial le transfiere hasta la primera página del índice. Cualquier libro de su biblioteca puede ser, por consiguiente, llamado y consultado con una facilidad muchísimo mayor que si se hubiese de coger de una estantería. Además, puesto que el aparato dispone de varios visores, el usuario puede dejar fijo un libro en uno de los visores mientras consulta otros en los demás.

También puede añadir comentarios o notas al margen, como si tuviera la página física ante sí, utilizando las propiedades de uno de los posibles tipos de fotografía en seco.

E.P:

El mémex supondría un gran avance tecnológico,si tuviera que describir en unas líneas su esencialidad ¿qué diría?

V.B.:

El mémex representa un paso inmediato hacia la indización o archivado de tipo asociativo, cuya idea básica consiste en posibilitar que cada uno de los elementos pueda seleccionar o llamar, según nuestra voluntad, a otro elemento de una manera inmediata y automática. Esta constituye la característica esencial del memex; el proceso de enlazar dos elementos distintos entre sí es lo que le otorga su verdadera importancia. Además los senderos de información creados con el memex no se disuelven. De este modo, la ciencia puede poner en práctica las formas en las que el ser humano produce, almacena y consulta el archivo de todo nuestra género.

E.P:

¿Es necesario entonces que se produzca la mecanización de toda la información que poseemos?

V.B.:

El espíritu humano se elevaría enormemente si fuésemos capaces de consultar nuestro oscuro pasado y de analizar con más completitud y objetividad los problemas presentes. El ser humano ha erigido una civilización tan compleja que le resulta absolutamente necesario mecanizar por completo sus archivos si desea llevar toda su experiencia a su conclusión lógica en lugar quedarse bloqueado por sobrecargar su limitada memoria.

E.P:

Por último, ¿Cree que el ser humano será capaz de utilizar efectivamente para su bien todo este archivo?

V.B.:

Es posible que perezca en un conflicto antes de aprender a utilizar tan vasto archivo para su propio bien, pero interrumpir repentinamente este proceso, o perder la esperanza en sus resultados, constituiría un paso especialmente desafortunado en la aplicación de la ciencia a los deseos y necesidades del ser humano.


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