El Mainetón.

El monte Mainetón es como si fuera ese padre o esa madre que protege siempre a nuestro pueblo. Siempre está ahí vigilando, aguardando….
Ya desde muy antiguo se le vincula con la historia de Fuente Alamo.
Es en el S.XIV, cuando estas tierras pertenecían a Chinchilla, y había que fortificar mediante un sistema defensivo dicha ciudad con pequeñas fortalezas en su término para proteger a los principales grupos de colonización.Estos grupos o podían ser aldeas o grandes fincas concedidas a los caballeros más importantes de Chinchilla. En algunos casos como es el de Alpera se hizo construir un castillo.

Se dice que pudieran hacer lo mismo en nuestro pueblo o al menos así lo afirman Martín de Cantos (S.XVI) utilizando alguna fortificación existente para fortificar nuevamente Chinchilla. .Todos podemos pensar que se refieren al monte Fortaleza.
La sorpresa llega cuando es Cebrián en el S.XIX quien observa también ruinas de los antiguas fortificaciones que las gentes del pueblo atribuían al tiempo de los moros y señala entre ellos al cerro Maynetón, aunque hay que especificar que algunos de estos asentamientos sean anteriores a la presencia islámica.

Este cerro por lo tanto tuvo su importancia histórica. Bien es cierto que no se encuentran restos aparentes visibles que daten del S.XIV como fortificaciones aunque si es cierto que existe una cantera que era utilizada desde la época del dominio musulmán, aunque alguna disposición del roquedo pudiera dar algunas pistas.

También tiene un interés natural y paisajístico para cualquier senderista donde pueden hacerse interesantes rutas geológicas.
Podemos comenzar bajando por el camino de las escuelas dirección al Mainetón.
Llegados al Mainetón un minúsculo sendero invita a que subamos pausadamente. Un pasillo de roca natural nos aguarda e invita a marcar el camino hacia nuestro objetivo, llegar a la cima para descubrir una bonita vista desde una perspectiva especial.
Las rocas se agrietan proporcionalmente a la altura ofreciendo al caminante curiosas formas y caprichosos dibujos sobre la roca...
Conforme vamos subiendo dejamos tras nuestros pasos una auténtica muralla natural en piedra e interesantes ordenaciones donde se pueden imaginar esas construcciones del SXIV que citaban algunos autores y cronistas de antaño.
Entramos ya en lo que en geología se denomina sinclinal donde la naturaleza caprichosa en sí misma, juega con sus recursos ofreciendo a todos sus habitantes como un ente vivo en sí mismo recogiendo el agua de lluvia.
En la falda y son sus crestas como un balcón de dimensiones impresionantes, se deja vislumbrar paisajes insólitos de nuestro pueblo de sus campos y su entorno.

Y POR FIN LA CIMA, AQUÍ NO SE ESCRIBE NADA, SE OBSERVA SE CONTEMPLA Y SE SIENTE………………………………………

Pero no solo los tesoros visuales son los que nos interesan. Viajaremos pues a la cara oculta de este monte, su opuesta, con sus cuevas y sus formaciones en arenisca.
Bajaremos pues en sentido contrario y mirando al Mainetico.
Allí es cuando la tierra y la roca es devorada por el tiempo, comida en sus entrañas deja una carcasa de roca por fuera y un terreno blando desde dentro con formaciones en arenisca bastante curiosas que los entendidos llaman taffoni, un micro modelado especial que ocurre en las crestas de este monte y algunos de alrededor.
La roca es erosionada en el interior dejando la roca exterior a modo de cascarón.Es tan fuerte el deterioro que puedes entrar dentro de la misma roca.
Ya abajo nos aguarda un valle con zonas de cultivo en el interior de ramblas.Estos cultivos son frutales, olivos, también gran cantidad de lirios, hojas de cardo.
Bordeando el monte por el Mainetico se aprecian singulares estampas como casas de labor etc.