Define claramente cuál es tu proyecto de vida. Ama ese proyecto y procura que uno de los puntos clave sea hacer el bien.
La ira, la ansiedad, el sentimiento de culpabilidad, la intolerancia y el odio son los factores causantes de infelicidad y desdicha. Controla bien tus nervios y no permitas que el mal humor y las actitudes violentas te dominen.
Mantén una buena higiene mental aceptando lo bueno y lo malo de tu pasado, no permitiendo que el futuro te inquiete ni el pasado te atormente, y viviendo siempre el presente con plenitud.
Piensa que el bien, la bondad, el éxito y la belleza están en tu interior y en la capacidad de disfrutar las cosas cotidianas y sencillas.
No olvides jamás que la felicidad camina siempre al amparo y al abrigo de la verdad, de la autenticidad y de la virtud.
Disfruta cada día de lo que eres y de lo que tienes.
La naturaleza está rebosante de vida, de verdad, de bondad y de belleza. Ámala con todas tus fuerzas, llénate de ella, aspira su aroma con toda la potencia de tus pulmones.
Busca siempre en todo lugar, en todo momento y situación y ante cualquier persona la paz, la serenidad y el equilibrio interior como el más preciado logro.
Nada enriquece tanto como la práctica del perdón y la generosidad; como el dar y el compartir cosas.
No te olvides de perdonarte, de tratarte con ternura, de valorarte, de ser tu mejor amigo y aceptarte como eres. No hagas depender tu felicidad de lo que los demás piensen o digan de ti.