El rencor es un sentimiento negativo que poco a poco se va «colando» en el corazón de las personas. Por lo general, se dirige hacia los demás y es una manera brusca y acumulada de mostrar el daño que nos causan. La persona rencorosa, al no decir en voz alta que le han herido o que le están haciendo daño, guarda la parte más negativa de lo sucedido con resentimiento, sin poder extraer ninguna experiencia. Y el resentimiento genera rencor, y el rencor pide y clama deseos de venganza.
Para la reflexión
En un momento determinado, todos podemos sentir rencor por alguien o por una circunstancia determinada, pero de personas maduras y equilibradas es el valorar lo acontecido para aprender y no para dañarnos aún más en nuestro interior.
El rencor explota como una bomba cuando se le da rienda suelta, creando un sentimiento negativo y que mina el corazón y la mente de quien lo sufre, convirtiendo todo en negativo e impidiendo a la persona disfrutar de su vida.
Cómo actuar
Cuando te sientas herido/a, házselo saber de inmediato a la persona que te lo haya causado. Si la situación es «explosiva», díselo con serenidad en otra ocasión, pero no dejes pasar mucho tiempo.
No permitas que se acumulen en tu interior las ofensas y los malentendidos, que son un buen caldo para el rencor. Lo mejor es solucionarlos.
El rencor conduce a un embotamiento de la afectividad. No dejes que ese mal sentimiento deteriore tus relaciones afectivas o amistosas.
Si ya has sentido rencor contra alguien, sabrás de buena mano lo poco provechoso que resulta y los malos ratos que hace pasar. Eso, sin olvidar a que obliga a adoptar comportamientos que van contra tu verdadero yo.
Si te sientes injustamente tratado y no está en tu mano la solución, recuerda que la vida, por lo general, suele poner todo en su sitio.