Si se detectan los síntomas, es necesario ir al médico de cabecera, a un especialista, y a la Asociación de familiares de Alzheimer o al grupo de autoayuda de Alzira.
Asumir desde el principio el problema y adoptar entre todos la mejor disposición posible. Es un error esperar que la situación sea grave para actuar.
La asistencia al enfermo no es un asunto individual. El cuidador se sentirá solo y desanimado: es necesario prestarle toda la atención que necesite, y solicitar la colaboración de personal especializado, para que no se deprima.
Un enfermo de Alzheimer altera gravisimamente su entorno y dificulta la vida familiar, pero es básico conservar el buen ambiente para que el enfermo retenga el mayor tiempo posible sus habilidades.
Es bueno que, si la enfermedad se diagnostica pronto, el enfermo pueda conservar el control de sus asuntos. Pero, es necesario tener asesoramiento legal para proteger los intereses económicos del paciente y de su familia.
La familia no se ha de avergonzar del comportamiento de su enfermo. Es necesario explicar la situación a los amigos, vecinos y conocidos, para que lo comprendan y no tengan miedo del enfermo.