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Dirección y guión: Laura Mañá.
País: España.
Año: 2005.
Duración: 99 minutos.
Género: Comedia.
Interpretación: Lluís Homar, Ana Fernández, Ferrán Rañé, Ulises Dumont, Juan Echanove.
Morir en San Hilario
Sinopsis

Morir en San Hilario es una reflexión de la vida a través de la muerte. Del descubrimiento de la vida cuando uno ya no tiene nada que perder. En un pueblo que vive del cementerio, cada personaje simboliza una actitud ante la muerte.

Y es que San Hilario vivía de su espléndido cementerio y de la habilidad de sus gentes para organizar los entierros más hermosos. La gente viajaba a San Hilario a morirse a gusto. Pero las prisas y la modernidad casi han dejado al pueblo sin trabajo y es por eso que, ahora, esperan anhelantes la llegada de Germán Cortés.

Germán, un nuevo cliente, desea morir en el pueblo y ésto permitirá a sus habitantes esmerarse como nunca y, probablemente, remontar el negocio. Todo se complica cuando Germán muere antes de llegar a su destino y, por error, los de San Hilario dan la bienvenida a un prófugo de la justicia. Éste, por esconderse, no deshace el malentendido y asiste, atónito, a la preparación de su entierro.




Crítica de los medios de comunicación

Una fábula surreal

M.T., El País, viernes 3 de junio de 2005:

Regreso de Laura Mañá al universo, entre onírico y surreal, que cultivó en su primera película, Sexo por compasión (lejos, por tanto, del duro thriller que es su película inmediatamente anterior, Palabras encadenadas), Morir en San Hilario es una suerte de fábula rodada con la mayor seriedad y en abruptos paisajes argentinos, en la que se nos cuenta la trágica equivocación que gravita sobre un gángster prófugo (el espléndido Lluís Homar) que va a caer por error a un pueblo especializado en la extraña ceremonia del bien morir.

Con estos ingredientes, una viuda estupenda (Fernández) y un maestro de ceremonias un tanto peculiar (Dumont), Mañá se empeña en transmitir al espectador todo el candor y el lirismo que seguramente soñó para su propuesta, y que sólo de cuando en cuando asoma por las imégenes del filme. Demasiado apegada a una racionalidad en la puesta en escena que se da de tortas con lo que uno intuye que debería ser la materia prima del asunto, Morir en San Hilario languidece y se extingue literalmente ante los ojos de su espectador.

 

Aleteos sobre la vida y la muerte

José Manuel Cuéllar, ABC, viernes 3 de junio de 2005:

En la frontera, generalmente tétrica, que separa la vida de la muerte traza Laura Mañá una coral que intenta aprender tanto de una como de otra. San Hilario es un pueblo que vive de la muerte, pues sus entierros son famosos y la gente acude gustosa allí a dar sus últimos pasos. En la confusión entre un fallecido y uno que lleva camino por sus fechorías intenta Mañá establecer enseñanzas, de cómo aprender de la tumba y también de la vida.

Es un bello intento, pero un tanto fallido. Las poesías, o similares, se le quedan cortas, también los tintes humorísticos e incluso las mismas enseñanzas. Demasiadas alegorías incompletas, excesivos silencios incomprendidos y mucha lentitud y tedio, sopor a veces.

Pero eso sí, la película tiene una joya, y no se paga con nada: Ana Fernández. Ya, es evidente que es una perogrullada decirlo de ella, pero tiene magia, y la tiene en todo: en la boca, en el cuerpo, en los ojos. Le basta un destello para dar a entender todo, sin palabras, sin diálogo, impresionante en la complicidad con la cámara. Los demás necesitan las voces, pero aquí escasean.


Yahoo:

Ana Fernández protagoniza esta película dirigida por Laura Mañá, que no tiene demasiadas pretensiones, pero que garantiza un rato ameno ante la pantalla. Con un sencillo y cálido sentido del humor, esta tierna historia nos muestra la pérdida de las costumbres, que afecta al global de nuestra sociedad... Seguir leyendo