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El fabuloso destino de Amélie Poulain es un largometraje de producción franco-alemana que en los Oscar de 2001 fue nominada a Mejor película de habla no inglesa, Mejor guión original, Mejor dirección artística y decorados, Mejor fotografía y Mejor sonido. Su director, Jean-Pierre Jeunet, ha cosechado numerosos éxitos y es un hombre culto y divertido que no dudó en escoger a la actriz Audrey Tautou como la protagonista de este dulce filme. Ésta encarna al entrañable personaje de Amélie, la joven en torno a la cual giran todos los acaramelados acontecimientos que Jeunet ha imaginado, recreado y plasmado en la película francesa más taquillera que se recuerda. Tras este filme, Audrey Tautou ha interpretado papeles de suma importancia en películas como Sólo te tengo a ti (2002), Una casa de locos (2002) y Negocios ocultos (2002). Este pasado año 2004 ha protagonizado una romántica historia en Largo domingo de noviazgo y, recientemente, también hemos podido verla en Les Poupées russes.

De niña, Amélie, es una persona tímida y retraída que sólo tiene dos amigos: el pez suicida y el monstruo imaginario al que ella ausculta asiduamente. Su madre muere joven, tras ser aplastada por una mujer que en ese mismo y oportuno instante se lanza al vacío desde una catedral intentando suicidarse. Amélie, conmocionada, la ve con sus propios ojos y su personalidad queda marcada desde ese momento. A partir de entonces únicamente le queda su padre. Rufus interpreta el papel de Raphaël Poulain, el progenitor de Amélie, un hombre distante y frío que sólo entra en contacto con Amélie para hacerle el examen médico mensual. La niña crece sumida en su mundo imaginario donde se ve envuelta en una burbuja que la hace diferente a todos los demás. Sin embargo, siendo Amélie ya una joven, tiene lugar un único suceso que conecta con la verdadera realidad: Lady Di fallece en un accidente de tráfico.

A partir de entonces, Amélie se dedica a ayudar a los demás. Dejando un tanto abandonada su propia persona, la joven comienza a emplear su tiempo en hacer felices a todos los excéntricos personajes que rodean la vida de Amélie. Consigue que Dominique Bretodeau recupere un pequeño tesoro que escondió de niño y que se reconcilie con su hija y su nieto. Su vecina, la alcohólica Madeleine Wallace, deja por un momento de extrañar al amor de su vida gracias a las hazañas de Amélie. Logra que el mausoleo deje de ser el centro de la vida de su padre, haciéndole creer que hasta su gnomo de cerámica viaja más que él. Una y otra vez, Amélie es capaz de materializar los sueños de los otros. Sin embargo, se deja algo olvidado: su vida y su felicidad. Será el coleccionador de fotos de carnet, Nino Quincampoix, el que haga realidad los sueños de Amélie. Nino la enamora y la hace sentir emociones terrenales más allá de la isla de fantasía en la que se veía náufraga.

Como si todos fuéramos la protagonista, la película logra sumergirnos en un paraíso donde nos evadimos de la verdadera realidad. El color es algo muy cuidado por el director que, a través de tonos muy saturados, capta la esencia de los pequeños detalles. El ojo del espectador se convierte en este filme en una cerradura curiosa que nos muestra la importancia de las pequeñas cosas de la vida. La fotografía alcanza a encuadrar el espacio de forma minuciosa y elaborada, de manera que el público no pueda verse en ningún momento decepcionado. El fabuloso destino de Amélie Poulain es una película alegre, de sentimientos y de sonrisa. Es un largometraje donde no falta nada y todos los adornos están realmente conseguidos. Amélie ofrece la posibilidad de soñar a los espectadores porque su personaje está compuesto por una pequeña parte de todos nosotros: el niño que llevamos dentro. Un papel que Audrey Tautou ha abordado a la perfección. Una actriz que, esperemos, nos haga disfrutar del mismo modo en su próxima película, El código Da Vinci , prevista para el año que viene.