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Seven
Direción: David Fincher
Guión: Andrew Kevin Walker
País: Estados Unidos
Año: 1995
Duración: 126
Género: Intriga policíaca
Interpreación: Morgan Freeman, Brad Pitt, Kevin Spacey, Gwyneth Paltrow

Magnífica película que ha creado un estilo artístico exclusivo y ha sacudido el género del thriller psicológico con un guión que engancha y una puesta en escena innovadora desde los mismos títulos de crédito. El film se apoya sobre el interesante guión del debutante Andrew Kevin Wlaker y, sobre todo, en el joven director David Fincher (‘The Game', ‘El club de la lucha'), que consigue que el ritmo y el interés del film no decaigan en ningún momento a lo largo de la inquietante puesta en escena que reina durante los 126 minutos de metraje.

La visión general de la trama no es nada innovadora, la hemos visto muchas veces en las películas de este extendido género que tanto apasiona. Se trata de una pareja de detectives que van tras la pista de un asesino en serie. Lo revolucionario es lo que se encuentra en el interior de esta manida línea argumental. Los dos detectives tienen características contrapuestas, ya sean ideológicas, raciales, generacionales o temperamentales. Morgan Freeman (‘Millon Dollar Baby') es un agente veterano y desencantado a punto de retirarse que sólo piensa en resolver este último caso para volver a la tranquilidad del hogar. Dando la réplica, a su lado, está Brad Pitt (‘Leyendas de Pasión'), el joven detective con aires chulescos y arrogantes, seguro de tener siempre la razón. Freeman es la sabiduría sosegada alimentada por los años de experiencia. Pitt es el nervio y la acción estimulados por las ganas de demostrar su valía.

Los asesinatos que ocurren a lo largo de la película se alejan del patrón convencional que rige este tipo de películas. Lo innovador está en que todos los crímenes encuentran correspondencia con los siete pecados capitales, cada asesinado es culpable de un pecado diferente. El psicópata está castigando a personas atrapadas por la gula, la lujuria, la pereza, la avaricia, el orgullo... para llamar la atención al mundo sobre su propia enfermedad. Los asesinatos son en cierto modo una rebelión contra el hecho de que “presenciamos un pecado capital en cada esquina y lo toleramos, lo consideramos algo trivial”. Y aunque resulta evidente que el asesino se considera moralmente superior a los demás, él mismo se declara culpable de un pecado capital en el impactante y triste final de la película.

Kevin Spacey es el encargado de encarnar la fría falta de escrúpulos de John Doe y lo hace magistralmente. Es una suerte que Brad Pitt insistiera para que Spacey actuara en el film a pesar de su elevado caché porque es uno de los mejores psicópatas que se han visto en la gran pantalla. Lo realmente interesante de este malo de película es que el espectador le encuentra sentido a muchas cosas de las que dice e incluso puede llegar a darle la razón. En ciertos momentos el público puede sentirse identificado con las palabras que salen de su boca criminal aunque no apruebe sus acciones.

Toda la acción se desarrolla en una ciudad cuyo nombre no sabemos a pesar de que los personajes hacen continuas referencias a ella. En esta ciudad en la que siempre está lloviendo Fincher crea una atmósfera lúgubre, desasosegante y teñida de cruda morbosidad que mantiene la tensión visual y narrativa. El resultado es increíble, especialmente si pensamos que es obra de un realizador dedicado a los videoclips y la publicidad, y con ‘Alien3' como único éxito en su corta carrera cinematográfica. Fincher le ofrece algunos guiños traviesos al espectador, como por ejemplo, que el número 7 esté muy presente a lo largo de toda la película. En los primeros pasos del film, el director hace andar a los personajes por una calle en la que todos los portales contienen algún 7 (753, 747, 757...).

En esta ocasión la calidad de la obra ha estado acompañada por la respuesta de público y crítica. Tal vez el gancho se haya completado con anécdotas como la de que Brad Pitt y Gwyneth Paltrow, matrimonio en la ficción, sean pareja en la vida real o que Pitt se rompiera realmente el brazo cuando el agente David Mills (Pitt) aparece con una escayola en la película.

Esta es sin duda una obra maestra entre las del género de asesinos en serie. Con un principio inquietante pero atrapador, una trama original y bien llevada, y un final desgarradoramente triste. El clima oscuro y pesimista presente durante la película queda sin embargo suavizado por la frase final del agente William Somerset (Morgan Freeman): “Hemingway decía que ‘el mundo es un lugar maravilloso por el que vale la pena luchar. Estoy de acuerdo con la segunda parte de la frase”.