Samuel Beckett como autor existencialista
 

        Samuel Beckett ha sido considerado como un autor influenciado por el existencialismo, que es una teoría filosófica que enfatiza la existencia de la persona individual como un agente libre y responsable. Podemos apreciar esta innegable influencia en todas sus obras y con su actitud crítica hacia la vida. Quizás podamos ver este hecho más claramente en sus obras de teatro, donde los personajes representan los sentimientos y temores del mismo Samuel Beckett.
           Esperando a Godot de Samuel Beckett: "nada ocurre, nadie viene, nadie se va, es horrible." Cuando esta obra fue estrenada, fue criticada por falta de sentido, estructura y sentido común. Los críticos, sin embargo no vieron la elección de Beckett para esta obra, Esperando a Godot de capturar el sentimiento de que el mundo no tiene un aparente sentido. En esta malinterpretada obra maestra, Beckett afirma numerosos temas existencialistas. Beckett creyó que la existencia está determinada al azar. Este principio básico existencialista está primero afirmado en la discusión de Vladimir sobre una parábola de la Biblia. De los dos ladrones crucificados al mismo tiempo que Cristo, uno fue salvado y el otro condenado. Debido a esto, Vladimir pondera: "...cómo es eso...que de los cuatro Evangelistas sólo uno habla del ladrón que se salva. Los cuatro estuvieron allí -o en los alrededores- y sólo uno habla del ladrón que es salvado...De los otros tres, dos no mencionan ningún ladrón y el tercero dice que ambos insultaron [a Cristo]...pero los cuatro estuvieron allí." Las crónicas de los Evangelistas muestran que la probabilidad determina la vida humana. Que cada Evangelista hable de un destino diferente para los ladrones prueba la regla de la casualidad en nuestra existencia. Además de esto, Beckett expande su paradoja exponiendo, "No desesperéis, uno de los ladrones fue salvado. No presumáis; uno de los ladrones fue condenado.". Porque el destino está determinado por la casualidad, no hay nada que nadie pueda hacer para asegurarse la salvación. En la obra, se afirma que Godot mismo vence al que guarda las ovejas pero conserva
a quien guarda las cabras. La arbitrariedad en las decisiones de Godot escapa de la arbitrariedad de la vida misma, dando lugar a preguntas sobre quién será salvado y quién condenado. En la obra, Pozzo, hace hincapié sobre su destino en comparación con el de Lucky: "Observa que yo podría fácilmente haber estado en sus zapatos y él en los míos. Si la casualidad no lo hubiera deseado de la otra forma.". En la obra de Stoppard Rosencrantz and Guildenstern are Dead, Rosencrantz y Guildenstern echan una moneda al aire que escapa de las leyes naturales de la razón. Aquí, el  punto de vista del existencialista se centra en refutar la probabilidad en favor de la casualidad.
        Para mucha gente, Godot simboliza a Dios. El mismo Godot refleja una versión atenuante de la palabra Dios. El silencio de Godot pero al mismo tiempo su omnipresencia semeja a la de Dios, y la impotencia de Vladimir y Estragon refleja nuestra propia debilidad. Vladimir y Estragon esperan a Godot, esperando que él les de sentido, les ayude a encontrar respuestas a sus preguntas, y que les salve de su situación. Muchos críticos han discutido que Godot no necesariamente simboliza a Dios,
sino simplemente "el objetivo de su espera" -un hecho, una cosa, una persona, una muerte."
        Otro principio existencialista básico en el que Beckett queda reflejado es el sin sentido del tiempo. Porque el pasado, el presente y el futuro no significan nada, la obra sigue un patrón cíclico. Vladimir  y Estragon vuelven al mismo sitio cada día para esperar a Godot y siempre tropiezan con la misma gente. Pozzo y Lucky pasan por Vladimir y Estragon un día, ambos en estado sanos, y vuelven el día siguiente uno ciego y el otro mudo. Pozzo no puede recordar el encuentro anterior, e incluso sostiene que Lucky siempre ha estado mudo. Al cambiar la situación de Pozzo y Lucky, Beckett muestra que el sin sentido del tiempo degrada la vida del hombre hasta el punto de ser igualmente sin sentido. De la misma manera, el mensajero de Godot no reconoce a Vladimir y Estragón día tras día. Esto supone que la gente que conocemos hoy no son la misma que fueron ayer, y no serán los mismos mañana.
        Stoppard investigó este concepto confundiendo las entidades de Rosencrantz and Guildenstern. Ellos a menudo no podían decir la diferencia entre ellos mismos, ofreciendo más evidencias de la incertidumbre de la vida
        Beckett también examina la descripción que Sartre hace de "mala fe" aparentes intentos propios de esquivar la realidad dando excusas sobre las acciones personales. Vladimir y Estragon se engañan a sí mismos entablando insignificantes discursos que reflejan el absurdo de la vida. Ellos incluso piensan en el suicidio en numerosas ocasiones por muchas razones, pero finalmente  persisten en la inutilidad de la vida. Eligen esperar, como Rosencrantz and Guildenstern se someten a la inutilidad de sus propias vidas y simplemente esperan a que llegue la muerte.

 

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 © Juan Gil Borrás