Kurtz, al igual que Marlow,
originalmente va al Congo con intenciones nobles. Él pensó
que cada puesto de marfil estaría como la luz de un faro, ofreciendo
un modo mejor de vida a los nativos. La madre de Kurtz era en parte inglesa
y su padre tenía también parte de origen francés.
Él fue educado en Inglaterra y habla inglés. La cultura y
civilización de Europa ha contribuido a formar a Kurtz; él
es un orador, escritor, poeta, músico, artista, político,
productor de marfil y agente principal de la Compañía
de la Estación Interior de marfil en Stanley Falls. En poco tiempo,
él es un "genio universal"; sin embargo, también e descrito
como un "hombre vacío", un hombre sin integridad básica o
cualquier sentido de responsabilidad social.
Al final de su descenso
a la más baja fosa de degradación, Kurtz es también
un ladrón, asesino, asaltante, perseguidor y para culminar todas
sus otras oscuras prácticas, él se deja venerar como un dios.
Marlow no ve a Kurtz, sin embargo, hasta que Kurtz esta tan consumido por
la enfermedad que parece más un trozo desecho de hombre que
un verdadero ser humano. No hay ninguna señal de la antiguo buen
aspecto de Kurtz o su antigua buena salud. Marlow destaca que la cabeza
de Kurtz es tan calva como una bola de marfil y que parece "una imagen
animada de la muerte forjada por viejo marfil"
Kurtz gana control de los
hombres mediante el miedo y la adoración. Su poder sobre los nativos
casi destruye a Marlow y el grupo a bordo de el barco de vapor. Kurtz es
lozano, violento demonio a quien Marlow describe al principio. Él
es comparado con el encargado, quien es débil y flojo- el débil
y blando demonio también descrito por Marlow. Kurtz es víctima
de la asesina crueldad del encargado; Marlow, hombre más fuerte
que Kurtz podría haber encontrado un comportamiento virtuoso bajo
la negligencia criminal del gerente. Es posible que Kurtz pudiera nunca
haber revelado su naturaleza malvada si no hubiera sido acorralado y torturado
por el encargado.