Charlie Marlow, de treinta
y dos años de edad, siempre "siguió al mar", como dice la
novela. Su viaje remontando el río Congo, sin embargo es la primera
experiencia en agua dulce. Conrad utiliza a Marlow como narrador para entrar
él mismo en la historia y dar a conocer su propia filosofía.
Cuando Marlow llega a la
estación, se queda impresionado e indignado por la visión
de vida consumida y los suministros arruinados. La crueldad insensible
y la estupidez del encargado le arrolla con enfado e indignación.
Él desea ver a Kurtz - un fabuloso agente de marfil con éxito
y odiado por el encargado de la compañía. Más
y más, Marlow se aleja de los hombres blancos (debido a su despiadada
brutalidad) y de la oscura selva (un símbolo de realidad y verdad).
Él comienza a identificarse cada vez más con Kurtz- mucho
antes incluso de verle o de hablar con él. Al final, la afinidad
entre los dos hombres se convierte en una unidad simbólica. Marlow
y Kurtz son la claridad y la oscuridad misma de una única persona.
Marlow es lo que Kurtz podría haber sido, y Kurtz es el ser en que
Marlow se podría haber convertido.
http://www.acsu.buffalo.edu/~csicseri/chara01.htm
© Juan Gil Borrás