El símbolo de la selva en Heart of Darkness
 
 
             La selva es un símbolo muy importante en la obra Heart of Darkness de Joseph Conrad. No es sólo el telón de fondo donde la acción de la historia tiene lugar, sino que también es un personaje de la historia en y de ella misma. La grandeza y la ferocidad de la selva contrasta con la nimiedad y estupidez de los peregrinos, y la selva también muestra la avaricia y brutalidad que yace bajo la nobleza de los ideales.
            La selva no es una persona en sí, sino más bien una inquietante, omnipotente fuerza con mal augurio que continuamente sufre la "fantástica invasión" del hombre blanco. Las actividades del hombre blanco son vistas a lo largo del libro como insensatas y sin sentido. Ellos gastan su existencia en busca del marfil o conspirando unos contra otros por la posición y el status dentro de su propio entorno. Su sociedad entera no parece tener un aire de realidad sobre esto. Es como si estuvieran
construyendo sus vidas enteras sobre nada más sustancial que la bruma de la mañana, que con gran facilidad se lleva cualquier soplo de viento. Marlow comenta: "La palabra "marfil" sonó en el aire, fue susurrada, fue vista. Tú podrías pensar que ellos estaban orando para eso... yo nunca he visto nada tan irreal en toda mi vida".  Contrastando con esto, la selva aparece sólida, inamovible, y con un mal presagio amenazadora. Durante la estancia de Marlow en la Estación Central, describe la selva de su alrededor como "una desordenado invasión de vida sin sonido, una envolvente ola de plantas, amontonadas, encrestadas, preparadas para... barrer todo pequeño hombre como nosotros fuera de su pequeña existencia". Es difícil precisar, sin embargo, cuales son las intenciones reales de la selva. Nosotros vemos la selva enteramente a través de los ojos de Marlow, y esto es siempre un enigma. Es "una implacable fuerza que perturba una inescrutable intención".
            La selva no es sólo una fuerza impersonal que no que no tiene que ver con nada más que con ella misma. Es, siendo más preciso, un espejo en el que podemos ver la oscuridad oculta de cada corazón. La fuerza de la selva es sólo malévola hacia la pretensión. Los nativos, que son demasiado sencillos para tener falsos motivos y pretensiones, viven perfectamente en paz con ella. De hecho, en muchas partes de la historia sus voces pueden ser consideradas como las voces de la selva. Específicamente, cuando están gritando de dolor a través de la impenetrable niebla, las voces parecen venir de la selva misma. "... a mí me parecía como si la bruma misma hubiera gritado..." Los nativos reflejan el feroz pero real cualidad de la selva. Considera la descripción de Marlow de los nativos en sus canoas en la costa: "... ellos tenían huesos, músculos, una vitalidad salvaje, una intensa energía de movimientos, que era tan natural y verdadera como su surcar a lo largo de su costa. Ellos no querían ninguna excusa por estar allí". El ambiente de la jungla, en contraste con la sociedad europea de la que los hombres blancos han venido, no impone ninguna limitación sobre el comportamiento del individuo. Es un duro ambiente que prueba la habilidad de cada uno para conservar la cordura sin la estructura de la sociedad. La gente que consigue vencer la jungla son aquellos que crean sus propios entornos estructurados. Siempre que se mantengan ocupados con actividades superfluas, ellos no podrán oír los susurros de la selva, y la oscuridad en sus corazones permanece enterrada. Por ejemplo, el contable principal de la Estación Estatal se preserva a él mismo manteniéndose con una apariencia impecable. Marlow dice de él "... en la gran desmoralización de la tierra él mantiene su aspecto. Tiene columna. Sus cuellos de almidón y conseguidas camisas eran logros de carácter. El mismo Marlow debe enfrentarse a la verdad que la selva le revela. Él ve las danzas salvajes y los cantos de los nativos y aunque dice al principio que el espectáculo es totalmente incomprensible para él, después de la reflexión admite que admite una cierta simpatía hacia ese "tumulto lleno de pasión". Marlow dice: "[la tierra] era sobrenatural, y los hombres eran- No, no eran inhumanos. Bien, ya sabéis, esto era lo peor-esta sospecha de que no eran humanos". Pero como la ropa del contable principal, el trabajo de Marlow el pilotar y el reparar el barco de vapor, le distraen de estos pensamientos.
            En general, el hombre blanco vence en su lucha contra la influencia de la selva. Cualquiera de ellos es demasiado avaro y estúpido para darse cuenta de que están bajo este ataque, como los peregrinos, que están cazando por el marfil, o se las han arreglado para aislarse a ellos mismos mediante el trabajo, como el gerente. Hay, sin embargo, una excepción notable. Kurtz, el fabuloso y exitoso principal de la Estación Interior, que ha venido desde Europa para civilizar a los nativos, sucumbe a la ferocidad de la selva. Él deja de lado sus altas aspiraciones, y la selva saca la oscuridad y la brutalidad que hay en su corazón. Todos los principios y aspiraciones de la sociedad europea  son destapados, y las pasiones abominables y codicia de su verdadera naturaleza son reveladas. Él recoge seguidores nativos que lo veneran como un ídolo, y asaltan aldeas colindantes y obtienen grandes cantidades de marfil. Los jefes deben utilizar horribles ceremonias para acercarse a Kurtz que Marlow no puede resistir describir. Marlow dice, "...tales detalles podrían ser más intolerables que aquellas cabezas secándose sobre las estacas bajo las ventanas del Sr. Kurtz... yo daba la impresión de un hueso transportado a una región sin luz de agudos horrores..."  El significado completo de la selva puede ser visto sólo a través de Kurtz, porque él es el que más sucumbe a sus poderes. A pesar de la influencia de la selva, en él le revela la básica naturaleza humana. Consideremos el siguiente comentario de Marlow a cerca de el poder de la selva sobre Kurtz:

"...la selva... parecía  acercarle hacia su despiadado pecho, a través de despertar el olvido y los instintos más brutales, por los recuerdos de satisfacción y pasiones monstruosas... esto solo había seducido su alma sin leyes más allá de los límites de las aspiraciones admitidas."
        La degradación de Kurtz tiene más implicaciones de las que tiene para sí mismo. Es una crónica de toda la humanidad. En el momento de su muerte, él ve el verdadero estado de la humanidad. Su mirada está  "perforando lo suficiente para penetrar todos los corazones que laten en la oscuridad". Su final  afirmación de "¡El horror! ¡El horror!" es su juicio de toda la vida. La selva lleva a Kurtz al punto donde él tiene una conciencia de sí mismo, y desde allí se pronuncia sobre todo el género humano.
            Así, en la historia la selva es más que un telón para el tema principal. Es una implacable fuerza que continuamente  hace señas a los personajes derramar limitaciones de la civilización y para gratificar los abominables deseos de sus corazones. La selva destruye las pretensiones de los hombres y le muestra la verdad sobre sí mismo.
 

 

© David Dunson

 Translated by © Juan Gil Borrás