La Marca de Caín
Algunas de las personalidades más sensibles y creativas han sufrido
mucho tiempo la terrible marca de Caín. El estigma de Caín es uno de los más
antiguos que se recuerden. Si tomamos como fuente literal la Biblia
este “mal” que sufren algunas personas se origina muy cerca del inicio de la
humanidad. Entonces podemos hablar que esta maldición nos acompaña desde el
inicio de la historia.
Pero ¿Qué caracteriza al famoso estigma de la marca de Caín? Para
poder explicarlo recurramos a la fuente.
Semejante fragmento de la Biblia se presta a
muchas interpretaciones. ¿Fue la marca un castigo o un premio? Porque Caín
desde ese momento sabía que los hombres no podrían hacerle daño. Se volvió
prácticamente invencible, pero por otro lado su sola presencia provocaría
rechazo y repulsión en los seres humanos. Se diría que el castigo que Dios le
dio a Caín, por el homicidio de su hermano Abel, fue convertirlo en un leproso
inmortal.
Igual de interesante es notar como en
Uno de los grandes escritores que sufrió durante su vida el problema
del signo de Caín fue el gran Robert Louise
Stevenson. Durante su juventud el desgarbado Stevenson se dedicó a recorrer
el mundo en compañía de algunos amigos. En parte aquellas aventuras fueron para
buscar un lugar en el que su quebrantada salud pudiera aliviarse y no todo fue
agradable en aquellos viajes. Los compañeros de viaje de Stevenson mencionan
que el gran escritor era el que siempre tenía problemas con la policía.
Usualmente cuando la gente veía a Stevenson lo percibía como alguien peligroso.
Los relatos que nos han llegado de la juventud de Stevenson describen que el
escritor ejercía una extraña atracción para su entorno cercano. Algo tenía que
lo hacía diferente al resto. Igualmente para aquellos que no lo conocían su
presencia era de cierta forma agresiva e incómoda, lo que significó en muchos
casos arrestos y miradas de miedo que en cierto modo fueron injustas. Una de
las cargas emocionales que tuvo que vivir el escritor y que quizás lo llevaron
a escribir esa obra maestra que es “El extraño caso del Dr. Jeckill y Mr.
Hyde”.
Otro de los grandes escritores que tuvo el problema de la marca de
Caín fue el magnífico Lovecraft. Autor de culto pata todos los aficionados al
género de terror. Dicen aquellos que lo conocían que su sola presencia
inspiraba temor. Lovecraft
además tenía una marcada tendencia a la soledad y a tener actitudes excéntricas.
Todo ello, sin duda, ayudó a que se ganara la reputación de hombre siniestro e
inquietante que provocaba rechazo en aquellas personas que lo conocían. Sin
embargo, como bien sabemos los que hemos seguido la obra de Lovecraft, el
escritor era enfermizo y realmente inofensivo.
Sin embargo, el sufrir del estigma de Caín puede ser la explicación de
tantos relatos fantásticos. La inquietante obra de Lovecraft plagada de seres
marginales y siniestros quizás se haya originado en su propia vida. Los cuentos
como el Horror de Dunwich con esa familia maldita y apartada en el bosque son
sin duda el reflejo de la propia personalidad de Lovecraft. Padecer del signo
de Caín es algo que determina la naturaleza creativa de muchas personas.
Pero no se crea que solo las personas extraordinarias sufren del signo
de Caín. Quizás todos estemos expuestos a esta situación en algún momento de
nuestras vidas. La pregunta es, estimado lector, si no ha sufrido en algún
momento esa terrible sensación de ser rechazado por todo el mundo. Como si de
pronto un día todas las personas que usted encuentran lo miraran con rechazo y
sospecha. A muchos les ha pasado. Suelen decir que se trata de “levantarse con
el pie izquierdo”. Lo cierto es que cuando nos sucede todos esperamos dure lo
menos posible. Tratamos de evitar a las personas y esperamos que las horas
pasen rápido para luego iniciar otro día.
Algunos explican estos momentos como la presencia débil o fuerte del
aura de las personas. Existen libros que documentan sobre experimentos
científicos rusos para fotografiar a las personas. Incluso se afirma que
algunas personas pueden percibir el aura de los que los rodean. Para ello se
clasifica las auras personales como colores o en virtud al tamaño que tienen.
Respecto a esto último una persona con un aura muy pequeña se considera una
persona antipática y de carga negativa. Todo un Caín. En cambio los de aura
grande son vistos como personas agradables y carismáticas. Muchos especulan que
Jesús de Nazareth tenía un aura muy grande y era sinónimo de su naturaleza
divina.
Más allá de lo que signifiquen esos momentos o de lo que se especule
sobre el origen del problema de esas personas que tienen esta carga negativa
que les hace caer mal a todos los que les rodean, hay que reconocer que muchos
hijos de Caín nos han herdado grandes monumentos artísticos (las artes
plásticas están llenas de hijos de Caín) y hay que agradecerlo. ¿Usted no
piensa lo mismo amigo lector?
25 de Abril de 2008
http://www.leergratis.com/otros/la-marca-de-cain.html