A lo largo de su vida, Tolkien continuó refinando la lengua Alto Élfico, que de acuerdo con su hijo Cristopher era "el lenguaje tal y como él lo quiso, el lenguaje de su corazón" (del programa de TV J.R.R. Tolkien - Un retrato por Landseer Productions). En una de sus cartas, Tolkien mismo escribió: "El arcaico lenguaje del conocimiento fue concebido para ser un `Latín de los Elfos', y transcribiéndolo de una forma parecida al Latín... la similitud visual con el Latín se había incrementado. En realidad se podría decir que está compuesto sobre una base Latina con otros dos (principales) ingredientes más que ocurre que me dan placer `fonoestético': Finés y Griego. Es, sin embargo, menos consonántico que cualquiera de esos tres. Este lenguaje es Alto Élfico o en sus propios términos, Quenya (Élfico)" (Cartas:176). Quenya fue el experimento definitivo en eufonía y fonoestética, y de acuerdo con el gusto de muchos, fue un éxito glorioso. La estructura gramatical, envolviendo un gran número de casos y otras declinaciones, está claramente inspirado en el Latín y el Finés.
El ejemplo más grande de Quenya en El Señor de
los Anillos es el Lamento de Galadriel, sc. el poema Namárië
cerca del final del capítulo Adiós a Lórien (LotR1/II
cap. 8, que empieza Ai! laurië lantar lassi súrinen...).
Muchos de los ejemplos a los que se refiere el siguiente tratado vienen
de este poema. Otros textos importantes en Quenya incluyen el poema Markirya
en MC:222-223 y la Canción de Fíriel en LR:72, aunque
la gramática de después difiere algo del estilo del Quenya
del SdlA, representa una de las más tempranas variantes "Qenya"
(Markirya es muy tardío y totalmente fiable).
http://www.uib.no/people/hnohf
©Helge Fauskanger
Translated by Esteban Machado