SIR WALTER SCOTT

- UN ESCOCÉS NOTABLE -

El legado de Scott a su país no fue simplemente el de una colección de literatura que sería reconocida y amada por todo el mundo. Scott fue decisivo para devolver a Escocia el orgullo y el sentido de identidad desaparecidos desde los traumas de la Unión y los Alzamientos Jacobinos. Sin él es cuestionable si el resto del mundo miraría a Escocia con el mismo afecto romántico, o si los escoceses mirarían atrás con la misma seguridad.

SIR Walter Scott nació en Edimburgo el 15 de Agosto de 1771. A los 18 meses contrajo parálisis infantil - probablemente una forma de Polio - que le dejó cojo de la pierna derecha. Como resultado fue enviado a recuperarse con su abuelo a las Zonas Fronterizas donde comenzó a escuchar la historia y leyendas del área que le proveería de gran parte de su inspiración. Volvió a Edimburgo para su enseñanza y recibió clases en la universidad a una edad muy temprana. Se convirtió en aprendiz de la notaría de su padre en 1786 y entró en contacto con varios literatos de Edinburgo. Estudió en las clases de gente como el Prof. Dugald Stewart para preparar sus examenes de BAR, donde fue llamado en 1792. Por estas fechas empezó a reunir las baladas de las Areas Fronterizas que más tarde serían publicadas como La Juglaría de las Fronteras de Escocia.

Había desarrollado interés en la literatura alemana y en 1796 publicó varias traducciones incluyendo una de Goethe. El siguiente año se celebró su boda con Charlotte Carpenter y después de vivir un tiempo en Lasswade fue nombrado Sheriff-Depute de Selkirkshire en 1799. Completó "La Juglaría..." y fue animado por la Condesa de Dalkeith a componer una balada sobre la historia de las Zonas Fronterizas convertida en La Siesta del Último Trovador, la cual fue publicada en 1805 y se convirtió en un gran éxito. La historia romántica opuesta al contexto histórico escocés se transformó en un tema principal que continúo en Marmion en 1808 y su poema más popular La Dama del Lago en 1810.

Un año más tarde construyó la casa de Abbotsford donde pasaría el resto de su vida, y que ampliaría con el paso de los años. Ahora avanzaba hacia la prosa y en 1814 su novela Waverley, que iba a ser el comienzo de una extensa y famosa serie, fue publicada por Constable. Este fue a grosso modo el nacimiento de la novela histórica, género al que condujo presto a un elegante arte sabiamente equilibrado. En los años inmediatamente posteriores produjo un aluvión de títulos tales como Guy Mannering, El Anticuario, Rob Roy, El Corazón de Midlothian, Ivanhoe y Redgauntlet. Fueron escritas anónimamente - firmadas algunas "por el escritor de Waverley", y por el ficticio Jedediah Cleishbotham. Pareció sentir que escribir novelas no era una profesión adecuada para alguien de su posición pero como amante del misterio vió en ello el valor de un recurso promocional.

Scott había sido nombrado baronet en 1818 y fue vital en la organización de la exitosa visita a Escocia del rey Jorge IV en 1822, el primer monarca que lo hacía desde Carlos I en 1641. Cuando se encontraron se dice que el rey exclamó 'Sir Walter Scott: el hombre de Escocia a quien más deseaba ver.' La visita creó un más que alto grado de popularidad para la monarquía gracias al stage-management de Scott - de hecho el rey vistió un kilt de la Royal Stuart Tartan, una costumbre que ha continuado - y se dice que el evento aproximo más de lo que nunca había sido el caso a las Tierras Altas y a las Bajas. a través de su trabajo y campaña Scott devolvió a Escocia la identidad y orgullo perdidos desde la Union de 1707 - había buscado y redescubierto los Honores de Escocia (las Joyas de la Corona Escocesa) que habían permanecido olvidadas en una habitación sellada del castillo de Edimburgo y negocio el retorno al castillo del famoso cañón de asedio Mons Meg, que había sido llevado a la Torre de Londres años atrás. También intervino en el restablecimiento de las peerages forfeited durante los Alzamientos Jacobinos de 1715 y 1745.

En 1825 empezó a elaborar un diario - algunos lo consideran entre sus mejores obras - en el cual detalla su vida y trabajo y describe el mundo en el que vivía. Sus descripciones de Edimburgo capturan la ciudad en la cumbre de su renacimiento, con un nuevo centro recientemente construído y expandiéndose y alimentándose de algunos de los mejores pensadores del momento.

El año siguiente en cambio traería el desastre - las editoriales de Ballantynes y Constable con las cuales estaba estrechamente vinculado, sufrieron un colapso económico debiendo unas 100,000 libras. Cuatro meses después su esposa murió. To his great credit se opuso a an easy settlement de las deudas y decidió pagarlas todas a través de sus obras. En el momento de su muerte en 1832 había pagado 70,000 libras y el resto fue liquidado con sus registros, aunque el esfuerzo había contribuído indudablemente al deterioro de su salud - se levantaba con frecuencia a las 5 de la madrugada para encontrar tiempo para escribir.

Su producción en este período fue prodigiosa. Además de sus novelas produjo en 1827 una biografia de Napoleon en nueve volúmenes, que fue praised por Goethe, y en el mismo año Cuentos de un Abuelo fue publicado. Esta era una historia de Escocia contada a su nieto y orientada principalmente a los niños, aunque fue tan bien recibida que se produjeron tres versiones más. al mismo tiempo produjo una Historia de Escocia para adultos en dos volúmenes, que fue también un éxito.

En Octubre de 1831 su salud se resentía y el gobierno puso a su disposición una fragata para hacer un crucero por el Mediterráneo. Mientras los problemas improved durante su estancia en Italia recayó durante el regreso a casa por el Rhin y en el momento en que llegó a Londres en Junio de 1832 su estado era grave. Aparecieron boletines diarios en los periódicos y la Familia Real estaba en constante contacto. Se recuperó lo suficiente como para volver a su casa de Abbotsford donde se estabilizó durante un corto período, pero su final no estaba lejos. He rallied briefly antes de fallecer en Septiembre.

Fue enterrado en medio de una gran ceremonia y se proclamó luto nacional en Dryburgh Abbey. Se dice que en su recorrido final sus caballos de tiro, a los cuales había asignado la tarea de tirar del carruaje, se detuvieron en Bemersyde Hill, como era habitual en todos los paseos de su vida cuando se detenía a mirar su paisaje favorito en Eildon Hills.

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© Ignacio Pascual Mondéjar

© a.r.e.a./ Dr.Vicente Forés López

Universitat de València Press