De la antigua Arse a Saguntum

Ya se habla de la ciudad de Sagunto en algunos textos de la literatura clásica, relacionándola con acontecimientos sucedidos en la Segunda Guerra Púnica. Esta ciudad ibero-edetana era conocida como Arse, pero con el tiempo daría lugar a la ciudad hispanorromana Saguntum. La historia de Sagunto como ciudad portuaria es muy extensa. Ya en el siglo III a. C., Sagunto (ciudad de origen griego y aliada de Roma) constituía un punto estratégico en el comercio por el Mediterráneo. En aquella época, comerciantes de Sagunto vivían instalados en las proximidades del puerto (fuera de la ciudad amurallada) con el fin de hacer prósperos a los comercios a costa de los marineros que llegaban a Sagunto. Este puerto antiguo es el barrio conocido como "Grau Vell".

La ciudad ibero-edetana fue asediada por el general Aníbal en el año 219 a. C. debido a su situación estratégica. El asedio duró cuatro meses, y los habitantes de Saguntum basaron su estrategia en que Aníbal no podría atravesar las enormes murallas que cercaban la ciudad en poco tiempo. Pese a la negativa de ayuda de las comarcas de alrededor, que veían con temor el creciente poder de Saguntum sobre los pueblos de la región, pudieron resistir los embates del ejército cartaginés para tomar la ciudad. La situación se hizo insostenible tras la negligencia y tardanza de la antigua República Romana de enviar ayuda a los saguntinos. La ciudad desmoralizada pudo resistir unos meses más ante un ejército mayor en número y en recursos; hay que tener en cuenta que el ejército que asedió la ciudad se había formado con el objetivo final de derrotar a Roma, además de estar comandado por uno de los grandes caudillos de la antigüedad. El asedio se efectuó frontalmente y tras varias semanas, Aníbal derrotó Sagunto. Para él era muy importante hacerse de la plaza tan incólume como se pudiera. Había tres razones. Arrasar con el dinero y oro que tomaría de la ciudad vencida, para poder financiar su invasión a Roma (Segunda Guerra Púnica); segundo, incorporar a sus filas la mayoría de hombres aptos para su incursión, y, tercero, dejar a Hasdrúbal, su hermano, y comandante de Hispania (del Ebro hacia el sur), una plaza fuerte, más cercana a Nova Cartago, la ciudad madre, (la Cartagena actual) (ver Polibio). Y así sucedió. Lo que a continuación se narra es una versión muy "romántica" de la toma de Saguntum, pero no es veraz. Tras el asedio, Aníbal se encontró con una ciudad desolada, parcialmente destruida y quemada. Aquello enfureció al cartaginés que había sacrificado tiempo, soldados y recursos en la conquista de la ciudad. Cuenta la leyenda que los ciudadanos de Sagunto, al no recibir la ayuda de los romanos, y con la negativa de rendirse, decidieron encender una gran hoguera y se arrojaron todos a ella. Así se inició la segunda guerra púnica entre Cartago y la república de Roma.

Siete años después la ciudad fue recuperada por los romanos, bajo el nombre de Saguntum. En el 214 a. C., pasó a ser administrada como municipium (municipalidad romana); los romanos construyeron un gran circo en la parte baja de la ciudad y un teatro con capacidad para ocho mil espectadores.

Edad Media

Los árabes tomaron la ciudad en el 713. A partir de esta época es cuando el topónimo Saguntum cambió a Morbyter y otras variantes, y más tarde se denominaría Murviedro en castellano y Murvedre o Morvedre en valenciano, denominaciones derivadas de los muri veteres ("muros viejos", "muros veteranos") de la Edad Media. Tras la invasión de los árabes, inició su decadencia a favor de Balansiya (Valencia).

En 1239 se produjo la conquista de la ciudad por Jaime I el Conquistador, rey de la Corona de Aragón.

Edad Moderna y Contemporánea

En el siglo XVIII, Sagunto era conocida como Murviedro y Antonio José Cavanilles nos hace referencia al crecimiento de su población:

En 1749 solamente tenía 938 vecinos y hoy cuenta ya 1515. Débese este aumento al progreso de la agricultura. Los cerros y montes abandonados antes hoy se cultivan con esmero; no se ven allí eriales ni descuido.
 

Antonio José Cavanilles

Durante la guerra de la independencia española Sagunto fue tomada por los franceses. En 1811 la ciudad fue sitiada durante 34 días, en los cuales unos 2.900 soldados españoles establecidos en el castillo se defendían de los ataques de los hombres del Mariscal Suchet. El 26 de octubre, el coronel Andriani, nombrado gobernador de la plaza, se rendía tras la derrota sufrida el día anterior por el ejército español en la llamada batalla de Sagunto. Los franceses reforzaron las defensas del castillo, desmocharon los campanarios y permanecieron en la villa hasta el 22 de mayo de 1814.

En 1868, el nuevo Gobierno Provisional modificó el nombre de la ciudad, llamada Murviedro desde hacía más de diez siglos, por el antiguo nombre romano de Sagunto, siguiendo los cánones románticos y clasicistas de la época: se restituyó a Murviedro el glorioso nombre de Sagunto.

Fue en Sagunto donde, en diciembre de 1874, se produjo el pronunciamiento militar encabezado por el general Martínez Campos, que puso fin a la I República y originó el periodo de la Historia de España conocida como Restauración borbónica.

A principios del siglo XX se desarrolló una potente industria siderúrgica alrededor del Puerto de Sagunto, originando el actual núcleo urbano del Puerto. En los años 80, debido a la reconversión industrial y a la crisis económica, se cerró el último alto horno.

La ciudad se declaró seguidamente como zona industrial, lo que favoreció una mayor diversificación de su sector productivo (cementos, química) y una especialización del sector sídero-metalúrgico, atrayendo las inversiones de grandes sociedades, como el grupo Arcelor o la Thyssen Krupp.