5. Conclusiones.

Llegados a este punto, es el momento de establecer unas consideraciones finales, a modo de conclusiones de lo que hemos venido exponiendo hasta aquí.

En este sentido, podemos decir que, con relativa frecuencia, en las páginas precedentes hemos venido destacando el valor idiosincrásico de todos los procesos educativos y el carácter de singularidad de cada forma y contexto de actuación del profesorado y el alumnado, es decir, lo que en nuestro mapa conceptual llamamos cotexto del centro escolar. Pero esto no quiere decir que la educación escolar tenga que contemplarse como un conjunto de unicidades. Todo lo que ocurre en la escuela es singular, pero no único. Si no fuera así las posibilidades de reflexión desde la teoría, el intercambio de experiencias, la realización de investigaciones, la utilización de determinados materiales didácticos o de formas de organización de los conocimientos escolares no ofrecería más que un valor de ejemplaridad, y en modo alguno serviría de referencia para las experiencias de otros docentes.

El conocimiento real sobre la educación escolar que contribuye a un ejercicio profesional de la docencia se obtiene sobre todo en la práctica; pero si se pretende ir más allá de las percepciones del sentido común o la repetición de la historia pasada o próxima del profesor, es necesario tomar en consideración otras perspectivas: las que provienen de lo que normalmente se denomina teoría, sobre cuyo manto genérico se ubican investigaciones y propuestas. En cualquier caso, es esa teoría la que permite llevar a cabo una práctica reflexiva, de forma que no se pierda en sí misma, y no resulte bloqueada por la inmediatez de la cotidianidad. La teoría siempre ha de estar presente como punto de partida o de contraste, y en este trabajo, lo ha estado en ambos sentidos.

En fin, con todo lo comentado hemos pretendido dar cuenta de cuál debe ser el papel del profesor como enseñante –particularmente de la lengua y la literatura españolas– en la Educación Secundaria actual a partir de la elaboración de su mapa conceptual, a la vez que hemos aludido de paso, entre otras cuestiones, a las funciones y a la formación del mismo: es indudable que las conclusiones que se pueden extraer de todo lo expuesto en este trabajo contribuirán a la selección de las estrategias metodológicas más idóneas para la actuación del profesor en el aula, y –creemos– habrán aclarado cuál debe ser el trabajo del profesor en el sistema LOGSE.

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