Argumento


Por qué escribir el argumento

Para no quedarte en blanco a mediados de una novela, es importante trazar una línea argumental. Si realizas un guión de la misma, conseguirás:

  1. Asegurarte un inicio, medio y final equilibrados. ¿Cuántas veces te has encontrado con una novela cuyo comienzo es largo e incoherente, o bien tiene un final tan abrupto que nos sentimos estafados? Una historia tiene que estar debidamente equilibrada. Usa la regla del pulgar: El inicio y el final debe contener un 25% de la longitud de la novela cada uno, y el medio debe contener el otro 50%.
  2. Evita los inicios falsos en tu novela. Lo peor que le puede suceder a un escritor o una escritora es descubrir que se ha quedado sin nada que decir antes de haber llegado al final de la historia. Llegados a este punto, lo único que puedes hacer es tirar lo escrito a la papelera y volver a pensar toda la historia. O bien (la peor opción de todas), ponerle un final a la “cosa” y esperar que nadie lo note. Si planificas con antelación jamás se te ocurrirá preguntar “Y ahora... ¿qué va a pasar?”.
  3. Fluidez de las transiciones. Tiene que ver con la ficción larga: con una historia principal y varios sub-argumentos, múltiples personajes y varios puntos de vista. Cuando cambias de un sub-argumento a otro, no quieres robarle protagonismo a la historia principal.
  4. Ritmo coherente. Si sabes por dónde quieres que vaya la historia es muy fácil evitar los tiempos muertos. Si un personaje o un sub-argumento sobresalen demasiado siempre estás a tiempo de recortarlos. Si haces bien tu trabajo a la hora de diseñar el hilo argumental, construirás la tensión desde el momento inicial hasta el clímax.