Clot de Galvany



Este humedal es un excelente ejemplo de los marjales costeros que la expansión urbanística relacionada con el turismo ha puesto en peligro. El Clot de Galvany fue sometido a obras de drenaje y movimientos de tierra que alteraron su fisonomía en 1978, por lo que sufrió una grave agresión. Pero gracias a la presión ciudadana se salvó de la destrucción y el Ayuntamiento de Elche se hizo cargo de su gestión y protección.

En sus terrenos hallamos una formación de praderas dominadas por el albardín [Lygeum spartum] y las alcolechas [Limonium spp.]. Próximos a estas comunidades aparecen enormes juncos que sirven de orla a las comunidades de matorral típicas del saladar que ocupan la mayoría del terreno junto a las charcas.

Rodeando el agua, en las orillas, nos encontramos con los tarays que dan paso a la vegetación dominada por el carrizo y la acuática con presencia de importantes praderas de Ruppia y Potamogeton

Junto a las charcas se encuentran las antiguas terrazas de cultivo donde se desarrolla un pastizal de gramíneas salpicado por ínulas y Bufalaga Marina, entre las que se conservan diversos algarrobos y olivos.

Alrededor del humedal hay un conjunto de lomas y montes, repoblados en gran parte con Pino carrasco, y donde se pueden observar ejemplares del espinar alicantino [representante de la vegetación típica de estos terrenos]. Entre las especies más características se encuentran ejemplares de Espino negro, Lentisco, Efedra o Palmito.

También es posible localizar dos especies de orquídeas silvestres, lo que supone otra muestra más de la importancia botánica de este singular humedal.


Atrás