José Ángel Alabau Cabo

Tras haberse tenido acceso a los diferentes fragmentos en los que he dividido la obra atendiendo a la figura del lector-narrado, y  habiéndose leído  las impresiones extraidas  de cada uno de esos fragmentos, detallo a continuación, en primer lugar, la estructura de la obra según esta división, y en segundo lugar, las relaciones que se dan  entre diferentes fragmentos.
 
 

ESTRUCTURA DE LA OBRA



Considerando la elección de los diferentes  fragmentos, tenemos  una visión global del cuerpo completo de la obra que, si  tal vez no es la más exhaustiva, sí es, al menos, un  reflejo de los principales miembros que la constituyen y mediante los cuales adquiere el movimiento conjunto y la vida que suponen la lectura de su totalidad.

El principio de la obra coincide con el fragmento 1. Entre este fragmento y el número 7 se nos presenta la figura de Robert Walton, dándosenos variada información sobre este personaje a través de las cartas que le envía a su hermana Margaret Saville. Intercalado entre estos fragmentos está el número 6, que nos informa del inminente comienzo de su peligroso viaje. En el fragmento 8,  la acción propiamente dicha de la novela comienza con un suceso que en el fragmento 9 se aclara y que consiste en la aparición de Victor Frankenstein. En los fragmentos 10 y 11 aparecen los primeros indicios de la afinidad  existente entre Robert Walton y Victor Frankenstein, afinidad que constituye unos de los mayores valores significativos de la novela. A partir del fragmento 12 Victor Frankenstein empieza a contar su historia. Entre los fragmentos 13 y 17 se nos presenta la afición de Victor Frankenstein por la ciencia y sus investigaciones al respecto, culminando en el fragmento 17 con el descubrimiento de la causa de la generación y la vida  Tras esta primera parte de la historia, se hace una pausa en el fragmento 18, que se repite en el número 21. Entre ellos, incluidos los número 19 y 20, se muestra la angustia de Victor Frankenstein, y se constituye la advertencia a Robert Walton sobre el propósito de llegar a un fin mediante cualquier medio. Esta advertencia provee una pista al lector sobre lo que puede suceder en el resto de la obra.  En el fragmento 22, Victor Frankenstein a llevado al límite el resultado de sus investigaciones dando vida a un ser que antes no la tenía y que, como se aprecia en el fragmento 23, resulta ser monstruoso. Entre los fragmentos 24 y 30, se da diferente información, de la que destaca la presentación de Justina Moritz y de William, el hermano pequeño de Victor Frankenstein, personas muy queridas para él. En el fragmento 31 se nos informa de la muerte por asesinato de William. Los fragmentos 32 y 33 suponen un nuevo receso en la narración antes de proseguir con el relato del  resto de los acontecimientos. En el fragmento 34, Victor Frankenstein ve a la criatura  por primera vez desde que la creó dos años atrás. Los fragmentos 35 a 37 constituyen los remordimientos y angustia de Victor Frankenstein ante la sospecha de que la criatura ha matado a su hermano pequeño, la intención desesperanzada de perseguirla y la convicción de que está solo contra ella, pues nadie creería la existencia de un ser de esas características. En los fragmentos 38 y 39 aparece Justine Moritz falsamente acusada del asesinato de William. Entre los fragmentos 40 y 42, y a causa de la angustia de haber creado un monstruo que ha matado a su hermano y ha conseguido que una inocente pague por ello, sus remordimientos aumentan, el temor por su familia se hace patente y, como consecuencia de todo esto, Victor se decide a dar caza y matar a la criatura. De los fragmentos 43 a 46, se nos ofrece la historia de la criatura (parcial en los fragmentos). Se produce una nueva pausa en la narración entre los fragmentos 47 y 48, que dará paso al clímax. Respecto a los fragmentos 49 y 50, el mejor amigo de Victor es asesinado por la criatura y su vida de felicidad con su amor Elizabeth se ve amenazada (de hecho morirá a manos de la creación de Victor). Se produce una nueva pausa en el fragmento 51, que es el paso al decrecimiento del clímax. Se acerca el final de la historia que relata Victor Frankenstein.
De los fragmentos 52 a 54, se vuelve al momento en que Victor encontró el barco de Robert Walton. Entre los fragmentos 55 y 59 se nos facilita información variada que acaba con la muerte de Victor Frankenstein y la decisión de Robert Walton de abandonar su peligroso viaje y volver a casa. En el fragmento 60  Robert Walton escucha unos ruidos en el camarote del difunto Victor. A partir de aquí se nos conduce al final de la historia con la decisión de la criatura de llevarse el cadáver de su creador y morir junto a él.
 
 

RELACIONES ENTRE FRAGMENTOS



A continuación me dispongo a describir las relaciones que se  establecen entre parte de la  información que aparece en algunos de los fragmentos y que dan cuenta de la afinidad que existe entre Robert Walton y Victor Frankenstein, siendo cada uno de ellos con respecto al otro, su alter ego. Aunque las relaciónes que se dan entre estos dos personajes es más amplia de lo que se puede inferir a partir de los fragmentos elegidos, el hecho de ceñirme a ellos no me permite mostrarlas en su totalidad. Sin embargo, la lectura del conjunto de la obra dará cuenta de ellas al lector.

La afinidad existente entre los dos personajes es lo que se utiliza en la obra para hacer que Victor tenga la confianza suficiente para contarle a Walton su historia, y que Walton sea un interlocutor más adecuado de Victor. De esta manera y a través del relato que recibe la hermana de Walton, la historia nos llega a nosotros.

Tanto Robert Walton como Victor Frankenstein tuvieron acceso cuando eran niños a una serie de lecturas  que avivaron en ellos un ansia de conocimiento que les llevará a buscar la gloria de descubrir  lo que jamás nadie antes había descubierto, a hacer lo que jamás nadie antes había hecho. Unido a este sentimiento de superación, les animaba, además, el bien que pudieran hacer a la humanidad. Esta pasión engendrada con la lectura les llevará a emprender sus respectivas empresas. En el caso de Walton, le lectura era de libros de viajes, y su  empresa  descubrir un pasaje para llegar al océano Pacífico Norte a través de los mares que rodean el polo. Respecto a Victor, la lectura era de libros de filosofía natural, ciencia a la que le introdujo la obra de Cornelius Agrippa, y su empresa  descubrir la causa de la generación y la vida. Durante un tiempo, ambos dejaron a un lado sus inquietudes y se dedicaron a otros quehaceres. Walton se dedicó a la poesía y Victor a otro tipo de ciencia. Sin embargo, acabaron por volver a enfrascarse en sus respectivas ilusiones.  La tarea que realizan es dura e incluso fastidiosa. Walton se queja de la rudeza de la vida en el mar y Victor de lo desagradable del estudio de la anatomía y la putrefacción del cuerpo humano tras la muerte. Pero el entusiasmo que les embarga les ayuda a seguir adelante. Una consecuencia de su búsqueda es la de estar separados de su hogar durante mucho tiempo, pero ambos encuentran apoyo moral y emocional en personas queridas: Walton en su hermana Martaret, y Victor en su amada Elizabeth. Walton se siente terriblemente solo y desea tener un compañero que comparta con él sus inquietudes y que sea merecedor de su confianza. Cree encontrarlo en uno de los tripulantes de su barco, pero al final no resulta ser esa alma amiga que buscaba. Por su parte, Victor tiene a su amigo de la infancia Henry Clerval, pero no le considera preparado para comprender la naturaleza de sus inquietudes, por lo que él también está solo.  Cuando Walton y Victor se encuentran, ven uno en el otro a un ser afín que es merecedor de  aprecio y confianza. Walton encuentra en Victor a ese amigo que tanto deseaba y Victor a esa persona a quien confiar sus inquietudes y que se hace receptor de su terrible historia. El último punto de encuentro en la relación entre estos dos personajes lo tenemos en los consejos que Victor  da a Walton sobre lo peligroso de dejarse llevar por la pasión e intentar conseguir lo que se quiere por cualquier medio. La experiencia de Victor salvará a Walton.

Para que se puedan observar directamente las relaciones,  he seleccionado los fragmentos de los que las he extraido y los he distribuido en un orden que permite un seguimiento más sencillo, aunque el orden que se obtiene de estas relaciones  no es el mismo que el que aparece en la exposición que he hecho de ellas  en el párrafo anterior. Los fragmentos están dispuestos en una tabla que los contiene según su correspondencia con la información que se da de  Robert Walton y de Victor Frankenstein. Se ha de tener en cuenta que, si bien me he basado en los fragmentos extraídos a partir de las marcas del lector narrado, la adecuada apreciación de estas relaciones por parte del lector de este trabajo no se puede hacer apropiadamente sin tener en cuenta el resto de la novela, ya que la descontextualización a la que están sometidos estos fragmentos lo hace dificil.
 
 

CONSIDERACIONES FINALES



Como punto final  no voy ha hacer una valoración general de mi trabajo porque todo lo que tenía que decir ya está dicho.  La valoración la hago sobre la  perspectiva que he utilizado para realizar este trabajo. Esto tiene que ver con la lectura de la novela buscando las marcas del lector narrado. Lo que pretendo es animar al lector de cualquier obra literaria a hacer una lectura de los textos a los que tenga acceso buscando en ellos estas marcas, pues mi experiencia al respecto ha sido reveladora. Al buscar las marcas del lector-narrado en esta obra, me he convertido en un lector activo, un lector que no se ha limitado a percibir qué dice el texto, sino también cómo lo dice y  por qué lo dice con relación a ese cómo. Esto me ha hecho ahondar en el texto de  forma que me ha proporcionado una comprensión de la obra más profunda y me ha permitido  hacer una serie de relaciones intertextuales inconscientes que me ha dado una visión globalizada de la novela. Al leerla sentía que en cada momento sabía a qué se estaba refiriendo el autor con relación al resto del texto, y  constantemente tenia presente en la mente el resto del discurso que se había emitido con anterioridad. En cualquier caso, lo importante, a mi entender,  no es tanto  leer una obra prestando atención a la aparición de las marcas del lector-narrado como  hacerlo tomando un papel activo como lector.
 
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José Ángel Alabau Cabo