El primero de los puntos de mi reflexión no puede ser otro que el de haber tenido la sensación de que nunca cogería el carro de la asignatura. Faltar más de un mes a clase es un lastre que me ha costado superar, pero creo que el sprint final me ha colocado junto al pelotón. Sin duda, ese sprint final del que hablo ha sido la realización del proyecto, con el que he tenido que ponerme las pilas y hacer un curso intensivo de lenguaje html, vinculaciones, navegación y un largo etcétera. Además, ese proyecto me ha dado la oportunidad de realizar mi primer relato hipertextual. Con él he recordado los tiempos en los que leía aquellos libros de elige tu propia aventura. Por eso, mi único relato hipertextual creo que puede considerarse como varios en uno, pues cada itinerario lleva a un camino distinto, aunque es cierto que a un mismo final, pero eso es más una cuestión de creencias -en este caso en el destino aplicado al amor- que de formas hipertextuales.
Sin embargo, creo que si no se leen todos los itinerarios del relato uno nunca llega a comprenderlo del todo, de ahí eso que he llamado en el título de esta reflexión la unidad de los fragmentos, que no es otra cosa que aquello de “el todo es más que la suma de las partes”. Y volviendo a la parte inicial, tengo que asumir que yo no fui parte del todo que es la clase y que siempre me moví en el mundo de la parte. Entiendo que no sólo fue por el retraso acumulado por no haber podido asistir a las primeras clases, sino que también jugó esa incapacidad que he tenido para relacionarme con los compañeros. Aquí se puede sacar a colación aquello que un día se dijo en clase y que alguien sugirió en un foro: Internet permite conocer y entablar una amistad con un australiano y sin embargo el que se sienta dos bancas más allá sigue siendo un total desconocido para ti. Claro que Internet en este caso no deja de ser más que una herramienta y la comunicación, como ha sido desde siempre, sigue dependiendo del factor humano.
Otro aspecto positivo de la asignatura ha sido ese espontáneo sentido de pertenencia que se ha desarrollado entre los miembros de la clase, y del que debo de nuevo excluirme, que se ha creado alrededor del foro y el blog, pues ha sido más fruto de la espontaneidad -según mi punto de vista- que de la obligatoriedad. Y ahí quizá ha estado más presente que en ningún otro ámbito la mano del profesor, y este no es un halago gratuito, para provocar un trabajo en grupo sin recurrir a la presión de la obligatoriedad. En definitiva, lo que quiero decir es que vi como delante de mí se desarrollaba una bonita iniativa, pero no supe/pude sumarme a ella.