por Enrique García
¿Cómo ve el mundo de la investigación en estos momentos?
V.B.:Los biólogos y, en concreto, los investigadores médicos, se enfrentarán ahora a un grado de indecisión más bien pequeño, pues la guerra apenas les ha obligado a abandonar sus caminos habituales. De hecho, muchos de ellos han podido continuar sus investigaciones en los mismos laboratorios en los que trabajaban en tiempos de paz, y sus objetivos continúan siendo los mismos que antes de la guerra. Han sido, por el contrario, los físicos los que se han visto apartados con más violencia de su camino habitual, los que han debido abandonar sus investigaciones académicas para dedicarse a la construcción de artilugios de destrucción, los que han debido concebir nuevos métodos para llevar a cabo las inesperadas tareas que les han sido encomendadas. Ellos han desempeñado el papel que les correspondía en la fabricación de dispositivos destinados a derrotar al enemigo, han trabajado en estrecha colaboración con físicos procedentes de países aliados nuestros en el conflicto y han sentido la satisfacción de alcanzar sus metas. En definitiva, todos los científicos han conformado un gran equipo pero, ahora que la paz se aproxima, me pregunto si serán capaces de hallar nuevos objetivos que se encuentren a la altura de su valía.
E.G.¿Qué debe el hombre agradecerle a la ciencia?
V.B.:La ciencia ha proporcionado al ser humano formas veloces de comunicación entre personas individuales, le ha permitido el almacenamiento de las ideas y le ha otorgado la posibilidad de manipular este archivo y extraer de él ideas, de modo que el conocimiento evolucione y perdure a lo largo de toda la existencia del género humano, y no sólo de la vida de sus componentes individuales.
E.G.Pero...
V.B.:Hay una enorme montaña de investigaciones científicas que no para de crecer pero, paradójicamente, cada vez está más claro que hoy en día nos estamos quedando atrás debido a nuestra creciente especialización. El investigador se encuentra abrumado por los descubrimientos y conclusiones de miles de compañeros, hasta el punto de no disponer de tiempo para aprehender, y mucho menos de recordar, sus diferentes conclusiones a medida que van viendo la luz. Sin embargo, podemos afirmar también que la especialización resulta cada vez más necesaria para el progreso y, como consecuencia, el esfuerzo de construir puentes entre las distintas disciplinas resulta cada vez más superficial. E.G.
¿Vislumbra usted alguna solución?
V.B.:Existen signos de un cambio en esta situación, un cambio posibilitado por los potentes instrumentos que estamos comenzando a utilizar. Células fotoeléctricas capaces de ver los objetos en un sentido físico, fotografía avanzada que puede registrar lo que se ve e incluso lo que no se ve, válvulas capaces de controlar potentes fuerzas por medio del uso de una fuerza menor que la que un mosquito necesita para mover sus alas, tubos de rayos catódicos que vuelven visibles sucesos tan breves que, en comparación con los cuales un microsegundo es un largo lapso de tiempo, combinaciones de relés que pueden llevar a cabo secuencias de movimientos con mayor fiabilidad y miles de veces más rápido que cualquier ser humano... Disponemos de infinidad de ayudas de tipo mecánico por medio de las cuales podemos llevar a cabo una transformación en los medios de científicos de archivo.
E.G.¿Dónde estará la clave de las nuevas máquinas?
V.B.:El verdadero núcleo de la cuestión de la selección, no obstante, va más allá de un retraso en la adopción de mecanismos por parte de las bibliotecas, o de la falta de desarrollo de dispositivos para su utilización. Nuestra ineptitud a la hora de acceder al archivo está provocada por la artificialidad de los sistemas de indización. Cuando se almacenan datos de cualquier clase, se hace en orden alfabético o numérico, y la información se puede localizar (si ello resulta posible) siguiéndole la pista a través de clases y subclases. La información se encuentra en un único sitio, a menos que se utilicen duplicados de ella, y se debe disponer de ciertas reglas para localizarla, unas reglas que resultan incómodas y engorrosas. Y una vez que se encuentra uno de los elementos, se debe emerger del sistema y tomar una nueva ruta. La mente humana no funciona de esa manera. La mente opera por medio de la asociación. Cuando un elemento se encuentra a su alcance, salta instantáneamente al siguiente que viene sugerido por la asociación de pensamientos según una intrincada red de senderos de información que portan las células del cerebro.
E.G.¿Qué propone usted en concreto?
V.B.:Tomemos en consideración un aparato futuro de uso individual que es una especie de archivo privado mecanizado y biblioteca. Como necesita un nombre, y por establecer uno al azar, podríamos denominarlo “memex”1. Un memex es un aparato en el que una persona almacena todos sus libros, archivos y comunicaciones, y que está mecanizado de modo que puede consultarse con una gran velocidad y flexibilidad. En realidad, constituye un suplemento ampliado e íntimo de su memoria.
E.G.Aclárelo.
V.B.:El memex consiste en un escritorio que, si bien puede ser manejado a distancia, constituye primariamente el lugar de trabajo de la persona que accede a él. En su plano superior hay varias pantallas translúcidas inclinadas –visores– sobre las cuales se puede proyectar el material para ser consultado. También dispone de un teclado y de un conjunto de botones y palancas. Por lo demás, su aspecto se asemeja al de cualquier otra mesa de despacho. En uno de sus extremos se encuentra almacenado el material de consulta. La cuestión del volumen de éste queda solucionada por el uso de un tipo de microfilm similar al actual pero sobre el que se han introducido ciertas mejoras, por lo que únicamente una pequeña parte del memex se utiliza como almacén de material, el resto se dedica al mecanismo. Incluso si el usuario fuese capaz de introducir en él 5.000 hojas de material al día, necesitaría cientos de años para rellenar por completo la zona destinada al almacenaje. Así que el usuario dispone de total libertad para derrochar espacio e introducir en el memex todo el material que desee.
E.G.¿Sería capaz de ponerme un emplo sobre cómo funcionaría este memex?.
V.B.:El propietario del memex, pongamos por caso, está interesado en el origen y las propiedades del arco y las flechas y que, en concreto, está estudiando las razones por las que, al parecer, el arco de los turcos, más corto que el de los ingleses, se mostró superior durante las escaramuzas bélicas de la época de las Cruzadas. Almacenados en su memex tiene, a su disposición, docenas de libros y artículos que podrían resultarle útiles para llevar a cabo su estudio, por lo que, para comenzar, consulta una enciclopedia en la que encuentra un interesante aunque algo breve artículo que decide mantener proyectado en uno de sus visores mientras, al mismo tiempo, consulta un libro de historia y encuentra un elemento de su interés que decide enlazar con el artículo de la enciclopedia. Y prosigue, de esta manera, construyendo un sendero de información compuesto por muchos elementos singulares. Ocasionalmente, inserta un comentario de su propia cosecha y decide entre enlazarlo de manera directa al sendero principal que está creando o de manera indirecta, enlazándolo con alguno de los elementos concretos del sendero. Si, a lo largo de su investigación, al usuario le parece lo suficientemente evidente que las propiedades elásticas de los materiales disponibles en la época de las Cruzadas guardaban una gran relación con las propiedades de los arcos, crea una rama o sendero lateral o cruzado que transcurrirá a través de libros de texto sobre la elasticidad de los materiales y tablas de constantes físicas. Posteriormente, añade más notas propias para terminar de crear un sendero de información que enlaza elementos de su interés en el laberinto de la enorme cantidad de material que tiene a su disposición.
E.G.¿Cuál es el camino que queda por recorrer, señor Bush? ¿Qué resta a los científicos por hacer?.
V.B.:Las aplicaciones de la ciencia han permitido al ser humano construir hogares bien equipados, y le están enseñando a vivir saludablemente en ellos. También han puesto a su alcance la posibilidad de empujar masas de personas unas contra otras portando crueles armas de destrucción. Por ello, también le puede conceder la capacidad de abarcar el vasto archivo que se ha ido creando durante toda su historia y aumentar su sabiduría mediante el contacto con todas la experiencias de la raza humana. Es posible que perezca en un conflicto antes de aprender a utilizar tan vasto archivo para su propio bien, pero interrumpir repentinamente este proceso, o perder la esperanza en sus resultados, constituiría un paso especialmente desafortunado en la aplicación de la ciencia a los deseos y necesidades del ser humano.