Tras ganar el primer Tour en 1991, Padilla ya tiene datos precisos para
que el navarro alcance su máximo de forma en julio. Miguel debe llegar
al Tour con 8.500 kilómetros, sin contar los entrnamientos, en unos 50
días de competición. Tanto cuando corrió el Giro como
preparación (1992, 1993, y 1994) como cuando tomó un calendario
alternativo (1995), Indurain siguió la misma planificación.
Ya ha llegado el momento de subir el listón. En 1989, Indurain se
adjudicó la París-Niza y llegó al Tour como un corredor
de renombre, aunque con la función de trabajar para Pedro Delgado.
Miguel se clasifica el 17º y gana una etapa pirenaica en Cauterets.
Desde que su padre le compró su primera
bici, con 9 años, hasta que llegó al Tour 90, que ya pudo
ganar, Indurain se ha ido fabricando como un gran campeón.
El Club Villavés
Indurain corrió en el C. C. Villavés desde 1975 a 1982.
Pepe Barruso, actual presidente, no pensaba que fuera a ganar el Tour: "Me
lo imaginaba para clásicas". Aquel Indurain era muy diferente. "No
subía mucho y andaba bien con frío", explica Javier
Luquín, rival en juveniles y posterior compañero.
De aficionado
Indurain llegó en 1983 al Reynolds amateur, entonces a cargo de
Eusebio Unzue. "Siendo tan grande, era difícil pensar que tuviera
futuro", fue su impresión. En su primer año (1983), Indurain ya
comenzó a convencer, al ganar el Campeonato de España.
Primeros éxitos
En su primera temporada como profesional, debuta en la Vuelta a
España de 1985 y se convierte en el líder más joven con
20 años. En esa misma campaña gana una contrarreloj del Tour
del Porvenir. Una temporada después, Miguel se anotó esta
carrera francesa y sus directores comenzaron a verle con otros ojos. "Cuando
le vi subir el Izoard acabé de convencerme de que era un ciclista
único", asegura Unzue.
La visita a Conconi
En 1987, con 22 años, Indurain se frena en su progresión.
Echávarri teme que se estanque y logra que lo estudie el doctor
italiano Francesco Conconi. "Es lo más impresionante que he visto
nunca. Puede ganar lo que quiera", fue la opinión del médico,
que propuso un plan de dos años. Miguel tenía que bajar de 84 a
79 kilos, lo que reduciría su porcentaje de grasa al 7%. Una temporada
después, Indurain ha adelgazado cinco kilogramos y ha acabado con
nueve victorias. Otro doctor importante es José Calabuig,
cardiólogo de la Clínica Universitaria de Navarra, que
cuidó su evolución física.
Su creador
A partir de 1990, Sabino Padilla llega a Banesto y se convierte en su
médico y preparador, para dar los ajustes definitivos al cuerpo del
campeón. "Tiene un potencial físico que se sale de la media,
incluso tomando en cuenta valores fisiológicos de otros ciclistas o
maratonianos", opina el doctor alavés.
Dirección cuidada
Sus directores deportivos, tanto Echávarri como Unzue, le han
llevado deportivamente muy despacio. En 1985, su primera campaña
profesional, le hicieron debutar en el Tour, donde abandonó en las dos
primeras ediciones. Después, en 1987, acabó por primera vez
(97º). Su progresión va a más y en 1988 termina el 47º.
El Tour de 1990
La progresión es imparable. En 1990 volvió a anotarse la
París-Niza y acabó 10º en el Tour, donde ganó la etapa
de Luz Ardiden. En la retina queda un Indurain volcado en ayudar a Delgado.
De ser líder, podría haber ganado esa edición. El
campeón estaba fabricado.