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-=SOPA DE POLLO CON CEBADA=-

ARNOLD WESKER


        Decepción no sería adecuado para poder definir lo que sentí cuando acabó la representación. Más bien sentí perplejidad. Acababa de ver una obra que daba mucho de qué hablar y de pensar. Esta obra es una verdadera tragedia cuyo objetivo es propagar un mensaje político. Al principio y tras cada cambio de escena los actores realizan un pequeño espectáculo. Nada más comenzar la representación los actores se ponen a saltar y a realizar movimientos de circo encima de la mesa; fue impresionante, todo paso tan deprisa y con unos movimientos tan precisos que me dejó sin aliento durante unos segundos. Pero no me esperaba encontrarme ese espectáculo al principio de la obra, así que me llegó de sorpresa. En los siguientes cambios de escena una chica morena muy guapa se puso a cantar, primero en valenciano, y en su segunda incursión en un idioma que no supe identificar.

        El escenario en el que se desarrolló la obra no era normal. Me refiero a que no tenía la forma "básica" de los teatros. El público rodeaba el escenario. En medio había una mesa enorme encima de una plataforma giratoria, que hacía girar la mesa en algunas ocasiones. 8 potentes focos iluminaban determinadas zonas del escenario de forma premeditada y cuando era necesario resaltar a algún personaje. Al fondo se podía ver a un grupo de operadores, que controlaban y supervisaban los efectos especiales. En cuanto al vestuario, me sorprendió ver a una chica con ropa deportiva de Adidas, pero de todos modos, en esencia lo que se pretendía era mostrar personajes con ropa de calle. Respecto a los personajes, el único digno de destacar es Sara, por la majestuosa interpretación de Pilar Martínez. Donde hay experiencia y profesionalidad se nota enseguida. Y es que Pilar eclipsó en calidad de interpretación a sus compañeros, que eran muy jóvenes, tal vez amateurs. Sin embargo, un personaje curioso es Harry, el padre, que se muestra como una persona sin ganas de vivir. Durante la obra, Harry nos hace sufrir con sus arrebatos de locura.

        Esta obra narra la historia de una familia y sus amigos que luchan por una causa. Esa causa es una ideología política: el socialismo, la lucha contra el fascismo y el comunismo. La familia luchará en primera línea y con una voluntad férrea. El marco temporal de la obra se divide en dos partes. Una en 1938, en la manifestación antifascista; y otra en 1958, en el alzamiento anticomunista. Durante la representación percibimos los cambios que los años han hecho en los personajes. Aquellos que luchaban por una causa noble, al cabo de los años abandonan la lucha y se dejan llevar por la corriente capitalista. Sara, la matriarca, se queda sola. Al final de todo, ella es la única del grupo principal que permanece fiel a su causa, a pesar de tanto tiempo. Desgraciadamente, Sara vive el horror, de ver como, uno a uno, sus antiguos camaradas se han convertido en esclavos del capitalismo. Sara comprueba como la antigua voluntad férrea de sus amigos se ha hecho añicos, y decepcionada, se pregunta sobre el sentido de su lucha. Al final, y como toque final y espectacular, todos los que han pasado al capitalismo están sentados en sillas de ruedas, representando la parálisis de la vida y por tanto, la muerte; todos menos Sara, que no para de decirles a todos los que sucumben al capitalismo: "¡Morirás!". 

        En conclusión, está claro que el autor quería transmitir un mensaje al público. Sin embargo, la forma en que este mensaje ha sido puesto en escena podría tacharse de extravagante. Escenarios que giran, cantantes de hip-hop saltando como locos, personajes que en ocasiones se quedan quietos y con la mirada fija mientras una música astro-sideral suena... En fin, una obra seria y una puesta en escena original.

 

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Academic year 2004/2005
© a.r.e.a./Dr.Vicente Forés López
© Jose Luis Soriano López
Universitat de València Press
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