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-=LA TEMPESTAD=-
WILLIAM SHAKESPEARE
Dicen que las primeras impresiones son buenas. El Teatro Principal de Valencia, sin duda, atiende muy bien a estas palabras. Y es que la magnificencia del lugar prometía una obra con una puesta en escena estupenda. Y no me equivoqué, ya que la obra que vi aquella noche fue una de las mejores que he visto nunca. El teatro era sublime y enorme, al igual que el escenario. El Teatro Talia y el Rialto no se le pueden comparar en nada.
En el apartado técnico de la puesta en escena destacaré los siguientes elementos. Respecto a la iluminación, ésta supuso un misterio para mí, ya que desde el segundo piso no se podían ver los focos; de todos modos fue correcta y acertada en todo momento. El escenario estaba desnudo durante toda la obra, menos en algunas ocasiones en las que se colocaban señales, alfombras rojas y sillas. No sé el porqué de estos elementos, ni voy especular sobre su significado. La misma sensación de desconcierto me surgió cuando en la pantalla que había en el fondo del escenario se muestra un bocadillo, y los personajes empiezan a farfullar cuando lo ven. De todos modos, estos elementos escenográficos me parecieron bastante divertidos y curiosos. En lo que respecta al vestuario tenemos de todo. Trajes de cocineros, de marineros, de ejecutivos, de nobles medievales, taparrabos e incluso un personaje sale desnudo en una ocasión.
En esta obra que parece comedia, se narra la historia de Próspero, el destronado Duque de Milán que tiene la oportunidad de ejecutar su venganza sobre los desdichados que le arrebataron su trono. Ayudado de fuerzas sobrehumanas, Próspero lanza una tempestad sobre el barco donde viaja el actual Duque de Milán, y les hace naufragar hacia la isla donde se encuentra él. Su mayor deseo ahora, es hacerle daño al hijo del Duque para que paguen. Pero éste se enamora de su hija, Miranda, y ésta se enamora de él. Próspero poco a poco ve cómo se van calmando sus deseos de venganza. Cuando al fin se encuentra con el Duque y su séquito, Próspero lanza un puñado de reproches enfadado; el Duque entonces le pide perdón, y demuestra su arrepentimiento. Al final, Próspero perdona a todos los que atentaron contra él, y decide irse con ellos con la intención de seguir por el camino de la vida sin más odio ni rencores.
Respecto a los personajes, es la primera vez que veo en una obra como el público se ríe con ellos. El cocinero borracho, Calibán y el marinero atrajeron la simpatía del público y sus carcajadas. Ramón Barea en el papel de Próspero y Jorge Basanta en el papel de Ariel, el genio benéfico estuvieron estupendos. Sin embargo, Concha Milá, que protagonizaba a Miranda no se ganó el sueldo aquella noche. En lugar de entonar correctamente las palabras, las escupía a gritos. A pesar de todo, la obra fue estupenda.
Esta vez y más que nunca, los aplausos del público parecían voces que gritaban al unísono cuánto les había gustado la obra que acababan de presenciar.
Academic year 2004/2005
© a.r.e.a./Dr.Vicente Forés López
© Jose Luis Soriano López
Universitat de València Press
joluiso@alumni.uv.es