MILAN – SANREMO
La Classicissima o La Clásica de Primavera son los nombres con que se conoce a esta impresionante prueba que lleva a los ciclistas desde la industrial capital lombarda a la muy mediterránea villa de Sanremo. Una duración entorno a los 300 kilómetros la convierten en la carrera más larga del calendario desde la desaparición de la aberrante Burdeos-París (560 km). 101 años de historia y 99 ediciones la contemplan. Llamada también el mundial de sprinters, por la frecuencia con la que llega a la meta un pelotón numeroso y se alza con la victoria un sprinter, comparado con las demás clásicas. El recorrido, pese a los obstáculos del Turchino, el Poggio y la Cipressa, es mayoritariamente llano. Prácticamente solo en esos lugares se puede romper la carrera para evitar la llegada al sprint. Muchos lo intentan tanto en la subida como en la peligrosa bajada.
Se corre siempre en marzo, normalmente en el primer fin de semana de primavera, y es el primer punto de inflexión en el calendario. Los sprinters la preparan a conciencia, pues para muchos es la única de las clásicas que podrán ganar, por el perfil más sinuoso de los otros cuatro monumentos. Los italianos en general la toman como la carrera más importante del año. Una carrera de resistencia, en la que las escapadas lo tienen verdaderamente crudo para llegar a buen puerto.
El belga Eddy Merckx, el Caníbal, ha vencido siete veces en Sanremo, el record de la prueba. Consante GIrardengo la ganó seis veces en el período de entreguerras. De los corredores en activo el alemán Erik Zabel tiene cuatro victorias (97, 98, 00, 01), aunque difícilmente sumará más ya que va camino de los 38 años y parece que esta temporada será su última. El cántabro Óscar Freire lleva dos victorias (04, 07), y con 32 años aún está a tiempo de conseguir alguna más. Estos dos corredores protagonizan la siguiente foto, de la edición de 2004, en la que Zabel celebró la victoria antes de tiempo y Freire le adelantó en línea de meta por tres míseros centímetros.
Según Óscar Freire: “si la San Remo es tan fácil y previsible, ¿cómo es que siempre ganan grandes nombres?”. Tras siete horas de carrera, el sprint final, cuando se produce, es brutal. La edición de 2008 vio el triunfo del suizo Fabian Cancellara, que lanzó un monumental ataque a falta de dos kilómetros ante la incredulidad de sus compañeros del grupo de favoritos. Una demostración de potencia, de rodador de pura cepa. Filippo Pozzato (vencedor en 2006) y Philippe Gilbert completaron el podio.
Andrei Tchmil, Mario Cipollini, Paolo Bettini y Alessandro Petacchi completan el palmarés de la última década, todos ellos estrellas consagradas del ciclismo. Para próximas ediciones no sería extraño ver entrar en el selecto club de vencedores en Sanremo a gente como Tom Boonen, Philippe Gilbert, Thor Hushovd o Danilo Napolitano.
Palabras de Eddy Merckx sobre la Milan – Sanremo: "Después de 100 kilómetros podían ganarme cien corredores. Después de 290, sólo dos o tres"
En la foto, el belga, cumpliendo el sueño de todo ciclista, imponerse en Sanremo en solitario con el maillot de campeón del mundo. Una instantánea imborrable.
De postre, un resumen de la espectacular edición de 1992, año en que se impuso el irlandés Sean Kelly frente a monstruos como Moreno Argentin o Johan Museeuw
Fotos de Graham Watson y Pezcyclingnews